El legado de la Escuela Agronómica Salesiana pervive gracias a la formación de profesionales del campo

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Mediante la formación técnica y religiosa, la Escuela Agronómica Salesiana busca atenuar las deficiencias educativas en el país. Con 40 años de labor ininterrumpida, la institución transforma vidas y promueve la enseñanza integral sobre el campo.

Barinas. La Escuela Agronómica Salesiana (EAS) “San José” persiste en su legado de transformar y formar a los jóvenes del país en temas del agro y la ganadería.

En estos 40 años la institución le ha ganado al tiempo, a la crisis, a las invasiones, a las quemas y ha avanzado para continuar con la premisa que da sentido a su labor “la escuela que enseña trabajando y produciendo”.

En el pasado eran los alumnos quienes llegaban por sus propios medios a la EAS, instalada desde 1984 en el sector el Guamito, de la ciudad de Barinas. Actualmente, hay que irlos a buscar, dice el padre William Jiménez, a quien le ha correspondido ir a caseríos, parroquias y sectores de los alrededores para continuar con el proceso de captación que inició en el 2023.

Formación y trabajo

Durante tres años los alumnos de la EAS reciben educación ganadera, agrícola y religiosa. El programa está diseñado para garantizar hospedaje, comida y estudios a decenas de jóvenes, provenientes de todas las regiones del país.

De allí egresan con el título de Técnico Medio en Ciencias Agrícolas. La educación es subvencionada por la Asociación Venezolana de Educación Católica y, previo al ingreso ,se evalúa cuál puede ser el aporte de cada estudiante.

También en estos últimos lustros los altibajos, detivados de la crisis política, económica y social del país impactaron en la matrícula. Sin embargo, las autoridades de la institución persisten en su estrategia para atrar beneficiarios. Este año, por ejemplo, cuentan con 84 estudiantes, un aumento respecto al año 2023, cuando apenas se matricularon 50 personas. En el pasado llegaron a tener hasta 300 alumnos de toda Venezuela.

El choque cultural también es “lindo y enriquecedor”, dice el sacerdote, en esta oportunidad, hay cinco jóvenes indígenas procedentes del estado Amazonas.

La demanda de egresados de la Escuela por parte de dueños de unidades de producción siempre se ha mantenido, debido al alto perfil  de los estudiantes.

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Foto: cortesía @etasbarinas
Fenómeno interesante

Un fenómeno que ha llamado la atención al sacerdote en las recientes visitas es el interés por parte de las jóvenes en aprender el trabajo propio de una finca. Por lo que no se descarta la posibilidad de dar apertura con la modalidad semi- interna en un futuro.

En un país donde la regularidad educativa ha disminuido a dos o tres días, los padres y representantes desean que sus hijos tengan una educación de calidad.

Para el padre Wiliams, la calidad de la educación actual en el país, es crítica. “Hay escuelas donde ni siquiera van los profesores”. Durante el paro de maestros, la EAS continuó sus actividades. Allí los docentes cuentan con transporte y alimentación.

En la EAS los jóvenes están en un proceso de formación de domingo a viernes, tiempo en el cual aprenden también, aparte de una especialidad, un oficio, como trabajar en un galpón de ganadería, manejar un tractor, llevar una rastra. También la enseñanza se complementan con actividades, extracátedra como canto, deportes y ejecución de instrumentos musicales.

De los 20 alumnos que egresaron en la reciente promoción, 15 se fueron a estudiar medicina veterinaria en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez), otros empezaron a trabajar en fincas.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2023,  en el país existe 40 %  de asistencia irregular en los niveles básico y medio de la educación.

La inasistencia se debe a distintas causas: 30 % huelgas del personal docente; 18 % por inasistencia de personal docente; 19 % por enfermedad; 10 % por falta de comida en hogar o escuela y 14 % por fallas de servicios públicos.

El grado de vulnerabilidad es evidente en muchos de los jóvenes, lamenta el padre Jiménez.

Lidiar con invasores

Desde 2018, los casos de abigeato, como se conoce al hurto de ganado, invasiones y quemas, han sido sistemáticos, como ha ocurrido en otras unidades de producción ubicadas a lo largo de la vía Barinas-San Silvestre del municipio Barinas.

La EAS cuenta con bosques de teca con su registro correspondiente para su presevación. La especie es conocida por su madera de buena calidad, resistente al ataque de insectos y se usa en la construcción, ebanistería, carpintería y contrachapados.

Además, en su superficie existen áreas dispuestas para el ordeño y producción de distintas especies; y el único invernadero de tomates y pimentón en el estado Barinas, recalca el padre salesiano.

El legado de los salesianos

Para quienes egresan de la Escuela Agronómica Salesiana existe un antes y un después en sus vidas. Así lo cuentan tres de ellos, Carlos Trujillo, Rodolfo Dávila y Éibar Palma

Para Trujillo, licenciado Educación, mención Filosofía, significó un viaje de transformación, “desde los patios llenos de risas y juegos hasta las aulas donde se forjaban los pilares del conocimiento”.

Cuando ingresó en la EAS, su vida era como un lienzo en blanco que quedó marcado por nuevas y enriquecedoras experiencias. Valores como la honestidad, el respeto y la solidaridad se convirtieron en los cimientos sobre los que construyó su vida. “Aprendí que ‘ser para los demás’ no es solo un lema, sino una forma de vida”.

Rodolfo Dávila, ingeniero mecánico, egresó en la promoción de 1998; su padre en la  promoción 1970. “Yo iba preparado para esa vivencia gracias a mi papá”.

La escuela representó para él formación para la vida, religiosa, familiar, para salir al campo a producir. El resto, dice, que hay que vivirlo. Todavía recuerda aquel día cuando le correspondió hacer su semana de prueba junto con otros 450 aspirantes.

Dávila hoy cuentan con su propio negocio, en una de las paredes, el cuadro de Don Bosco. “Cuando alguno ex alumno reconoce el sentimiento de hermandad que nos une”.

Éibar Palma, docente y administrador se dedicó a su propia unidad de producción. A los 13 años ingresó y se inició en las actividades propias del campo. Todos los alumnos compartían experiencias y cultura, sin distinción de raza ni económica.

El egresado de la EAS era un hombre preparado para trabajar en el campo técnicamente, dice Palma. Luego determinaba si quería continuar sus estudios técnicos, o estudiar alguna carrera afín. Algunos de sus compañeros pasaron a atender sus propios predios.

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