Tras 433 años de la fundación de La Guaira, académicos, historiadores, antropólogos y otras fuerzas vivas se han replanteado la idea de que la entidad federal sustente su desarrollo a través de sus tesoros coloniales: que no todo sea playas, ríos y tambores.
La Guaira. Mientras avanzan los trabajos arqueológicos sobre los restos de la antigua ciudad amurallada de La Guaira, académicos, historiadores y pobladores se siguen preguntando si es viable el desarrollo social a partir de la actividad turística en los distintos tesoros coloniales de la entidad.
Aunque todavía parece lejana la posibilidad que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación Ciencia y la Cultura (Unesco), declare a la capital del estado 23 como patrimonio de la humanidad, el hallazgo en el mes de mayo de la muralla, las bóvedas y el baluarte de la plataforma (la última de las 18 fortalezas defensivas) reavivó el debate entre las fuerzas vivas de una entidad federal que hace tres años fue rebautizada (de Vargas a La Guaira) sin consultar a sus habitantes en un referéndum.
A diferencia de hace dos décadas, no pocos imaginan el despegue económico y social de la región de la mano del turismo patrimonial: que no todo sea playas, ríos y tambores. Que los castillos, las calles empedradas, las casas con sus largos zaguanes y patios, se transformen en museos y sitios de esparcimiento, al estilo de Cartagena de Indias (Colombia) y Santo Domingo (República Dominicana).
A raíz de los 433 años de su fundación, la ciudad considerada como la cuna de la libertad americana se encuentra en la agenda oficial de grupos defensores del legado arquitectónico y también del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), la gobernación de La Guaira y la alcaldía del municipio Vargas, respectivamente.
Con el trabajo de restauración de la plaza Miranda, en la que ahora aparecieron los vestigios de la muralla, las bóvedas y el baluarte de la plataforma, quedó al descubierto que la ciudad histórica y amurallada de La Guaira fue enterrada”, afirmó Abilio de Oliveira, coordinador de la Oficina de Patrimonio Cultural de Vargas.
El antropólogo de la Universidad Central de Venezuela, se refería al hecho ya demostrado de que buena parte de la ciudad portuaria colonial quedó sepultada con las obras de la avenida Carlos Soublette, que a lo largo de 10 kilómetros se extiende desde Maiquetía hasta Macuto.
De Oliveira, excronista de La Guaira entre 1997 y 2001, señaló que las labores de cernir (separar y examinar) la tierra están conformes a los protocolos técnicos del IPC.
Recientemente, el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, acompañó a la presidenta del IPC, Dinorah Cruz, y al gobernador José Alejandro Terán, para supervisar el área susceptible de intervención arqueológica en los referidos tesoros coloniales, aledaña a los silos de La Guaira y próxima a la desembocadura del río Osorio hacia el mar Caribe.
Fuente de progreso social
Los últimos movimientos de tierra han evidenciado más restos de los tres monumentos patrimoniales, lo que llevó a antropólogos, profesores universitarios, científicos sociales y otras personalidades a calificarlos como los más importantes hallazgos arqueológicos de América Latina en el último lustro.
De ahí que se han propuesto relanzar el aludido proyecto de desarrollo social sobre la base del turismo. “Esto siempre ha sido posible y ahora, tenemos razones de peso para consolidar todo en favor de nuestra gente”, añadió de Oliveira.
En este sentido, tras el descubrimiento de los nuevos tesoros coloniales, hubo disertaciones académicas en la Sociedad Bolivariana, el núcleo Litoral de la Universidad Simón Bolívar, la Fundación Glorias a Vargas y la Sociedad de Mutuo Auxilio de La Guaira, las cuales avalaron la puesta en marcha de este tipo de turismo que suele atraer a millones de extranjeros en todo el mundo.
Según Giovanni Domínguez Laya, difusor del patrimonio histórico local en videos y reseñas de Facebook e Instagram, “nuestra historia, con sus monumentos culturales y patrimoniales, se convierten en fuente del progreso social y a la vez, proyectan a La Guaira como un respetable destino turístico internacional”.
Terán indicó que firmará un decreto para transformar en museo de talla universal a los mencionados extractos arqueológicos, a objeto de convencer a inversionistas y turistas de Venezuela y otras naciones para invertir y visitarlas.
Sin embargo, para el Consejo Superior de Identidad y Patrimonio Turístico de Vargas, el gobernador incumple con el decreto municipal de 1997 que exige la preservación de la Casa Guipuzcoana, pues actualmente sus espacios han sido ocupados por varias dependencias del ejecutivo regional.
Aun así, otros grupos de protección patrimonial han dado su voto de confianza al rescate de la calle Bolívar (por detrás de Guipuzcoana) y algunos sitios adyacentes al casco histórico de La Guaira, que durante la tragedia de 1999 sufrieron los embates de las lluvias y el desbordamiento del río Osorio.
La rehabilitación de los servicios básicos, fachadas de casas y el corredor peatonal por parte de la Alcaldía de Vargas culminó sin estridencias mediáticas y sin haber hecho público el proyecto de la obra. “Pero, el IPC lo aceptó así”, señaló un funcionario de la dirección municipal de Cultura que pidió reservar su identidad.
La Ermita de El Libertador
Además de los trabajos arqueológicos, también se aceleran las reparaciones de la Iglesia de Ermita del Carmen, en la zona alta de La Guaira colonial, iglesia que en 1842 reposaron los restos mortales de El Libertador Simón Bolívar, procedentes de Santa Marta (Colombia).
Este templo, que fue declarado como bien de interés cultural según el catálogo de patrimonio municipal de 2005, también resultó afectado en el deslave de fin de milenio.
En 2003, tuvo un rescate parcial por iniciativa del alcalde Jaime Barrios Morffe, oriundo de la región. Desde principios de este año, la Gobernación de La Guaira ha retomado estas labores.
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