Accidentes con unidades de transporte público ocurren en medio de imprudencias y deterioro de autobuses

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Una base de datos elaborada por Crónica.Uno reveló que en el último año ocurrieron, al menos, 123 siniestros que incluyen autobuses. La negligencia de los conductores, el estado de la flota, la falta de mantenimiento y el mal estado de las vías están entre las principales causas. 

Caracas. Un accidente de tránsito congestionó el oeste de la ciudad, la mañana del miércoles 24 de enero pasado. En una esquina de la Avenida Baralt, una unidad de transporte público impactó contra una patrulla de policía, que luego colisionó contra otro autobús que, finalmente, se volcó.

Autoridades indicaron que el incidente ocurrió por una falla mecánica en los frenos del autobús. El siniestro dejó dos muertos: una adolescente de 13 años de edad y un hombre de 67 años. También hubo ocho heridos.

Para 2016 Venezuela era el tercer país de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad por accidentes de tránsito: 33,7 muertes por cada 100.000 habitantes. Ese año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que en el territorio hubo 7.028 muertes y 159.600 lesiones graves en estos siniestros.

Para junio de 2024, no hay disponibles estadísticas oficiales ni desagregadas sobre accidentes de tránsito en el país. Entre lo poco que se conoce, es que según el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT), 85 % de estos hechos se relaciona con el uso del teléfono celular mientras se conduce.

Una base de datos elaborada por Crónica.Uno, a partir de reportes de prensa y en redes sociales, arrojó que entre marzo de 2023 y marzo de 2024 se registraron, al menos, 123 siniestros que involucraron a unidades de transporte público terrestre, dejando 52 muertos y 542 heridos. Los autobuses se vieron implicados en colisiones, choques, volcamientos, arrollamientos e incendios.

Solo 50 % de los eventos en la base de datos mencionan un presunto motivo del accidente, que incluye fallas mecánicas de los vehículos, pérdida de control e imprudencias por parte de los conductores. No obstante, expertos afirman que determinar la causa precisa de un hecho así requiere de una investigación exhaustiva, porque estos siniestros suelen ser multifactoriales.

Si bien en 56 de los accidentes registrados (45 %) se dijo que había presencia de autoridades y que se iniciaría una investigación, posteriormente no se publicó información oficial sobre las causas de estos hechos. Solo seis reportes informaron sobre la detención del conductor.

¿Por qué importan las estadísticas? 

En una reciente declaración, el vicepresidente Sectorial para la Seguridad Ciudadana y Paz, Remigio Ceballos, dijo que las causas más comunes en accidentes de tránsito en Venezuela son el exceso de velocidad e imprudencias de los conductores. Sin embargo, no detalló el tipo de vehículos relacionados. 

La vocera del Observatorio de Seguridad Vial de la organización no gubernamental Paz Activa, Rosibel González, afirma que el Estado debe publicar cifras oficiales para orientar, alertar y educar a los conductores de vehículos y peatones a tomar conciencia vial. Solo en el mes de mayo la organización registró 284 accidentes, en los cuales se vieron involucrados 25 autobuses. 

“Mientras el Gobierno no haga públicas estadísticas sobre accidentes de tránsito, detallado en tipo de vehículo y causas, no es posible evaluar ni crear estrategias para disminuir estos siniestros”, sentencia el consultor en movilidad sustentable y seguridad vial, Manuel Sánchez.

El especialista agrega que esto pasa por realizar las experticias de rigor: “Mientras no se investigue, no se va a poder decir que fue una falla mecánica a menos que sea muy evidente, que requiere un ejercicio un peritaje para saber si de verdad una falla mecánica. Una cosa es lo que me diga el chofer y otra cosa es lo que en verdad ocurrió”.

