De acuerdo con Convite, el Estado ofrece muy poca protección a las adultos mayores. Entre enero y julio, de 2023, fallecieron 157 adultos mayores, de acuerdo con la organización no gubernamental.
Caracas. 157 adultos mayores perdieron la vida de forma violenta, entre enero y julio de 2023, según el informe Vejez en Riesgo, que presentó la organización no gubernamental Convite.
El estudio reveló que al menos 48 % de las personas mayores murieron por accidentes y suicidios, en Venezuela. Los hombres representan 77 % de las víctimas, mientras que 23% eran mujeres.
En los datos recaudados, el suicidio abarca 18 % (14 casos) del total registrado de muertes violentas de adultos mayores entre enero y julio de 2023. “La información recogida arrojó que 12 hombres y dos mujeres decidieron poner fin a sus vidas”, explicó Luis Francisco Cabezas, director general de Convite.
Este número de suicidios y accidentes, representa un aumento de 7 % en comparación con el segundo semestre de 2022, de acuerdo con la investigación de la organización.
Cabezas, manifestó gran preocupación por el aumento de los casos de suicidios de adultos mayores y reiteró la importancia de hablar sobre la salud mental.
“Muchas personas, adultas mayores, viven en soledad y eso es un detonante que afecta la salud mental y en ocasiones lleva a tomar esta decisión con un suicidio silencioso que aún no está marcado en la legislación venezolana”, agregó, este miércoles, 4 de octubre, durante la presentación del informe.
La directora de Proyectos de Convite, Francelia Ruiz añadió que los suicidios tienen alta incidencia en los estados Andinos y que a finales de este año la cifra podría seguir en aumento.
Por otro lado, Cabezas resaltó que durante el primer semestre de 2023 hubo un aumento de accidentes vehiculares –arrollados–, en los cuales los adultos mayores fueron víctimas.
“Hoy en día el total de las muertes por arrollamientos en Venezuela representan 15 % y el Estado sigue sin crear políticas para ello”.
Responsabilidad del Estado
Ruiz, indicó que 4 % del total de las muertes violentas son atribuibles a la responsabilidad directa del Estado, específicamente a la falta de atención oportuna y de calidad.
Estas muertes violentas por responsabilidad del Estado, según Convite, se deben porque las personas mayores, que pudieron ser atendidas en centros asistenciales, no recibieron la asistencia requerida. Por ende, el Estado es responsable ya que debe ser garante del derecho a la salud.
“Venezuela es uno de los peores países para envejecer y estos datos lo demuestran”, dijo Ruiz.
Por su parte, Cabezas, afirmó que de acuerdo con diferentes convenciones internacionales, el Estado tiene responsabilidad en la mayoría de estas muertes de adultos mayores porque está obligado a “proteger, cuidar y mantener las condiciones materiales de vida que eviten la exposición anticipada al riesgo de morir de las personas mayores”.
Personas mayores víctimas de la delincuencia
La directora de proyectos de la organización, mencionó que del total de fallecidos registrados, 33 %, fueron clasificados como muertes violentas por asfixia mecánica, armas blancas, armas de fuego y golpes, y su principal móvil fue el robo.
Ruiz enfatizó que 19 de los responsables de estas muertes tenían alguna conexión, relación o parentesco directo con las víctimas. Entre los victimarios identificados están vecinos, amigos o conocidos de las víctimas (74 %); los hijos (16 %); y esposos o parejas (11 %).
“La gran mayoría de estos homicidios permanecen impunes. De esta forma, se profundiza la situación de violencia y se viola el derecho a la justicia para las familias de las víctimas”, explicó.
Ruiz afirmó que el femicidio está presente en las mujeres adultas mayores. “Hemos tenido casos de mujeres que han sido violentadas y asesinadas por sus parejas o algún conocido, pero la sociedad no lo reconoce porque creen que por ser mayores no están expuestas a estas circunstancias”.
También exhortó a garantizar políticas para salvaguardar a este sector importante de la población, dado que en la mayoría de los casos, los perpetradores eran familiares o conocidos de las víctimas.
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