La cantidad de personas en el país que solo se alimenta una vez por jornada supera a toda la población de Uruguay —3,4 millones de habitantes. La encuesta promovida por la Comisión de Desarrollo Social del Parlamento también arrojó cifras de la alimentación escolar en el país.
Caracas. El hambre en Venezuela se ha vuelto un tema de conversación entre amigos, familiares, vecinos. En la oficina, en la calle, en el transporte público siempre habrá alguien que tendrá una anécdota acerca de lo difícil que se le hizo conseguir cualquier alimento o comentará el precio exorbitante que tuvo que pagar a algún bachaquero por comida —o algún artículo de higiene personal— porque de no ser así, por otro medio no lo consigue.
Venezuela tiene una población estimada de 30,7 millones de habitantes, de los cuales 4,5 millones —lo que representa 15,2 %— que declara comer una vez al día. Esa cantidad de personas que solo ingieren una de las tres comidas básicas supera a toda la población de países como Uruguay (3,4 millones); Panamá (3,8 millones) y es casi la misma cifra de personas que viven en Costa Rica (4,8 millones).
“Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vida que el hambre —y, al mismo tiempo, para muchos de nosotros, nada más lejano que el hambre verdadera.”, dice el periodista y escritor argentino, Martín Caparrós en su libro titulado: El hambre.
Para entender el hambre en el país, el diputado y presidente de la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional (AN), Miguel Pizarro, junto con la empresa More Consulting, realizó un estudio entre el 8 y el 12 de agosto con una muestra aleatoria de 2.000 casos.
“El hambre es un problema que no se debe normalizar, como ha ocurrido con la inseguridad. Esta es una data dura. El hambre es una realidad en Venezuela, pero aún estamos a tiempo de solventarlo, si logramos hacer que esto se convierta en un tema”, enfatizó el parlamentario.
La encuesta está compuesta por tres grupos en los que fueron divididos los consultados dependiendo de su alimentación, los cuales son: “Dieta óptima”, “dieta media” y “dieta grave”. A este último renglón pertenece 24,2 % —7,2 millones— de los venezolanos que afirmaron comer dos veces en promedio al día, sin proteínas de ningún tipo, o que declaran ingerir alimentos una sola vez por jornada, sin importar la calidad de la comida. Mientras 47,9 %, —lo que equivale a 14,3 millones de ciudadanos— conforma el grupo de “dieta media”, que come de forma balanceada dos veces al día, o que se alimenta tres veces al día pero con proteínas de “segundo” nivel. Aquí se agrupa la mayoría de la población estudiada.
“Hace dos semanas, en un recorrido que hice por el barrio 5 de julio en Petare, llegué en pleno almuerzo a una casa donde estaban comiendo solo jojoto. Esa era la comida del día, y ya. Más nada”, comentó Pizarro.
En julio del año 2015, para los venezolanos el problema más grave era la inseguridad (42,4 %), en tanto que la escasez y el desabastecimiento ocupaban el segundo lugar (32,3 %). Sin embargo, en junio de 2016 esa percepción cambio radicalmente. La escasez de alimentos se ubicó en el primer lugar con 46,2 %, y de segundo se situó el alto costo y la inflación con 20,9 %. Por su parte, el tema que en menos de un año estaba en boca de todos, la inseguridad, bajó al tercer lugar con 13,2 %.
Nadie se salva de la crisis
“Casi 40 % de los consultados dice que sus hijos comen dos veces al día. Eso quiere decir que el adulto que lleva la comida a la casa come una vez”, explicó el diputado. Aunque los padres tengan varios ingresos económicos, los más vulnerables también sufren las crisis. Hay padres que se desahogan un poco gracias a la comida que reciben sus hijos en el colegio, no obstante, 38,1 % de los encuestados sostuvo que sus chamos dejaron de ir a la escuela en algún momento porque no había suficiente comida en su hogar. La medida fue para evitar que se desmayan en el aula de clase.
“Un chamo que hoy no come bien, no va a rendir y aprender en la escuela. No estudiará y no va a producir en un futuro”, aseguró el dirigente Pizarro, y luego añadió que 33,6 % de la gente expresó que su representado no fue al colegio en alguna oportunidad de modo que le ayudara a conseguir alimentos.
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Debido al alto costo de la vida, los colegios públicos serán una opción para muchos padres que ya no podrán pagar una institución privada. Casi 20 % de las personas que respondieron a la encuesta declararon que cambiarían a su representado de un plantel privado a uno público, mientras que 5,5 % piensa que tendrá que sacar definitivamente a sus chamos de la educación formal.
“La proyección es que de aquí a diciembre estas cifras sean peores, pero no tenemos que esperar ser gobierno para comenzar a trabajar. Hay que trabajar, estamos a tiempo”, resaltó Pizarro.
Fotos: Mariana Mendoza y Cheché Díaz.
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