En Maracay y Valencia el aspirante a un tercer mandato, Nicolás Maduro, realizó concentraciones, en las que buena parte de los asistentes optó por irse ante la larga espera del mandatario.

Regiones. Nicolás Maduro cerró su campaña por el centro del país, de cara a las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio, con movilizaciones en los estados Aragua y Carabobo. 

Con la movilización de unidades de transporte, procedentes de los 18 municipios de Aragua, los partidarios de Nicolás Maduro colmaron tres cuadras en la avenida Bolívar de Maracay.

El flujo vehicular en el centro de la capital aragüeña estuvo entorpecido desde la noche del pasado lunes. Tres tarimas fueron instaladas en las calles 5 de Julio, López Aveledo y Mariño. A lo largo de la avenida Bolívar, antes del centro comercial Gran Bazar, el Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV) instaló la tarima principal. 

Entre los tramos de la principal avenida maracayera, hubo vacíos, lo que evidenció la falta de personas. Antes de la llegada de Nicolás Maduro, cerca de las 7:00 p.m.,  simpatizantes del chavismo se alejaron de la tarima principal. 

Algunos optaron por irse de la concentración, mientras que otros prefirieron ingerir bebidas espirituosas y disfrutar de las presentaciones en vivo de los grupos salseros, acompañados por alcaldes de la región.

“Lleve sol parejo, después medio cayó una llovizna y nada que llegaba Maduro. Uno no es una máquina, estoy reventado”, comentó un trabajador de una institución pública, cuyo nombre no quiso revelar.

En los alrededores de la avenida de 19 Abril, a pocos metros del centro de Maracay, el equipo reporteril de Crónica.Uno observó más de 10 autobuses de diferentes rutas. Los transportistas esperaban que finalizara el acto para regresar a los ciudadanos a municipios como Santos Michelena, Urdaneta, José Félix Ribas y Revenga.

Nicolás Maduro
Hasta menores de edad fueron llevados a la concentración de Maracay. Foto: Glenn Requena.
Adultos mayores y niños

Durante la jornada predominaron los adultos mayores, niños y adolescentes. Para aguantar la larga jornada, las personas de la tercera edad llevaron sus banquitos, mientras que los jóvenes se sentaron en las aceras e islas hasta la llegada de Maduro.

Tengo 67 años y soy chavista desde que Chávez (Hugo) volvió al poder. Mi corazón aún tiene la fe de que Maduro va a superar las dificultades que atraviesa el país”, aseguró Nelly Arteaga, simpatizante del chavismo.

Jornada aprovechada

Vendedores de tostones, perros calientes, tequeños, cotufas y refrescos, aprovecharon el acto político para aumentar sus ventas. Vendieron sus productos entre uno y dos dólares, pago móvil, efectivo y divisas eran los métodos de pago.

“En menos de tres horas vendí 20 tequeños, lo que equivale a 20 dólares. Con esto empecé la jornada bien porque hay días que no hago ni 10 dólares”, dijo Manuel Urbaneja, comerciante informal.

Menos metros en Valencia

Maduro se reencontró con el pueblo carabobeño, esta vez en la avenida Enrique Tejera, ubicada al sur de Valencia y con 1.2 kilómetros de largo, 100 metros menos que la Cedeño, donde estuvo María Corina Machado.

El plan era llenarla, pero no se logró. Tampoco es que estuviese vacía, pero más de 50 autobuses hicieron posible el volumen de personas que se transmitió por las cámaras de VTV y los medios progobiernos, únicos acreditados y convocados al evento.

Calles como la Bruzual, Falcón y Roscio se transformaron en el estacionamiento de estos autobuses procedentes de Maracay, Puerto Cabello, Mariara, Morón, San Joaquín, Flor Amarillo y otras zonas de Carabobo.

Fotografía: Armando Díaz.

No hubo calles cerradas como en las marchas opositoras y una gran cantidad de policías y puestos de seguridad, minitecas, pick-ups. Era una fiesta que los asistentes disfrutaron, pero que a su vez fue un distractor.

Para el equipo de Crónica.Uno fue difícil precisar a qué hora el llamado Gallo Pinto se montó en la tarima, pero se estima que entre las 5:00 p.m y 5:30 p.m. Era difícil saberlo pues mientras Nicolas Maduro hablaba, un grupo de simpatizantes caminaba hacia la avenida Las Ferias, zona opuesta a donde él, Rafael Lacava, Cilia Flores y Jorge Rodríguez bailaban al son de su canción de campaña, “Mi Gallo Nico”.