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Un chofer que escucha un audio de WhatsApp mientras maneja | Foto: María Victoria Fermín

Crónica.Uno conversó con el jefe de accidente y tránsito del Servicio de Tránsito Terrestre de la Policía Nacional Bolivariana, el comisario Gascón, quien explicó que para determinar los motivos se debe analizar varios factores como el estado del vehículo, la infraestructura, el ambiente y la seguridad. “Si uno falla, ocurre algo”, dijo.

Desde Tránsito Terrestre sus funcionarios aseguran que se cumplen las inspecciones técnicas de los accidentes. Sin embargo, el organismo pierde seguimiento cuando los casos son remitidos al Ministerio Público. 

“Nosotros investigamos las causas y eso muere ahí”, explica Gascón. Menciona una falla importante: no se les notifica si hubo sentencia o no. “Nosotros casi nunca tenemos el resultado del juicio. No nos notifican que la persona quedó sentenciada. Ellos tienen que notificarnos para nosotros hacer el proceso de suspensión, si la persona es culpable”. Esta es una desarticulación que pone en riesgo al usuario. 

El funcionario dijo no poder dar detalles sobre las estadísticas de accidentes asociados al transporte público. Aseguró que las instituciones gubernamentales son las únicas para revelar estos datos. 

Crónica.Uno contactó al equipo de prensa del INTT para conocer detalles sobre este fenómeno. Indicaron que habían remitido la solicitud al Ministerio de Transporte. Adicionalmente, se envió solicitud de información al Ministerio Público para conocer cuántos de estos casos se han investigado, pero para la publicación de este reportaje no ha obtenido respuesta.

Accidente en la Av. Baralt | Foto: @CDominguesP
Imprudencia de los choferes

Expertos consultados para este reportaje coincidieron en que una de las causas de accidentes que involucran a unidades de transporte público es la imprudencia de los conductores, que incluye la distracción al volante y las competencias entre las unidades. 

Para marzo pasado vecinos de la parroquia El Recreo se quejaron por esos “piques” entre buses en la Avenida Solano y Casanova, reportó el Diario Vea. Estas prácticas ilegales podrían costar la vida del usuario.

En ocasiones, las dinámicas entre conductores de autobuses los empuja a competir para obtener más ingresos. Zigzaguean y exceden el límite de velocidad para rebasar a otros choferes y recoger más pasajeros.

“La mayoría de las organizaciones de transporte público son atomizadas. Son asociaciones civiles con múltiples propiedades, que a su vez, le arriendan la unidad al conductor. Este debe pagar un arrendamiento y quedarse con una ganancia. Entonces ahí es cuando tenemos esa competencia que siempre vemos en la vía pública. Eso implica que vayas a exceso de velocidad, que lleves exceso de pasajeros, que te pares en donde no corresponde”, explica Sánchez.

Lilian Romero, directora de Asotránsito, una asociación dedicada a la protección de las víctimas de siniestros viales, cuestiona esta vaga organización entre cooperativas de transporte público terrestre en la región central. Explica que por cada tramo de la ciudad pueden transitar camionetas de dos o más líneas de transportistas. Cree que esta situación pudiera generar dinámicas de competencia entre los conductores. 

Voceros del gremio de transporte público niegan que esto ocurra, y atribuyen estos comportamientos a casos individuales. “Nosotros procuramos contratar conductores con más de 40 años de edad. Consideramos que a esa edad se es más responsable y consciente en la vía”, dice Luis Luzuriaga, representante del gremio de transportistas de Baruta.

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Autobuses en el Centro de Caracas | Foto: Luis Morillo

El comisario Gascón, del Servicio de Tránsito Terrestre de la PNB, no duda que ese tipo de prácticas aún se cometan. Sin embargo, señala que se redujeron “de manera importante” los accidentes en transporte público, en parte, por la realización de campañas de concienciación, el aumentos de puntos de control y de las jornadas de patrullaje. El consultor Manuel Sánchez insiste que, sin estadísticas oficiales, no se puede medir el impacto de estas estrategias.  

