Un documental venezolano narra cómo se produce una de las bebidas alcohólicas clave del occidente del país.
Caracas. En los años recientes ha cobrado notoriedad el cocuy como bebida. Ya con denominación de origen, se ha convertido en un producto que paulatinamente se ha posicionado en ciertos sectores, aunque todavía es vista por algunos como de bajo perfil o nivel, sin tomar en cuenta su vínculo directo con bebidas de alta comercialización a nivel mundial como el tequila.
Finalmente llegó a la cartelera nacional El maravilloso agave cocui, un documental realizado por Héctor Puche. Con austeridad pero con astucia y tino, cuenta cómo la cosecha de agave cocui es una tradición desde hace años en zonas de los estados Lara y Falcón.
Recorre puntos clave de la elaboración de la bebida. Expone a varios productores artesanales. Hablan de sus esfuerzos por afianzar la producción y continuar la tradición.
También recuerdan aquellos años de persecución cuando era ilegal elaborar destilados como el cocuy. Sí, hasta hace veinte años producir esta bebida alcohólica lo penaba la ley. Y los responsables de su elaboración andaban en la clandestinidad para evitar que desapareciera una tradición y un sustento. Además, no deja de tocar los peligros latentes de las adulteraciones.
Reconocimientos
Este documental ganó varios galardones en la más reciente edición del Festival del Cine Venezolano: Premio Aimé Courvoisier de la Prensa, Mejor fotografía, Mejor sonido y Mejor música. No es el primer documental que trata el tema. Ya en 2022, Yuruani Rodríguez y Gabriela González Fuentes se habían adentrado en ese mundo con La danza del cocuy.
El maravilloso agave cocui detalla no solo la narrativa de quienes llevan adelante la fabricación, sino la perspectiva desde quienes la academia ha llevado un registro minucioso de toda esa dinámica, defendida a ultranza por quienes en el campo ven su producto con respeto y devoción.
Por momentos el documental se queda un poco corto en ahondar algunos puntos que quedan en el aire, preguntas que quedan. Suele pasar cuando se quieren abordar varias aristas, pero la obra no se cae. Es tan genuina en su objetivo, y es tanto lo que revela de un mundo tan distante para el citadino, que mantiene la atención durante su metraje.
Contrastes bien logrados
Este documental contribuye a conformar un discurso de reconocimiento sobre lo que ocurre en un país de impulsores y creadores. Y de alabanza hacia tradiciones que buscan fortalecer idearios. En un contexto de decaimiento y pocas referencias, una obra que plantee cómo una tradición productiva se ha mantenido en la adversidad, sin dudas genera un aliento digno de enaltecer.
Y no se trata de condescendencia, como documental el largometraje es redondo en muchos aspectos. Incluso, estéticamente plantea una dualidad elocuente. En la aridez de la zona, hay contrastes bien trabajados por una cámara que logra afinidad con la faena, entre la dureza del trabajo y la belleza de un azul del cielo que se entremezclan con lo marrón del suelo. El maravilloso agave cocui es de esos documentales que se convierten en ventana sobre todo aquello que ocurre en un país con intenciones de convertirse cada vez más en referencia.
Participa en la conversación