Arquitecto denuncia que la demolición de una parte de la cornisa de la Casa Bartolomé Bello como medida de prevención no contó con los permisos correspondientes, ubicada en el Centro Histórico de Cumaná.
Cumaná. El deterioro causado por la falta de mantenimiento, inversión y el irrespeto al valor de las viviendas y estructuras ubicadas en el Centro Histórico de Cumaná, es evidente.
La ciudad catalogada como primogénita del Continente Americano no solo se consume en el colapso del sistema de drenaje, sino de estructuras que debieron preservarse.
El arquitecto Servando Marín Lista denunció la demolición de la cornisa de la Casa Bartolomé Bello, edificación que data de 1856 y pertenece a la poligonal de la zona histórica de la ciudad de Cumaná.
En su opinión, la situación debió llamar la atención del gentilicio sucrense y de las autoridades, en especial de Fundapatrimonio.
El inmueble es un palacete de arquitectura colonial propio del trópico caribeño. La cornisa de la fachada tenía características originales y fue intervenida a finales del siglo XVIII, pues por impacto de un terremoto, necesitaba la reparación”.
Explicó que una parte de la cornisa se cayó por efecto de fatiga y saturación de los materiales, pero su demolición no contó con los permisos correspondientes.
De acuerdo con el especialista, el caso de la cornisa requirió una evaluación técnica de los Bomberos de Cumaná para determinar si representaba un peligro o se podía reparar, pero solo el personal de la Alcaldía del municipio Sucre, se presentó al lugar y no se ha dispuesto el acordonamiento de seguridad para evitar una tragedia humana.
“Este tipo de problemas tiene su origen en el cierre de la Oficina del Centro Histórico que tenía como función levantar un expediente de las modificaciones que se pretendieran hacer, pero esta acción fue cedida a la Fundación Manzanares” explicó.
El especialista señaló que no se ha hecho pública la opinión no solo de la Fundación Manzanares, sino de Fundapatrimonio y el propio alcalde del municipio Sucre, Luis Sifontes, como máxima autoridad urbanística de la ciudad.
Lamentablemente, Fundapatrimonio guardó silencio en diferentes casos como cuando el exgobernador Edwin Rojas, intervino la casa de Gobierno y le quitó la originalidad propia de una casa del siglo XIX” dijo.
Para Marín la situación del patrimonio histórico en Cumaná es violatoria de los aspectos legales de la Constitución y los derechos humanos, así como de la Ley de Patrimonio.
“La casa Bartolomé Bello no está declarada patrimonio histórico, pero debe preservarse porque la Ordenanza del Centro histórico con fecha de 1988, dejó la edificación dentro de la poligonal de protección y además se violan las recomendaciones de protección de la Unesco de proteger el patrimonio” precisó.
Expresó que la intervención de la casa viola los principios constitucionales que protegen el patrimonio cultural arquitectónico de Venezuela específicamente, el artículo 2 de la carta magna que establece la preeminencia de los derechos humanos y el artículo 19 que considera esos derechos irrenunciables y hace énfasis en los valores culturales, históricos, arquitectónicos, artísticos y urbanos, que establece el artículo 29, así como el artículo 99 que protege el patrimonio cultural.
La demolición de la cornisa, conculcó las normas contenidas en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, publicada en 2006, la cual le otorga a todo ciudadano, la facultad de defender bienes indispensables de la identidad nacional, señala que en sus artículos 2 y 5, el mencionado texto legal establece la importancia de los patrimonios culturales, aun cuando no hayan sido declarados.
Para Marín en situación similar se encuentra la Casa Alarcón, en la que precisamente funciona Fundapatrimonio en Cumaná.
“Es una edificación de arquitectura caribeña del siglo XIX, con un esplendor importante para esa transición de la arquitectura colonial al maquinismo, pero que se encuentra muy deteriorada” lamentó.
Otro es el caso de la Casa- Hotel Miranda ubicada frente a la Plaza Miranda de Cumaná.
Es una estructura de finales del siglo XVIII, a la que Vicente Emparan le hizo reparaciones apegadas a la arquitectura colonial de 1776, también fue afectada por un terremoto y allí fue donde se hospedó Humboldt y Emparan lo atendió en el inicio de la revolución de Gual y España”.
Con ello, destacó el valor de las instalaciones que forman parte de la historia de los pueblos originarios que fueron colonizados.
Marín levantó un informe que aborda los aspectos de riesgo, seguridad, de las estructuras del centro histórico de Cumaná que se encuentran en malas condiciones y pudieran desplazarse. El documento fue entregado al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), pero no ha tenido respuesta.
Otro planteamiento que encabeza el experto, es la reforma de la Ordenanza del Cronista de la Ciudad de Cumaná que fue introducido en la Alcaldía del municipio Sucre y contempla que en la oficina del cronista también funcione la del Centro Histórico.
“El camino más eficaz y auténtico para una acción arquitectónica, es una política de severa conservación y austeridad, superpuesta a los respetuosos planes de renovación de la escala urbana total que abarcaría la Casa Gómez (1879), edificio Bartolomé Bello (1856), Casa Alarcón (Última década siglo XIX) y Casa Hotel Miranda (1797), porque están relacionadas funcional y espacialmente” reseña el oficio.
Marín destacó la necesidad de conformar una Mesa Técnica junto con la Alcaldía del Municipio Sucre, junto con los organismos patrimoniales para garantizar la posibilidad de hacer modificaciones a nivel de la obra-proyecto; y mantener activo el estudio del análisis de posibilidades que permitan la permanencia en el tiempo de aquellas obras y acabados originales que persisten en la actualidad.
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