La secuela de la obra de 2019 protagonizada por Joaquin Phoenix es una línea de hechos sin contundencia alguna.

Caracas. Cinco años han pasado desde que el cine le abrió las puertas a un personaje que se quedó en el imaginario: el Guasón de Joaquin Phoenix. Y ahora, en 2024, vuelve a las pantallas, pero esta vez con menos júbilo que en su debut. No hay aplausos unánimes y de pie para esta segunda parte de una propuesta sobre la gloria alcanzada a partir de la decadencia de una figura.

Ahora, en Guasón 2: Folie Á Deux se desploma esa configuración de todo un mundo para la construcción de un personaje.

La segunda parte de esta historia comienza con Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) en prisión. Es justo ese momento en el que se prepara todo para el juicio. Por un lado, el fiscal Harvey Dent (Harry Lawtey) es contundente en su objetivo sin contemplación hacia Arthur, a quien vimos cómo en la primera parte realizó una serie de asesinatos, uno de ellos televisado que generó todo un desenfreno. Por su lado, la defensora del acusado, Maryanne Stewart (Catherine Keener), quiere demostrar que en el protagonista hay un trastorno psiquiátrico en el que conviven en conflictos dos personas: Arthur y Guasón.

En su primer acto, el personaje es famélico. Caído en la rotunda desgracia en una prisión en la que no es que sea un elemento más, pero sí está totalmente disminuido. No es esa figura imponente que bailaba por las calles de Ciudad Gótica en el clímax de la primera parte.

Guasón 2: Folie Á Deux
Guasón 2: Folie Á Deux ya se puede ver en la cartelera venezolana
Propuesta redundante

Es entendible. Está medicado y completamente venido a menos. La propuesta visual del director Todd Phillips en ese momento es certera. Colores lúgubres compaginados con el estado emocional del personaje, en una hostilidad controlada, pero siempre latente. La cárcel no es lugar para débiles. Y a él se lo recuerdan.

Todo parece rutinario en su vida, y la tensión que va logrando la película en esos momentos atrapa al espectador en la constante pregunta sobre lo que pasará. Sin embargo, ya en su primer acto Guasón 2: Folie Á Deux empieza a dar muestra de las redundancias en su propuesta.

Vuelve un poco de interés cuando aparece Harley Quinn (Lady Gaga), a quien ve en una sala medianamente iluminada en un sector contiguo a la cárcel en la que se encuentra Arthur. Apropiado uso de las luces para diferenciar la oscuridad del ensimismamiento por la promesa de un impulso a renacer.

Guasón 2: Folie Á Deux
Guasón 2: Folie Á Deux es una de las películas más esperadas de 2024 debido al éxito de la anterior

Sí, Harley se convertirá en un elemento clave para que Arthur recobre el sentido por lo que había logrado en la primera, esa figura que está en el clímax parteaguas en una sociedad, una personaje que descubre una existencia adormecida, un ser destructivo y a la vez inspirado para muchos en Ciudad Gótica, una sociedad de aspiraciones truncadas que ven en Guasón una especie de justiciero, pero con valores alterados. 

Inconsistencias

En el papel suena prometedor un planteamiento así, pero en la pantalla se diluye en inconsistencias. Pues Guasón 2: Folie Á Deux  busca concentrarse en la soledad de un personaje que ve su nueva realidad estimulada por Harley Quinn, pero que carece de la suficiente fuerza como figura para prescindir de otros elementos que fueron claves en la primera parte, en Joker. 

Por ejemplo, en la anterior, cada personaje, por pequeño que fuera, representa un componente fundamental en la transformación de Arthur: su madre, la vecina, los compañeros de trabajo, los pasajeros del metro. Todo va hilvanado de una manera magistral para entender cada uno de los cambios en la psicología del personaje. Ya en el final de Joker, el desborde de multitudes en las calles por lo que acaban de presenciar es la coronación del protagonista, y por lo tanto, esa masa es un personaje más en el concierto de su vida.