Nicolás Maduro
Los autobuses fueron una constante en ambas concentraciones. Foto: Glenn Requena

La promesa del gobierno es volver a Miraflores con su victoria número 29. “Paz, para todos. No más guarimbas, no más sanciones. Aquí lo que queremos es paz”.

Hasta 2050

La idea de la paz es lo que todos los chavistas retienen y repiten. Iraida Rojas es una de esas. Tiene más de 70 años y llegó a las 3:00 p.m. Se montó en los autobuses que brindó el gobierno e indicó que Nicolás Maduro tiene que gobernar hasta 2050.

La violencia le aterra y asume a la revolución y a los revolucionarios como personas que buscan paz. “No buscamos guerra ni violencia”.

Cree en el proyecto de Maduro y, aunque le cuesta decir cuáles son de inmediato, habla de emprendimientos, de los jóvenes, pero no parece tener claro lo que Maduro quiere para los abuelos. “Él nos da oportunidades. Antes todo se terminaba a los 50”.

Fotografía: Armando Díaz.

El mensaje de alegría es reiterado durante la jornada. Es lo que repetía el alcalde de Guacara, Johan Castañeda, en la tarima cinco, junto a la alcaldesa de Los Guayos, Merbelys Burgos. “Somos alegría”.

Y es que en más de 20 años el chavismo ha perdido su hilo conductor y las propuestas se han diluido, lo que impide al mismo pueblo saber qué decir. 

Algunos chavistas están claros; incluso unos en primera fila le gritan al líder de la revolución: “Deja a Chávez descansar, ese ya se murió. Tú eres tú, déjalo en paz”.

Todo esto sin olvidar los mensajes en contra de la oposición, llamados: escuálidos, terroristas, patarucos y en especial “La Demonia”. Esa es Machado, su rival.

Fotografía: Armando Díaz.

Maduro repite reiteradamente su animadversión a los apellidos antiguos: los Machados, los Zuloaga, los Mendoza. Todo bajo la retórica del “no volverán”.

Pero algunos critican al líder. De hecho, uno con máscara y boina de Chávez explicó que el PSUV y Nicolás Maduro deben trabajar en la educación del pueblo. 

Falta formación, dependemos siempre de momentos electorales. Se necesita llevar el conocimiento a las comunidades para que se empoderen y nos engrandezcan, pero no lo estamos”, dijo Argenis Romero, artista de teatro.

Este análisis lo dice consciente de que los Estados Unidos engloban eso. Sin embargo, quiere darle un espaldarazo a Nicolás Maduro, pero siente tristeza por la poca formación de la masa chavista. 

Fotografía: Armando Díaz.

“Necesitamos ese valor agregado que es lo político, lo cultural y lo social. El partido tiene que ser universidad porque no sabemos analizar el contexto y esa masa que es el hombre se modela con conocimiento”, dijo.

Otros llegaron a Venezuela seducidos por el movimiento de Chávez; lo hicieron en plena adolescencia. Es el caso de Navalin Peters, que viene de la isla de Granada. 

Venezuela es una vaina bella en donde hay revolución y patria. En Granada no había libertad de expresión y aquí sí”, contó.

Opina que Chávez, Hugo, instauró un proceso que ha cambiado al país y que, a su juicio, no puede desaparecer. “Esto es una fuerza muy grande. Yo amo al chavismo a morir”.

Está eufórica, ondea una bandera del PSUV mientras otros adeptos corren a sus espaldas celebrando. “Lo vi, lo vi de cerca. Escuché todo lo que tenía que decir y me siento plena porque hoy se vio pueblo, se vio patria”.

Fotografía: Armando Díaz.

Ella también coincide en que lo que más le gustó es el llamado de paz y amor de Maduro.

Maduro, tal y como hacía Chávez, inició su jornada con binoculares en mano y mirando a toda la multitud. Habría que preguntarse qué pasó por su cabeza al ver los huecos a cada tantos metros y a la gente yéndose antes y durante su discurso. Sin embargo, se siente ganador.

“Comandante, esta victoria es tu victoria”, dice Maduro, mientras algunos al fondo graban sus videos para recibir los tickets para poder surtir gasolina. Lo hacen con pendones del partido. Otros, como los del Seniat, fueron forzados a trabajar. No es una novedad, pero es la forma que el chavismo logra para llenar y mantener esa discursiva de solidez y una aparente paz revolucionaria.

Fotografía: Armando Díaz.

Participa en la conversación