Maestras ahora se encadenan dentro de la oficina del Concejo Municipal de la Alcaldía de Chacao

De las cinco que iniciaron la protesta hace más de 17 días, tres de ellas subieron este jueves al piso dos y en plena reunión se encadenaron. Una de ellas se lesionó un tobillo por un mareo debido a una baja de azúcar.

Caracas. De las cinco docentes —Galvis Velásquez, Carmen Brito, Odalis Puertas, Geraldina De Sousa y Nelly Prieto— que la primera semana de octubre decidieron encadenarse en una de las entradas de la Alcaldía de Chacao; tres fueron convocadas el pasado jueves en la tarde a una reunión en el piso dos, donde se encuentra el Concejo Municipal. Una vez finalizada la asamblea, las maestras decidieron encadenarse dentro de la oficina.

Son cinco mujeres que este viernes cumplieron 17 días a la intemperie y exponiéndose a la inseguridad caraqueña, para exigirle al alcalde de esa jurisdicción, Ramón Muchacho, les pague todos los aumentos de salarios que fueron acordados en la Contratación Colectiva firmada por él en noviembre del año pasado.

En el sitio donde pernoctan las maestras hay varios afiches y pancartas. Uno de ellos explica los aumentos que han percibido los docentes que pertenecen a la nómina del Ministerio de Educación (noviembre de 2016: 17 %, marzo de 2016: 35 %, junio: 10 %, septiembre: 50 %, y octubre: 17 %) de los cuales ellas y todos sus colegas de Chacao no han recibido ni un bolívar por parte de la Alcaldía. En total, según las maestras, les adeudan al menos 129 % del ajuste.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
A la derecha Carmen Brito, señalando todos los aumentos que les adeudan.

“El quince de cada mes yo cobro Bs. 4.150 y para el último, mi quincena es de Bs. 5.400, y a eso se le suma Bs. 18.000 del bono de alimentación. Ese es todo el dinero que yo recibo por ser Licenciada en Educación Inicial”, explicó Carmen Brito, quien además de dar clases en la Unidad Educativa Municipal Andrés Bello, tiene una maestría en el área de folclore y cultura.

Brito comentó que han tenido el apoyo de todos sus colegas. Agregó que como no están dando clase en los colegios van en el horario a acompañarlas y se unen a la protesta y además les llevan comida, caramelos y golosinas, ya que ella y otras de las maestras encadenadas han tenido bajas de azúcar.

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Nelly Piñero es docente jubilada, el pasado miércoles se mareó y cuando cayó al suelo se dobló el tobillo izquierdo y sufrió un esguince de segundo grado. Ella es una de las tres maestras que protesta dentro de la oficina del Concejo Municipal, y hasta allá fue su nieto a visitarla y le llevó una bolsita con comida y medicinas.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Piñero no puede apoyar el pie izquierdo del piso por la lesión en su tobillo izquierdo.

“Eso es lo único que me alegra. Cuando él viene [su nieto] me cambia el semblante”, expresó luego de despedirlo y comentar con sus colegas lo mucho que se parece a su hijo.

Lo mismo ocurre con la profesora Brito, oriunda de Petare. Comentó que sus hijos ya son mayores de edad y la van a visitar con frecuencia, sin embargo, cuando les manifestó que iba a realizar esa acción sindical ellos le dijeron que no lo hiciera: “Al principio no me apoyaron, pero ahora siempre vienen”.

Las cinco profesionales de la enseñanza se diferencian del resto de los colegas que las acompañan en la protesta, no solo por estar encadenadas, sino por unas pañoletas que usan en su cabeza con los colores de la bandera de Venezuela. “Desde el primer día que nos encadenamos la tenemos puesta. Es un símbolo de identidad nacional”, sostuvo Galvis Velásquez, quien es docente jubilada, pero antes dio clases y fue coordinadora de la Escuela Municipal Andrés Bello.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Una de las docentes encadenadas en la oficina del Concejo Municipal.

Ella sufrió la enfermedad del Mal de Chagas, y ahora que lleva más de dos semanas durmiendo en una carpa dice que ha tenido síntomas de debilidad en el cuerpo, dolor de cabeza, fiebre y tensión baja, con todo, no ha abandonado su acción sindical.

Odalis Puertas tiene dos hijos: una niña de cuatro años y un varón de dos. Al más pequeño aún lo amamanta y lo hace dos veces al día cuando su esposo se lo trae para que lo vea, junto con su hija. “Él es intolerante a la leche de vaca, mi esposo es el que se encarga de traérmelo. Él [su esposo] me apoya 100 % en mi protesta. Sabe que lo hago por el futuro de nuestros hijos”, dijo mientras se acomodaba las cadenas que tenía entre sus muñecas.

Puertas y Piñero, acompañadas por Geraldina De Sousa, son las tres maestras que desde el 20 de octubre comen, duermen y ven transcurrir su día en la oficina del Concejo Municipal.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
La reja donde están encadenadas dos de las docentes y algunas de las pancartas.

De Sousa es maestra jubilada y fue una de las fundadoras de la Escuela Básica Integral Carlos Soublette en el año 1993 bajo el mandato de Irene Saez, aunque recordó que los problemas entre los profesores y los alcaldes comenzaron con Leopoldo López.

“Ellos creen que nos perjudican a nosotros cuando no nos dan nuestro salario justo. Son miles de alumnos afectados, son muchos padres los que nos apoyan y que también tienen que ver qué hacen con sus chamos porque las escuelas están cerradas. Es imposible vivir en este país con un sueldo de Bs. 20.000”, aseveró la profesora De Sousa.

Ya son casi 20 días desde que estas cinco mujeres no dan su brazo a torcer frente a la Alcaldía de Chacao y aseguraron que en ningún momento Ramón Muchacho ni la Directora de Educación de esa jurisdicción, Kety Mendoza, han acudido al lugar a conversar con ellas. Mucho menos a llegar a un acuerdo para levantar la protesta.

No saben cuándo tengan una respuesta por parte de la municipalidad, de lo que sí están seguras es de que no se van de allí hasta obtener el aumento de salario para ellas y todos sus compañeros que día a día educan a casi 1.700 alumnos del municipio Chacao.

Fotos: Miguel González.


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