Determinar infracciones asociadas a las imprudencias de los conductores, sin embargo, es complejo. Se requieren pruebas como un registro audiovisual o testigos que comprueben que hubo una mala práctica del transportista, explica Sánchez. En este sentido, teme que, en estos casos, las observaciones en el levantamiento para la investigación por parte del funcionario dependa de su interpretación.

Fallas mecánicas, una causa visible y silenciosa

Para el ciudadano que hace uso del transporte público superficial movilizarse puede implicar un desafío. El deterioro de las unidades es visible en el día a día. Algunos tienen asientos o vidrios rotos, otros puertas desprendidas o metales oxidados. Neumáticos que ya cumplieron su vida útil y luces dañadas. Pero esta situación es apenas la punta del iceberg.

El representante del Comando Intergremial del Transporte, José Luis Trocel, calcula que más de 50 % de los autobuses que circulan en Venezuela agotaron su vida útil. Es decir, tienen más de 40 o 50 años. Como consecuencia, pudieran presentar fallas mecánicas como el deterioro en sistema de frenos, motor, caja y transmisión, que podría incrementar el riesgo a sufrir accidentes de tránsito.

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Vidrio roto en el parabrisas del autobús | Foto Mairet Chourio

Voceros del gremio de transportistas entrevistados para este trabajo, denuncian que no cuentan con subsidios ni ingresos suficientes para costear repuestos ni mantenimiento de las unidades, cuando apenas pueden costear el combustible.

El pasaje es insuficiente. Eso debería cubrir varias cosas. Uno, el mantenimiento de la unidad. Segundo, el mantenimiento de la empresa. Y tercero, y lo más importante, es que el transportista lleve la comida a su hogar. Esas tres cosas en este momento no se cubren. Se cubre una de las tres cosas, pero no se cubre el mantenimiento”, asegura Trocel. 

Hasta hace 15 años los bancos ofrecían un crédito para la adquisición de nuevas unidades, pero la crisis económica los eliminó.

Aunque algunas jornadas de venta de repuestos son patrocinadas por el Gobierno, como La Tienda del Transportista y distintas jornadas de atención al transportista del Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur), los precios no varían en comparación al resto del mercado. 

Reparar el motor de una unidad puede costar hasta 3 mil dólares. Mientras que uno nuevo en “promoción” cuesta 12 mil dólares en la Tienda del Transportista.

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Autobús sobrecargado | Foto: Luis Morillo

La experta en políticas públicas en materia de transporte, Carmen Janeth Padrón, explicó que en la actualidad no hay planes ni políticas para garantizar el mantenimiento de las unidades. Garantizar el buen estado de las unidades depende del gremio.

El mismo transportista hace la tapicería, la electricidad, es de herrero. O sea, nos ha tocado aprender de todo ¿Por qué? para resolver. Si vas a un especialista, entonces te incrementa la mano de obra”, reclama Yelmira Jiménez, directora del gremio. 

Agrega que incluso han tenido que adaptar motores que funcionan con gasoil a gasolina. Para Lilian Romero, presidenta de Asotránsito, esto se trata de una situación alarmante que podría generar desperfectos mecánicos.

Cualquiera de las fallas mencionadas son motivo de suspensión temporal de la unidad hasta que sean atendidas, según el artículo 118 de la vigente Ley de Transporte Terrestre. Sin embargo, la supervisión es responsabilidad del Estado, a través del INTT. 

El artículo 8 del reglamento de Revisión Técnica, Mecánica y Física de Vehículos establece que la revisión de vehículos de transporte público deberá practicarse dos veces al año. 

Voceros del gremio aseguran que las alcaldías del municipio Libertador y Baruta las llevan a cabo. Pero Trocel, también presidente Frente Unido de Transporte en Aragua, niega que se esté cumpliendo. “Y cuando las hacen no hay rigurosidad”, enfatizó. 

 

Créditos

Texto: Omarela Depablos

Investigación: Omarela Depablos y Andy Aguilar

Edición: María Victoria Fermín

Coordinación editorial: María Victoria Fermín


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