El cierre de campaña del candidato Nicolás Maduro contó con más de 10 tarimas por Caracas y diversas caravanas de motorizados, que según el mandatario eran más de 60.000 motos.
Caracas. Pasadas las 6:00 p. m. el candidato Nicolás Maduro inició su discurso en su cierre de campaña desde la avenida Bolívar. Al mismo tiempo una mujer caminó con paso apurado hacía la avenida México, mientras se quitaba una franela, que tenía por encima de su ropa, con un gallo estampado y la frase: yo voy a mi gallo Nico. “Me voy a mi casa”, dijo.
Al igual que la mujer otros asistentes al cierre de campaña empezaron a abandonar la icónica avenida, que ha albergado tantos mítines políticos del chavismo a lo largo de sus 25 años en el poder.
Con la elección presidencial de este domingo 28 de julio, Maduro busca la reelección para un tercer período presidencial. De ganar, serían 18 años en el poder.
Horas antes, Jean Pérez esperó sentado en su moto que una caravana de motorizados arrancara desde la avenida Francisco de Miranda, a la altura de Petare. Estaba allí desde las 10:00 a. m. “Estoy aquí por diversión”, dijo, cuando ya eran las 3:00 p. m.
A la pregunta de si recibió algún incentivo económico para acudir al cierre de campaña de Maduro, Jean solo optó por sonreír.
Después de la sonrisa, dijo que este domingo no votará porque se encuentra en régimen de presentación, luego de haber estado privado de libertad.
60.000 motorizados
Durante su discurso Maduro aseguró que su cierre de campaña estuvo acompañado por 60.000 motorizados. Desde Petare y en partes de la autopista Francisco Fajardo (ahora Gran Cacique Guaicaipuro) hubo caravanas de motorizados.
Uno de ellos habló, de forma anónima, de un supuesto pago de 20 dólares. Otro motorizado, estacionado cerca de la caravana en Petare, comentó que dicho dinero no lo dan de inmediato y que por esa razón decidió no participar.
Gran parte de los conductores llevaba franelas con estampados publicitarios de líneas de mototaxis, con franelas de aplicaciones de movilidad y otros con propaganda política.
Revolucionaria desde siempre
Livia Obregón llegó desde Los Teques hasta Petare y después a la avenida Bolívar. Fue con collares de perlas y lentes negros para el sol. Y una franela que hacía alusión a su apoyo a Maduro.
“Yo soy revolucionaria al igual que mi familia”, dijo Livia, cuyo nombre se debe a Livia Gouverneur, una joven revolucionaria de los años 60, en Venezuela.
Para Livia “el chavismo sigue siendo mayoría en Venezuela” y agradeció a Maduro que el país “está en paz”.
De punta a punta
Al son de la canción Chávez Corazón del Pueblo, Maduro subió a la tarima. “Avenida Bolívar, de punta a punta”, comentó el candidato para hacer referencia a la cantidad de asistentes.
Pero a lo largo de los dos kilómetros que tiene está avenida no estaba llena de punta a punta, como refirió el mandatario.
Desde la tarima principal hasta el inicio de los edificios de la Misión Vivienda, los asistentes estaban mucho más compactos. De allí en adelante, la concentración oficial estaba dispersa entre las 10 tarimas instaladas. Algunas personas descansaban recostadas de las barandas en las aceras de la avenida o sentados en la isla que divide la vía. Otros buscaban salida.
Desde Valles del Tuy
Dorca Urbina y Deisy Aguilar esperaban desde Plaza Altamira cuál sería la siguiente instrucción. Las mujeres, de 53 y 51 años de edad respectivamente, llegaron desde Valles del Tuy a Caracas, en compañía de otro grupo de personas.
Salieron del estado Miranda al mediodía y a las 4:00 p. m. decidieron llegar hasta la avenida Bolívar en Metro para no caminar más.
Ambas mujeres son cocineras en una escuela de Valles del Tuy y forman parte del proyecto gubernamental Madres del Barrio.
“Le agradecemos a Maduro tener el cargo fijo”, dijeron.
Sin embargo, a la escuela donde laboran le hace falta “meterle mucha mano”, contaron sobre el estado en el que se encuentra la infraestructura del cual culpan al vandalismo en la zona.
El rojo no predominó
Blanco, azul y amarillo predominaron en los atuendos de los asistentes a la convocatoria chavista. En esta ocasión el rojo, color que caracteriza al chavismo, fue mucho menor. Incluso, Maduro iba de pantalón negro y camisa azul, en tono claro.
La presencia de Hugo Chávez no faltó. En carteles, fotos, cuadros, franelas y hasta en una figura gigante con la que varios asistentes se tomaron fotos.
“Porque estamos obligados”
Cuando aún había luz del sol, sobre la tarima de la avenida México un animador preguntó: ¿Por qué están aquí? “Porque estamos obligados”, contestó una mujer que caminaba entre la gente. Lo hizo con un tono de voz bajo, con el que solo pudo ser escuchada por las personas a su alrededor.
Quienes marcharon desde Colegio de Ingeniero, a la altura de la sede de Cantv, tenían franelas blancas y caminaron entre montones de autobuses estacionados a los costados de la vía.
Durante el recorrido hubo silencio entre los asistentes. Los que hablaban, lo hacían entre ellos, sin gritar demasiadas consignas.
La música corría por parte de un pequeño grupo de tambores, nada de camiones con grandes cornetas, como en otros tiempos. En un tramo se escuchó un reggaetón, cuya letra nada tenía que ver con la campaña.
“¡Yo sí!”, contestó un hombre que caminaba por la avenida Bolívar, cuando Maduro preguntó a la gente si quería “un presidente pataruco”, término que hace referencia a una persona cobarde y que el candidato usó durante todos estos meses para referirse a sus oponentes en la contienda electoral.
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