Profesor de la UCV realiza el primer hallazgo arqueológico de una mikve en Venezuela

Se trata de un “mikve”, una especie de baño ritual judío, en donde purificaban no solo a personas, sino a los utensilios de uso doméstico. Es el primer descubrimiento de este tipo en el país y se presume que el tercero en el continente Americano.

Caracas. Meticuloso, comprometido, desinteresado pero enamorado de su ciencia…así se muestra el profesor Carlos Alberto Martín, antropólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien luego de tres años de estudios y excavaciones, ahora alza sobre sus hombros el hallazgo arqueológico de un “mikve”, primer descubrimiento de este tipo en Venezuela y el tercero en el continente Americano, que data del año 1840.

Hace pocos días, el investigador presentó a la UCV —específicamente a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces)— los atributos de su hallazgo, que comenzaron con una visita a la casa Senior ubicada en Coro, estado Falcón.

“Fuimos a examinar un cementerio de osamentas encontradas en la casa, levantada en 1775 y que fue comprada en 1840 por Abraham Senior, un judío que viene al país desde Curazao”, contó.

Esa casa, dijo, fue muy interesante porque se usó como habitación, como comercio y como sede de la sinagoga: “Cumplía esas tres funciones. Pero, actualmente, se conocía como la casa Senior que albergaba colecciones de Alberto Henríquez, hombre que se dedicó a comprar obras de arte. Sucede que en 2013, la Universidad Experimental Francisco de Miranda comienza una serie de reparaciones y restauraciones en el marco de un proyecto de conservación y en el ínterin de las excavaciones, se encuentran restos óseos humanos. El director de la Escuela de Antropología de la UCV decide colaborar en el levantamiento de la información y el Instituto de Patrimonio Cultural le da el aval para que intervenga y dé con el origen de esas osamentas”.

El profesor Martín en septiembre de ese año acudió al sitio, junto con cuatro bachilleres tesistas, y asumió la responsabilidad del rescate arqueológico, el cual le daba indicios de un asentamiento indígena prehispano. “Pero mientras las máquinas trabajaban en un espacio interno de la casa se toparon con un ‘pedazo ladrillo’. Un profesor de la Universidad Experimental nos informó ya cuando nos veníamos a Caracas, y de inmediato mandé a parar la excavación”.

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Así comenzaron a limpiar la zona hasta llegar al subsuelo y ahí encontraron una fosa de 1.70 x 1.70 metros cuadrados. Estaba tapiada con restos de cerámica europea e indígena, tierra y osamentas de animales. Arriba de los escombros encontraron una moneda de un centavo de 1860, lo cual sugirió al investigador una fecha más precisa del fin de la mikve.

No sabía si se trataba de un escondite, pues en esa época se usaban mucho por los bucaneros, o de un depósito para agua o alimentos. Hasta que terminaron de limpiar la tierra con las técnicas arqueológicas y encontraron dos escalones en un costado de la fosa. Además tenía una superposición de cuatro pisos, posiblemente el único modelo con esta característica en América.

“Entonces, atando cabos, y como esa era una propiedad comprada por un judío, hablé con un profesor del Centro de Estudios Sefardíes de Caracas de la Asociación Israelita de Venezuela, quien por la descripción que le di, de inmediato me informó que se trataba de un mikve”, comentó.

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En junio de este año representantes de la sociedad judía certificaron el hallazgo.

La historia del mikve se remonta a la consagración de Aarón y sus hijos como Sacerdotes en el santuario edificado en el desierto poco después del éxodo de Egipto.

Era una especie de piscina que contenía agua pura de manantial o de lluvias y que no podía ser manipulada ni tratada por el hombre. Ahí sumergían a los hombres que se convertían al judaísmo, a las mujeres antes de contraer matrimonio, a las que terminaban su período de menstruación para que tuvieran relaciones con sus esposos. También se lavaban en esas aguas los utensilios de metal y vidrio para su uso cotidiano.

Se puede suponer que el emerger de la mikve era lo más similar a un proceso de renacimiento y renovación y era muy importante en la religiosidad judía.

En 2015, se termina con el hallazgo y el 27 de junio de este año el Rabino Samuel Garzón, metido en la fosa y luego de tocar los ladrillos, certifica con una señal de aprobación que en efecto esa estructura se trata de un mikve.

Ahora la casa es Patrimonio Cultural y, tras el descubrimiento del profesor Martín, se propuso hacer de ella un museo, conservando en toda su plenitud la bañera histórica. Claro está, tienen que hacerle algunos retoques que conserven con mucha fidelidad la estructura original.

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Para Martín, quien adelanta otras investigaciones arqueológicas, encontrar esta pieza —de la cual no se tiene noticia de réplicas en el mundo—, es algo que dispara sus emociones. Para él es algo religioso y eso lo impactó. Además, la posibilidad de conectarse con una cultura como la judía, que se arraigó en nuestras tierras, le permitió tejer un poco de la historia, “y ahora está ahí, expuesta para que la comunidad la conozca, comparta y preserve”, dijo.

Carlos Alberto Martín, quien está rodeado en su oficina de piezas históricas —muchas de ellas encontradas en estos últimos 12 años en el suelo de la UCV—, recibió la semana pasada un reconocimiento otorgado por Faces dada su incansable labor en pro de la conservación del patrimonio arqueológico del país.

Fotos: Mabel Sarmiento


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