Los apagones no dejan de afectar la vida diaria en San Antonio de los Altos. Vecinos comparten su descontento a través de grupos de WhatsApp y buscan soluciones ante la crisis eléctrica. Expertos advierten que las fallas continuarán debido al mal estado de la infraestructura eléctrica.
Caracas. Las últimas semanas de Gabriela Escalante en Venezuela estuvieron marcadas por la oscuridad producto de las fallas eléctricas. La joven de 28 años de edad tomó la decisión de emigrar desde hace un año, pero sus últimos días en San Antonio de los Altos los vivió en medio de constantes apagones.
Los cortes eléctricos no son un acontecimiento reciente en Venezuela. En San Antonio suceden por épocas. “Normalmente, se pone peor en temporadas de lluvia”, describe Gabriela, quien nació en esta zona.
Pero desde el 30 de agosto, fecha del más reciente apagón nacional, la situación “se hizo insoportable”, con cortes diarios de más de seis horas. “Luego del 30 de agosto se hizo imposible dejar de sentir que el país me echaba cada día”, añade Gabriela.
El mega apagón del 30 de agosto fue el quinto que ocurre en el país desde 2019. Este último ocurrió en medio de una crisis política derivada de la cuestionada victoria de Nicolás Maduro, anunciada por el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, durante la elección presidencial del pasado 28 de julio.
Sin luz y sin poder trabajar
El trabajo de Gabriela, comunicadora social de profesión, es remoto. Sin embargo, es necesario tener conexión a internet.
Hubo un día que trabajé desde un supermercado con planta eléctrica. Al principio era desesperante. Sin embargo, llegó un punto en que se normaliza, por muy horrible que suene. Empecé a organizar mi trabajo para hacerlo en horas que sospechaba que habría luz o adelantar, para que, si se me iba la luz, no me atrasara mucho”.
En medio de las fallas eléctricas, la nevera de la casa de Gabriela se dañó por segunda vez en un año. “Gracias a Dios no fue tan grave, pero el año pasado también se nos dañó, durante otra temporada de apagones”.
Desde hace dos semanas Gabriela vive en Colombia. Cuando se fue los cortes en San Antonio habían bajado de intensidad, ya no son tan prolongados como en septiembre, pero sigue yéndose al menos por una hora al día, según lo que le comenta su familia.
Desahogo en grupos de WhatsApp
Los grupos de WhatsApp de vecinos se han vuelto espacios de desahogo para los vecinos que día a día soportan los embates de los cortes de luz. “Tenemos niños pequeños”, es parte de lo que dice uno de los mensajes, en el que el vecino recalca que están sin luz desde hace varias horas. Otro pide a la alcaldía de Los Salías tomar acciones ante la falta del servicio.
Las competencias eléctricas en Venezuela dependen de la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, ente adscrito al Ministerio de Energía Eléctrica.
El gobierno de Nicolás Maduro atribuye las fallas eléctricas en Venezuela a supuestos sabotajes. Mientras que, expertos desmienten este discurso. “Lamentablemente, esto va a seguir pasando”, advirtió José Aguilar, ingeniero especialista en sistemas de generación eléctrica, José Aguilar, en entrevista reciente para Crónica.Uno.
Cuando usted tiene un equipo a carga máxima, sobre todo en la parte térmica, y se le cae el sistema y al poco tiempo lo está arrancando bestialmente, usted le está metiendo mucho estrés, mecánicamente, a esos equipos y les puede estar dañando las cosas. Este constante cerrar, conectar, desconectar, se le está poniendo ciclos de vida, actuaciones, a equipamiento que no fue diseñado para eso. Está induciendo un desgaste excesivo en los equipos”, advierte el experto.
La vida sin luz
“Sin agua, sin luz, sin internet, sin ascensores, es demasiado y es regularmente”, comenta Sandra*, vecina de San Antonio, quien prefiere ser mencionada solo bajo seudónimo.
Cuando se va la luz en San Antonio la vida prácticamente se paraliza. Las clases en las escuelas quedan suspendidas, lo que perjudica el rendimiento escolar de los alumnos en un país donde el horario mosaico quedó de forma permanente luego de la pandemia por COVID-19.
San Antonio está repleto de edificios altos, con entre 12 y 19 pisos. Ante la falta de ascensores operativos, los vecinos evitan salir de sus casas, los cuales, aunque haya luz, puede que de igual forma no funcionen, debido a daños que presentan luego de constantes fallas eléctricas.
Al mismo tiempo, la mayoría de las urbanizaciones dependen de bombas eléctricas para bombear agua por tuberías. Así que al irse la luz, el agua también se va. Otro problema son las rejas eléctricas de los estacionamientos, al no tener luz las personas no pueden entrar o salir con sus vehículos a los edificios.
En mi edificio a muchas personas se les han dañado artefactos eléctricos. Sobre todo las neveras. Nosotros en casa tenemos protectores eléctricos en cada aparato, y en los que no tenemos, los mantenemos desconectados”, explica la vecina.
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