Este viernes, 18 de octubre, los familiares de los privados de libertad manifestaron frente a la sede del Ministerio del Servicio Penitenciario para exigir que sus familiares reciban las condiciones mínimas mientras estén en los distintos centro de reclusión.

Caracas. Mamá, ¿cómo me voy a comer una comida a la que le estoy viendo los gusanos salir? ¿Cómo te comes una comida que huele a podrido?, le dice Luis* a su madre quien tenía un mes y medio sin poder verlo.

Ella creía que no había comido debido al evidente estado de delgadez y desgaste notorio en todo su físico. Los shorts de color azul que lleva puestos estaban recogidos en la cintura y la franela, del mismo tono, se veía bastante ancha.

Su hijo, quien hasta su detención el 29 de agosto en La Guaira, gozaba de buen estado de salud, ahora tiene amibiasis y fuertes dolores estomacales por la comida en mal estado que recibe en el Centro Penitenciario de Aragua, mejor conocido como Tocorón.

No es la única en denunciar: Familiares de detenidos en las cárceles de Tocorón denuncian que, además de la comida descompuesta y con gusanos, quienes están encarcelados no reciben artículos de higiene personal, tampoco pueden lavar su ropa, asearse de forma correcta, ni la hidratación suficiente para el día a día.

Solo reciben un vaso con agua que deben usar para tomar, bañarse y lo que necesiten. Solo un vaso con agua, reclama Raiza.

Otra de las madres expresa con preocupación que el maltrato también es psicológico.

Les dicen que sueñen que van a salir de ahí, se irán cuando se vaya Maduro y la idea es que no lleguen a diciembre, son algunos de los comentarios recibidos por parte de los guardias custodios.

Condiciones mínimas

Las familias, quienes han buscado denunciar la situación con la directiva de los centros de reclusión, como Tocorón, no reciben más que respuestas apáticas.

Por esa razón, este viernes, 18 de octubre, se movilizaron desde la plaza Brión de Chacaíto, hasta el Ministerio de Servicio penitenciario, ubicado en El Rosal, para exigir que cesen los tratos inhumanos en contra de quienes hoy están privados de libertad tras operativos poselectorales.

Los de Tocuyito, sostienen que además de la comida podrida, el agua que reciben está en mal estado. A la concentración que inició a las 10:00 a.m. asistieron familiares de otros presos políticos, así como personas de la sociedad civil.

Después de dos horas de espera, en las oficinas del organismo público les respondieron que en el país existen 25.000 privados de libertad, por lo que hay limitaciones de recursos como para cumplir con condiciones básicas para los privados de libertad como garantizar sus condiciones de salud y alimentación.

Quedaron en que van a poner atención a nuestra comunicación y tomar en cuenta los casos, dijo una vocera quien agregó que entre las condiciones pedidas está que se permita el ingreso de paquetería y días regulares de visita.

Desde el 29 de julio, la ONG Foro Penal contabilizó un total de 1936 presos políticos. Desde el 2014, la organización ha registrado 17.929 detenciones por razones políticas en el país.

Tun tún

Si no lo entregas, te lo mato”, le dijo un funcionario policial a Raiza*, madre de Luis. de 19 años. También le dio datos de su casa, así como información sobre quién vivía allí con el propósito de intimidar.

Admite que al principio, no supo que responder y solo se puso a llorar mientras escuchaba a la persona que amenazaba desde el otro lado. No obstante, después de la llamada, prefirió llamar al mismo funcionario y entregar a Luis con tal de que respetaran su vida.

Agradece que no llegamos directo a tu casa y lo matamos ahí mismo, le dijo el funcionario en el momento de la detención el 8 de agosto.

Al principio, fue llevado a un comando policial en La Guaira, en donde su madre podía visitarlo de forma regular y llevarle comida de calidad.

Allí como no hacía nada, estaba gordo, cachetón, indica mientras enseña una fotografía de una videollamada que él pudo hacerle desde el celular de otro recluso.

Su verdadera pesadilla empezó el 30 de agosto, cuando fue trasladado a Tocorón, en donde al contrario de lo que le dijo durante las únicas dos llamadas de cuatro minutos a las que tuvo acceso.

Sin probar bocado

Raiza afirma que después de verlo en Tocorón, prácticamente no puede comer. Saber que su hijo prácticamente no come la hace sentir culpable al probar cualquier bocado de comida.

Como una vez al día, si acaso y para mantenerme. Del resto, no me pasa. Menos si mi hijo me dice que cuando le dan algo que no está dañado, guarda la mitad para tener algo que comer más tarde, dice.

Recordarlo es sinónimo de llanto. Cada vez que puede revisa su celular en el que tiene varias fotografías de él. De vez en cuando, le habla y le dice que pronto saldrá de la cárcel.

Cuando lo vio después de mes y medio, sintió mucha impotencia al no poder tocarlo y verse obligada a hablarle a través de un vidrio.

Foto: Crónica.Uno

Yo lo que quería era romper eso, darle golpes, pero por él tuve mucha fuerza y no derrame ni una lágrima cuando lo ví. Sé que él hizo lo mismo. Nunca dejamos de vernos. Mi hijo es mi vida. Es lo único que tengo, manifiesta desconsolada.

Luis sí estuvo en las protestas y formó parte del grupo de jóvenes que tiraron una estatua en el estado, por lo que además de incitación al odio y terrorismo, le quieren imputar entre los cargos daños a la propiedad pública.

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