Pero en Guasón 2: Folie Á Deux se arriesgan a adentrarse mucho más en el desasosiego del encierro, en su mundo más inmediato. Y los personajes vinculados en realidad no estimulan mayor cosa en la trama. Es que ni la abogada defensora es convincente en su ímpetu por lograr una sentencia más favorable. Tan solo repite lo que a un grupo de guionistas se les ocurrió para justificar una serie de sucesos.

Guasón 2: Folie Á Deux
Las dos actuaciones principales de Guasón 2: Folie Á Deux son una de las pocas fortalezas de este largometraje
Incongruencias en la trama

Porque esta película, que sí es un musical, es una serie de momentos contundentes, muy bien filmados y actuados, pero unidos por unas escenas sacadas de las gavetas de soluciones de emergencia cuando una historia se trunca o no tiene cómo llegar al punto deseado.

Hay una parte en la que Arthur está encerrado en una celda de castigo, de esas de máxima seguridad. Y de repente, tiene compañía. Así, de la nada, dice que alguien dejó que pasara. Sin mayor indicio que explicara ese momento. Hay que justificar lo que sale en el póster, claro. 

Ya en su clímax, hay un planteamiento interesante sobre el personaje, en el que vislumbra su realidad de otra manera. Sin embargo, cuando toda la atención está puesta en lo que vendrá, y todo indica que no hay para dónde agarrar, los guionistas tocaron la puerta del deus ex machina para poder justificar lo siguiente. Así sin ningún tipo de vergüenza.

Es entonces cuando dejan desnudo realmente al personaje, al que no le dieron los suficientes atributos para mantenerse por sí solo, sin los personajes que lo configuraron en la primera, y que en esta entrega todo queda condensado en el papel de Lady Gaga, que si bien está justificado, no es suficiente para tapar los vacíos de un universo de rellenos. Tan solo un desfile de personajes secundarios de reparto para expresar líneas de un libreto.

Guasón 2: Folie Á Deux
El idilio de estos dos personajes son el eje para varias de las deicisiones tomadas
La música, punto a favor

Hay respeto a ciertos simbolismos claves de la primera, como el de las escaleras. Si bien al principio se estanca en la burla, ya en el tercer acto es una muestra del regreso a la desgracia del personaje. Ya no es que baja las escaleras en bailes desafiantes. También está el uso de la lluvia como guiño bautismal a un nuevo comienzo. En ese aspecto, se mantienen reminiscencias al significado de los elementos circundantes como mensajes.

Las canciones del musical están bien logradas, pero tampoco es que suman a la trama. No hay ningún momento para recordar, como aquella escena en el baño de configuración. Pero son buenos videoclips. La fotografía de Lawrence Sher deslumbra y la música de Hildur Guðnadóttir vuelve a poner varas altas. 

Existe una intención disruptiva o experimental en las maneras de contar, pero en el cine que apuesta a grandes audiencias, eso siempre queda en deseo. Pues hay cuentas que pagar y no termina siendo ni chicha ni limonada. Hay cortometrajes universitarios que se arriesgan con todo y salen mejor librados. Claro, en ese nivel el riesgo puede ser siempre mucho mayor porque no hay compromisos. 

Personaje traicionado

Guasón 2: Folie Á Deux  deja la puerta abierta para una tercera parte. Sin dudas, es una película que pudo no haber existido y no pasaba nada. Joker es suficiente por sí sola. Pero como pertenece en nombre al mundo de lo superhéroes, estaba todo servido para una secuela a cargo de un director que apuesta por la autoría, pero entrampado entre el propio sello y darle oxígeno a un personaje que en la primera entrega tenía la suficiente autonomía para desprenderse de su nombre, pues la obra de 2019 podía llamarse Antonio y así todavía funcionar. Ahora está en los terrenos más claros de franquicia, y debe responder a otras dinámicas, y en este caso, eso genera conflictos. 

Al final, los autores de esta película traicionan a su personaje, a quien llevan en un aparente rumbo para luego desdecirse y encasillarlo en la incoherencia. Se entiende la intención, pero no las maneras de solucionar.

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