La película es protagonizada por Lupita Nyong’o, quien interpreta a una paciente terminal que toma una decisión contraria a la mayoría en medio del caos.

Caracas. Sam tiene cáncer terminal. Convive con otros enfermos en un centro en el que tratan de hacer más llevadera la pesadumbre. Ya ve la rutina en el lugar con cierto desparpajo y cinismo. En realidad, ya no hay mucho que hacer.

Un paseo a un teatro de títeres es un intento más para que el día a día sea una experiencia más amena. Olvidar por un rato la desesperanza. Sam entra a la función con desdén. Ningún interés por ver muñecos. Pero ahí, sobre el escenario, es testigo de una propuesta que la conmueve como nunca antes en muchos años.

La marioneta, con unos rasgos humanos inimaginables y movimientos que parecieran de un alma, infla un globo que lo emociona cuando empieza a volar. Es el comienzo de una nueva vida para la marioneta, otra realidad por encima de los pies sobre la tierra. Todo bien hasta que el globo estalla. Entonces Sam, conmovida, queda extenuada por el giro en la vida del protagonista de felpa. 

Un lugar en silencio: Día uno
La interpretación de Lupita Nyong’o es una de las fortalezas del largometraje.

Así comienza Un lugar en silencio: Día uno, la película protagonizada por Lupita Nyong’o, quien interpreta a Sam. Y es ahí, al salir del teatro, que los habitantes de la ciudad de Nueva York ven todo derrumbarse. Llegan unos extraterrestres invencibles que acaban con todo aquello que se mueva y suene.

El largometraje es la precuela de Un lugar en silencio, la obra de 2018 dirigida por John Krasinski, quien además la protagoniza junto con Emily Blunt.

Con su respectiva secuela en 2021, ambas obras presentaron un mundo diezmado por unas criaturas que ante el más mínimo ruido, localizaban a los humanos que buscaban pasar inadvertidos. Entonces, los supervivientes debían andar silentes para seguir con vida.

Esas dos primeras películas se concentraban en una familia que se las arreglaba para continuar, mientras el personaje de Emily Blunt se perfilaba como una Sarah Connor que protegía a su descendencia contra todo lo que surgiera. 

Par de obras que transcurrían en silencio durante buena parte de su metraje, lo que ofrecía un deleite de otros recursos de expresión. Ahora bien, ya la secuela presentaba una serie de reiteraciones en su primer acto, y ya al final se recuperaba al revitalizarse en su conflicto.

Tres años después llega a la cartelera Un lugar en silencio: Día uno, que detalla cómo fue que llegaron estas criaturas extraterrestres para cambiar definitivamente la vida en la Tierra. 

Sam entonces busca resguardarse, pero no precisamente para hallar una zona segura, como muchos de los habitantes que siguen vivos. No. Ella solo desea ir al lugar donde alguna vez fue feliz, donde sentía que volaba con un globo como la marioneta de la función. Y ahí, que ocurra lo inevitable.

Un lugar en silencio: Día uno
La película está en la cartelera venezolana desde el jueves pasado

Un lugar en silencio: Día uno presenta a un personaje como Sam bien desarrollado en su cinismo inicial y luego en su razón poderosa para tomar un camino contrario en medio del caos. Sin embargo, su lugar en el universo de la saga está distante. Su historia funciona mucho más en los momentos de intimismo y determinación que como parte del problema que plantea el contexto. 

Se aleja del misterio que suponía en las entregas anteriores la presencia de las extrañas criaturas y las decisiones trascendentales de la familia protagonista de entonces ante la incertidumbre. De hecho, durante la trama, la protagonista no vive mayor giro en su camino, pues toda vicisitud es la esperada en ese ambiente de desastre.

Por eso, tienen que sumarle a un personaje llamado Eric (Joseph Quinn) para que sea el portador de la incertidumbre en las decisiones, pero no es suficiente, pues su determinación de estar con ella no es nada convincente. 

Porque no se trata de reivindicar una simple película de terror, sino de cómo en las obras anteriores, especialmente en la primera de 2018, había toda una tensión basada en la supervivencia, en la revisión de personalidades en momentos extremos, y cómo la pérdida es también impulso para continuar, a pesar del dolor. 

Todo eso mientras no se daban todas las respuestas sobre el entorno. Tan solo el espectador suponía. En cambio, en Un lugar en silencio: Día uno hay todo un catálogo de contestaciones en un afán claro por justificar que es una precuela.  Entonces, la saga tiene todo medido en su intención de dar todo.

Un lugar en silencio: Día uno
Un lugar en silencio: Día uno tiene a Michael Bay como uno de los productores

Esta vez John Krasinski no dirige y tan solo se involucra con la producción y la historia. La dirección estuvo a cargo de Michael Sarnoski, quien en 2021 debutó en largometrajes con Pig, protagonizada por Nicolas Cage. Una obra de quirúrgica tensión sobre un hombre que busca a quien le robó a su cerda trufera. Un largometraje con muy buenas críticas por su lealtad como thriller de principio a fin. 

Un lugar en silencio: Día uno es una obra que en buena parte rompe con esa propuesta del sigilo, pues se percibe que se habla demasiado en momentos en los que debería haber mayor temor ante la presencia de las criaturas. Y se apuesta mucho también por la espectacularidad del destrozo y del susto.

Es una película que atrae por el conflicto de Sam como protagonista planteado desde el principio, por su convicción con la decisión tomada, pero su drama luce desligado de todo lo demás, que se percibe como una excusa para dificultar su objetivo. Tan solo transcurre en paralelo y el público debe pactar que son parte de una misma obra. Si no hay pacto, no hay comunión.

Por eso, es de esas películas que pudieron no existir en una saga. Es cierto que actualmente varias historias han sido exprimidas intensamente, pero por lo menos hay un consenso entre todos sus elementos durante el metraje. Punto a favor el simbolismo del gato como elemento de continuidad para la vida.

 

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