Foto: Mayber M.

Derechos Humanos

Waraos exigen al gobierno sucrense insumos de pesca para salir de la miseria 

By Mayber Márquez @mayberm

February 04, 2024

La desnutrición y el paludismo forman parte de los principales padecimientos de la comunidad indígena warao asentada en la parroquia Unión, del municipio Benítez, en el estado Sucre.

Cumaná. Los warao de la parroquia Unión estamos flaquitos. La situación es muy fuerte y hay que trabajar, pero si sembramos un conuco de ocumo chino o de yuca para hacer casabe, tenemos que esperar seis meses para recoger la cosecha. Así resume Venancio García, gobernador indígena warao del estado Sucre, la situación de la etnia en la entidad.

Filetes y anzuelos, entre otros enseres, son algunos de los insumos que necesita la comunidad indígena warao en Sucre para cumplir sus faenas de pesca en el caño San Juan del municipio Benítez.

Aunque la población tiene muy clara su disposición a trabajar para paliar sus propias necesidades, requieren apoyo gubernamental para continuar.

Los waraos venden dos kilos de pescado, sacado con anzuelo, para comprar un kilo de harina de maíz porque las fuentes de empleo en Sucre, considerado uno de los estados más pobres de Venezuela, han mermado. 

La desnutrición y la reincidencia de enfermedades, como el paludismo, son los principales padecimientos de la población indígena conformada por siete comunidades. Son más de 6000 pobladores de la mayor jurisdicción del estado Sucre, quienes languidecen en igualdad de condiciones.

Según el Grupo Internacional Trabajo por los Asuntos de los Indígenas (Iwgia, por sus siglas en inglés), indicó que así como la población de las ciudades en Venezuela enfrenta una grave situación por los servicios públicos, los waraos y otras etnias también afrontan estas carencias, a la que se suman altos niveles de pobreza, inseguridad y la falta de asistencia adecuada, especialmente en temas de salud y educación.

De acuerdo con el reporte epidemiológico en la entidad oriental, durante 2023 se registraron 10.958 casos de paludismo y 266 pacientes provenían de otras entidades. El municipio más afectado fue Yaguaraparo.

“Al ambulatorio Tipo II le faltan todos los insumos y no consiguen medicamentos ni siquiera para controlar una fiebre”, advierte García, quien aprovecha para abogar por el acondicionamiento de la casa del médico de la zona, y garantizar así su permanencia.

La parroquia Unión está entre las más accidentadas en materia de comunicación en Sucre. Debido a las pésimas condiciones de su carretera, si se presenta una emergencia de salud, trasladan a los pacientes en moto.

Si nuestro hermano no se muere, hay que esperar que pase una moto o un carro para que lo traslade hasta poblaciones como El Pilar o Tunapuy en el mismo municipio Benítez o Carúpano (Bermúdez), porque no tenemos ambulancia desde hace mucho tiempo”, detalla.

Todas las situaciones enunciadas por la comunidad warao son ampliamente conocidas por las autoridades. Según García, presentaron un plan de trabajo ante la Gobernación del estado Sucre y el Ministerio para los Pueblos Indígenas, con el objetivo de enlazar acciones con las carteras de Agricultura y Pesca, respectivamente, pero no han recibido una respuesta favorable a sus llamados. 

Vulnerables al delito

En su más reciente reporte, desde Sucre y Delta Amacuro, la ONG Una Ventana a la Libertad confirmó que dos indígenas, provenientes del sur del país, permanecieron detenidos durante dos años en el Centro de Coordinación Policial de Carúpano, por presunta vinculación con la trata de personas hacia la isla de Trinidad y Tobago.

Los reportes de la organización advierten que la pobreza y el conocimiento de las comunidades los convierte en candidatos para grupos criminales dedicados a la trata de personas, tráfico de sustancias estupefacientes y armas. Los captan para que lleven cargamentos desde Delta Amacuro hasta las islas de Trinidad y Tobago o hacia Guyana.

García desestimó que los miembros de la comunidad indígena warao participen de estas prácticas.

Aseguró que la comunidad ha buscado alternativas para abastecerse de alimentos y se desplazan en curiara desde Guanoco, donde se encuentra el lago de asfalto más grande el mundo, y pasan por caños como San Juan hasta llegar a Maturincito (Monagas).