Comunidad Pastor Oropeza en Naguanagua afirma recibir agua insalubre

Esta comunidad no sólo debe tolerar la escasez del agua, sino sus malas condiciones que los exponen a graves toxinas

Valencia. Hasta hace algunos años, la comunidad Pastor Oropeza, ubicada en el sector La Democracia del municipio Naguanagua, era un recinto penitenciario para menores. Tras el cierre del centro, la estructura fue invadida, y las condiciones de los servicios públicos, particularmente del agua, distan mucho de ser las adecuadas.

Con el fin de entender la percepción de los habitantes sobre la calidad del agua, la Fundación Aqua Juventud realizó un estudio de opinión.

En Carabobo, la escasez y la mala calidad del agua reflejan las fallas en las políticas públicas del Estado. El servicio es irregular y en muchas zonas, el flujo de agua solo llega dos veces por semana.

Además, la situación del agua contaminada en Carabobo tiene más de una década denunciada en medios impresos, digitales, televisivos y radiales, debido al mal estado de la planta potabilizadora Alejo Zuloaga y del embalse Pao-Cachinche.

Este sistema, construido en 1973, inicialmente distribuía 3000 litros de agua por segundo, cifra que luego aumentó a 8000 litros. Esto permitió abastecer el Área Metropolitana de Valencia. Sin embargo, para el año 2000, los trabajos de ampliación del sistema hídrico se detuvieron bajo el gobierno de Hugo Chávez, pese a que contaban con financiamiento, lo que truncó varios proyectos.

El Estudio

La comunidad Pastor Oropeza es pequeña, en ella habitan 71 familias. Del total, se encuestó al 45 %, es decir, 31 hogares. Actualmente, las antiguas celdas y galpones del centro de detención se han convertido en viviendas improvisadas. A pesar de la precariedad, 71 % de los encuestados afirmó que el agua llega a sus casas por tuberías y otro 17 % dice que no les llega por esa vía.

66,6 % de los habitantes asegura que el agua no es transparente. De hecho, 45,2 % reporta que el agua es amarillenta, mientras que 30,9 % dice recibir agua transparente.

Ante esta situación, los pozos profundos han proliferado en Carabobo como alternativa al agua distribuida por Hidrocentro, ya que no solo se denuncia el mal color, sino también el mal olor.

En la región, es común escuchar que el agua huele a cloaca o a químicos. Sin embargo, en Pastor Oropeza, 44,2 % de los encuestados dijo que el agua no tiene olor, mientras que 30,2 % afirmó que sí lo tiene, aunque no lo calificaron como “desagradable”.

Las toxinas

Solo 3% de los habitantes considera que el agua es “muy buena”, mientras que 42,4% la califica como “regular”. Esta mala calidad se debe, en gran parte, a la inoperatividad de la planta de aguas residuales La Mariposa, inaugurada durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Esta planta, diseñada para procesar 2400 litros por segundo, también debía ser ampliada, pero su desarrollo fue detenido.

Investigaciones del Centro de Investigaciones Microbiológicas Aplicadas de la Universidad de Carabobo, afirman que La Mariposa solo puede procesar 30 % de las aguas que recibe.

Manuel Pérez Rodríguez, presidente de la Fundación Movimiento por la Calidad del Agua, señaló que los embalses Pao-Cachinche y Pao La Balsa están tan deteriorados que las únicas formas de vida presentes son cianobacterias, microorganismos que proliferan debido a los altos niveles de nitrógeno, fósforo y temperaturas superiores a los 28 grados.

Estas cianobacterias liberan toxinas, conocidas como cianotoxinas, que no se pueden eliminar y son responsables del mal olor reportado en Pastor Oropeza.

Imperiosidad de la potabilización

En Pastor Oropeza, 69,7 % de los encuestados ha comprado agua embotellada en el último mes, afirma el estudio de Aqua Juventud. Este es un gasto adicional para muchas familias.

En la mayoría de los hogares, son las mujeres quienes asumen la responsabilidad de buscar y transportar el agua.

69,7% de los encuestados indicó que no reciben suficiente agua. Ante esta carencia, 65,7 % almacena agua en pipotes o contenedores similares, mientras que 40 % cuenta con tanques de PVC. Sin embargo, el agua almacenada puede convertirse en un criadero de mosquitos, como los que transmiten el dengue, que ha causado estragos en Carabobo este año.

Pérez Rodríguez indicó que el contacto con agua contaminada, expone a los habitantes a toxinas peligrosas. Existen cuatro tipos de toxinas en las aguas de la región: dermotoxinas, que causan irritaciones en la piel, especialmente en niños; neurotoxinas, que afectan el sistema nervioso; citotoxinas, que atacan el sistema digestivo; y hepatotoxinas, que dañan el hígado y pueden provocar tumores cancerígenos.


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