Van cuatro temporadas de la historia que se centra en la vida de la reina Isabel II. Disponible en Netflix, ha generado discusiones sobre la exactitud de sus hechos.

Caracas. La familia real británica ha sido noticia en semanas recientes. Los titulares hace poco se centraron en la muerte de Felipe, el duque de Edimburgo y príncipe consorte, así como en las declaraciones del príncipe Enrique y Meghan Markle sobre sus parientes.

La historia de la familia es extensa, y siempre ha sido motivo de curiosidades e intrigas, tanto entre los británicos, como en el resto de ciudadanos que ven como lejana las dinámicas monárquicas, pero que aun así, no dejan de sentirse atraídos por las vivencias de estas figuras, incluso para rechazarlas y despotricar.

Desde el año 2016 en Netflix hay una serie que aprovecha el hype perenne sobre la monarca y su mundo. The Crown fue creada por Peter Morgan, nominado al Oscar en dos oportunidades por los guiones de  The Queen (2006) y Frost/Nixon (2008). También es el responsable del guion de The Last King of Scotland (2006) y Rush (2013).

En The Crown se concentra en la reina Isabel II, desde que la joven llega al trono por la repentina muerte de su padre, Jorge VI. La recreación de esos días en esta serie de ficción es el punto de partida para un aluvión de historias personales, entre sus logros, tragedias y cálculos.

The Crown
Claire Foy interpreta a una monarca subestimada por quienes la rodean

Sin dudas, una serie inspirada en una familia que es tradición en Gran Bretaña, y sus delicados contextos, ha generado discusión, especialmente la reciente cuarta temporada, ambientada en los años ochenta, mientras Margaret Thatcher tomaba decisiones en Downing Street, a la vez que Diana y Carlos iniciaban uno de los romances más mediáticos de la historia reciente.

The Crown ha sido calificada por sus críticos como destructiva, especialmente por las imprecisiones de algunos hechos, propias de las licencias artísticas para darle fluidez y drama. Peter Morgan ha dicho que las escenas sobre momentos íntimos de la familia responden a la imaginación creativa.

Si bien los responsables de ese programa han sido celosos con los hechos históricos mostrados en la serie, hay quienes están preocupados de que se tome como cierto todo lo que se ha visto hasta los momentos.

La prensa se ha encargado de entrevistar a algunos de los personajes fuera de la realeza interpretados en The Crown, quienes han precisado qué tan veraces son las escenas inspiradas en la realidad.

Pero más allá de la precisión o la rigurosidad, The Crown es un producto cultural de entretenimiento que cautiva. Tal vez para algunos los primeros capítulos de la primera temporada resulten densos o lejanos, especialmente por los menesteres de una institución que para muchos resulta abstracta.

The Crown
Uno de los mejores capítulos de la serie es la visita de los Kennedy a la familia real

A medida que transcurre la historia, es fácil conectar con las vicisitudes de una joven que se ve envuelta en una realidad mucho más compleja que su entendimiento o interés, a pesar de haber sido educada exclusivamente para ser reina.

Claire Foy es la actriz que interpreta a la monarca en su juventud, cuando se casa con el príncipe Felipe, encarnado por Matt Smith en su años de juergas y viajes. Olivia Colman es la encargada de darle rostro en la etapa posterior a los 35 años de edad, cuando está mucho más ubicada en su lugar tanto en la familia como en la tradición. Ambas magníficas en esta serie que ha ganado siete Globos de Oro. 

Esta primera parte de la vida de la protagonista ubica al público en el contexto familiar. Aparecen las tramas secundarias de otros personajes claves no solo en la vida de la reina, sino también en la empatía con el público. Por un lado, la princesa Margarita (Vanessa Kirby), la joven rebelde que no se adapta a las reglas familiares, pero que en el fondo todavía está dolida por el lugar que le correspondió en la línea de sucesión.

The Crown
La serie The Crown se caracteriza por la solidez de los pesares de cada personaje del elenco

Su historia es una de las más dramáticas y que más condescendencia genera, especialmente en la tercera y cuarta temporada, cuando es Helena Bonham Carter quien interpreta un personaje sumido en la resignación y el dolor por lo que no fue. Imposible no sentir pena por sus infortunios.

Otro personaje es Eduardo VIII (Alex Jennings), quien abdicó al trono. Esta figura es prácticamente marginada por el resto de la familia. Incluso es desterrado por ser incapaz de asumir su rol como monarca. Lejano a la vida del palacio, y a las dinámicas familiares, se convierte en un paria sin oportunidad para reivindicarse. Un marginado.

En la serie cada personaje parece estar regido por unos tentáculos ocultos que trastocan cada existencia alrededor de la corona, que es en realidad lo que verdaderamente importa. Clase aparte la presentación de cada episodio, en el que figuras que emulan partes del cuerpo humano se van convirtiendo en el metal que da forma a la joya traga vidas.

The Crown se desarrolla también en contextos sociopolíticos claves, como las administraciones de Winston Churchill, la tragedia de Aberfan, la guerra de las Malvinas o los planes económicos de Margaret Thatcher. Vale destacar las distintas maneras de relacionarse de la reina con los primeros ministros.

The Crown
Olivia Colman toma la batuta en la tercera temporada como protagonista de la serie

Ahora bien, más allá de los detalles y las precisiones en los datos, una vez se acepta cada personaje y sus vidas de acuerdo al planteamiento en ficción de los creadores, The Crown es sublime en la manera de afianzar en imágenes los pesares de cada uno de sus personajes.

Claro está que a veces pareciera que el creador de The Crown busca despertar cierto desprecio hacia la monarquía, especialmente cuando en clave de suspenso los presenta como monstruos que engullen todo a su paso. Sin más opciones. Esta advertencia la han hecho los detractores de la serie, quienes incluso cuestionan cómo se trató el período de Margaret Thatcher, muy bien actuada por Gillian Anderson, pero presentada solo como indolente y despiadada.

Cada vivencia digna de subrayar, emoción centro de cada episodio, recibe un impulso estético tomado de las subtramas de cada capítulo. Por ejemplo, la equitación y la cría de caballos serán la elegante insinuación de la relación que no fue entre la reina y uno de sus más cercanos amigos. Otros episodios entrañables son el de la galante sensualidad de la sesión de fotos que le hizo a Margarita el fotógrafo Antony Armstrong-Jones, así como el capítulo del encuentro de la reina con Jacqueline Kennedy, en el que las más simples formas se convierten en una demostración de poder.

The Crown
La más reciente temporada está ambientada en los años ochenta, durante el romance de Carlos y Diana

The Crown es una serie que fácilmente podría entrar en el top 10 de las preferidas de muchas personas. Se fortalece con cada detalle en su propuesta estética, así como en la fotografía, las actuaciones, los diálogos y dirección de arte. Es ficción a partir de hechos reales. Sin embargo, es una manera también de acercarse a dinámicas que suelen ser distantes.

La serie sabe delinear muy bien sus personajes, ninguno de ellos planos, sino trabajados ingeniosamente para sentir toda clase de sentimientos hacia ellos. Un día pueden ser héroes en medio de la tragedia, pero en otro, son los causantes de las desgracias del que tienen al lado. Protagonistas y antagonistas que viven un constante conflicto interno.


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