El campeonato de la máxima categoría del fútbol criollo tiene en agenda dos sugerencias para reanudar las actividades, pero todavía no hay definición en cuanto a formato, fecha estimada de la vuelta a la actividad ni la seguridad de poder establecer protocolos viables de aplicar bajo el contexto actual del país.
Caracas. Al regreso de la Bundesliga en Alemania se sumó esta semana la vuelta del fútbol portugués y el 12 de junio La Liga de España pondrá nuevamente a rodar el balón.
Como quiera que la realidad europea dista mucho de lo que se vive en Suramérica —ni qué decir de la actualidad venezolana— el progresivo retorno del fútbol en varios países del mundo da para preguntarse cuándo regresará el balompié venezolano, si bien la situación general del país, más allá del coronavirus, también hace que la interrogante se centre más bien en si realmente será posible ese retorno en el resto de 2020.
Una u otra duda no tienen respuesta por ahora. Principalmente, porque la industria deportiva no está entre los sectores prioritarios que el Ejecutivo empezó a autorizar para operar en medio de las medidas de flexibilización de la cuarentena. No obstante, al menos de manera reciente, dos propuestas de formato y una reunión entre cuerpos médicos dejan ver que el deseo y la intención de concretar un plan de reanudación medianamente seguro existen.
Para poner en contexto las opciones de los últimos días, hay que recordar que el 15 de mayo la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) decidió dar por concluida la temporada que inició en enero con el fin de buscar un nuevo formato de campeonato, más abreviado y que tome en cuenta como prioridad el tema de la pandemia, aunque la crisis de combustible que azota a Venezuela es un punto que de seguro entrará en la discusión.
La medida de la FVF molestó a la directiva de la Liga Futve por no ser consultada con todos los equipos, sino con un sector, lo que trajo consigo la agudización en el deterioro de las relaciones entre el ente federativo y el liguero, sobre todo después de la asunción al poder de Jesús Berardinelli como presidente tras la renuncia de Laureano González. Luego del anuncio, las denuncias sobre manejo de fondos de forma irregular y un supuesto descuento en el pago de los montos por participación de clubes venezolanos en copas internacionales abundaron.
Esta semana, la FVF “contraatacó” al pedir el acta de elección y constitución de la nueva directiva de la Liga Futve que encabeza Akram Almatni —so pena de no reconocerla y exigir nuevas elecciones— y además presentó una propuesta de campeonato en dos grupos por cercanía geográfica con 10 y 9 equipos, respectivamente y los monarcas de cada llave dirimirían en una final el campeón absoluto y asegurarían el cupo a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2021.
Como es de suponer, la sugerencia federativa no es del gusto de la Liga Futve que se reunió con el ministro del Deporte y directivo de la FVF, Pedro Infante, para presentar un esquema de competencia que apunta a revivir el viejo todos contra todos del inicio de la temporada, deja sin efecto la anulación federativa, propone completar una sola vuelta del viejo calendario y sugiere jugar solo en el estado Carabobo.
“La propuesta de la Liga Futve es una mamarrachada”, fustigó el técnico de Mineros, Richard Páez, básicamente porque no está de acuerdo con juntar a todos los jugadores en una misma zona pues, a su juicio, eso puede traer como consecuencia mayores riesgos de contagio del COVID-19 y, además, dicho borrador no toma en cuenta la licencia de clubes, una serie de exigencias de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en cuanto a solvencia en lo administrativo, pago a jugadores y cuerpos técnicos e idoneidad de instalaciones deportivas, entre otras demandas.
A diferencia de esta opción, la propuesta federativa sí contempla obligatoriamente la necesidad de los equipos de contar con la licencia de clubes para competir bajo el formato que sea aprobado.
Al margen de las formas deportivas de la reanudación, la comisión médica de la FVF se reunió con los cuerpos médicos de los equipos de la Primera División, y concluyó que “todos los clubes deberán estar preparados para realizar a sus jugadores exámenes de laboratorios, pruebas rápidas de PCR, exámenes de rutina precompetencia y la prueba de cortisol en sangre”, todo esto, según la FVF, como parte del plan de trabajo de los médicos “en favor del jugador” y “para evitar lesiones al momento de arrancar la pretemporada”.
Dede el punto de vista deportivo, la opción competitiva de la FVF parece más lógica por su simpleza y practicidad para retomar la acción cuando el Ejecutivo dé luz verde, más allá de que el tema de los traslados, así sean cercanos, es un punto que debe afinarse. Otra cosa es la exigencia de la licencia de clubes y la solvencia para equipos que suelen funcionar con muchas dificultades en condiciones normales y que, pese a los auxilios financieros, de la Conmebol, fueron muy golpeados con la paralización por la pandemia.
El plan de trabajo del cuerpo médico de la FVF también deja dudas de su viabilidad para aplicar en Venezuela, un país que, según la ONU, solo realizó hasta mayo 2,3 % del universo de sus pruebas de coronavirus bajo la técnica PCR. Aspectos como este último y la dificultad para lograr necesarios acuerdos entre los dos rectores del fútbol venezolano hacen pensar que su vuelta no está ni cerca, al margen de ideas, propuestas y buenas intenciones.
Lea también:
La solidaridad pide la pelota para ayudar a los «profes» del fútbol