Tanque de agua abandonado recuerda a vecinos de Santa Edvigis penurias por la escasez del recurso

tanque de agua

Los problemas que se viven en la comunidad de Santa Eduvigis, cerca del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, no se originaron por el abandono del tanque de agua de almacenamiento. Los mismos provienen del déficit histórico que recorre toda la geografía del Litoral Central.

La Guaira. Santa Eduvigis, una pequeña comunidad en las montañas frente al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, carga con una miríada de problemas: un rosario de penas en el que la falta de un tanque de agua ya se considera “normal”.

Desde que inició 2024, la mayoría de sus 10.000 moradores no conoce la respuesta oficial de las autoridades regionales ni de Hidrocapital, organismo encargado del tanque de almacenamiento de agua que está abandonado en lo más alto de esta barriada, que se ubica en las proximidades de Catia La Mar, la parroquia más densamente poblada de La Guaira.

Tan abandonados se sienten en Santa Eduvigis que pareciera que sus montañas, invadidas de ranchos, basura y caminos sinuosos, no estuviesen frente al principal aeropuerto del país. Tampoco que allí nació Julio Mayora Pernía, medallista de plata de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Lo del agua es gravísimo, desde que dejaron a su suerte ese tanque de agua de almacenamiento. Tenemos cinco años sufriendo y sin más remedio que buscar el agua en una poza a dos kilómetros caminando. Ahí también, algunos lavan la ropa”, contó Alenka Figueroa, quien descendió por las escaleras comunitarias para dirigirse al mencionado sitio, en compañía de su sobrina de 12 años de edad.

El tanque de almacenamiento, construido por Hidrocapital en la parte alta de Santa Eduvigis, fue abandonado hace más de cinco años y desde entonces, el drama por la escasez del líquido se ha multiplicado en esta zona que colinda con los barrios Aeropuerto y Brisas del Aeropuerto, respectivamente.

Ese tanque está solo y sin agua. Hidrocapital ha venido a chequearlo, pero no hacen nada y nunca informan sobre su reparación”, dijo Oscarina Manzo, quien vive a pocos metros de la estructura de metal, que ya luce carcomida por el óxido y hasta “sitiada” por los arbustos.

Sin esperanzas

Oscarina y Alenka no vislumbran posibilidades de que dicho tanque de almacenamiento esté nuevamente operativo en las próximas semanas.

“No les interesa y no creo que cuando vengan a buscar votos para las elecciones, hablen del tema”, aseveró la primera fémina, madre de dos pequeños en edad preescolar.

Este drama de la escasez de agua potable se replica en toda la geografía del Litoral Central. No es extraño ver colas de personas para el abastecimiento con cisternas, para llenar recipientes diversos y en las oficinas locales de Hidrocapital, para manifestar la frustración por la carencia de respuestas, cada vez más continua.

Después de la tragedia de Vargas del 15 y 16 de diciembre de 1999, se reconstruyó la aducción principal Maya-Picure, que está en el oeste de la franja costera.

Sin embargo, el deterioro de la misma, la inconexión con otros afluentes de la zona y Caracas, así como el déficit sempiterno, calculado en 900 litros por segundo cuando se necesitan 1700, configuran un panorama complicado para una población que supera los 600.000 habitantes.

Toda esta carencia de agua y el que se pudra poco a poco el tanque de almacenamiento, ya forma parte de la normalidad. No se ven soluciones a corto o mediano plazo”, señaló Elio Agudelo, un carpintero de 44 años que reside en una explanada de la comunidad de Santa Eduvigis.


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