El ingeniero José Aguilar dijo que aunque no hay detalles de lo que originó el colapso del sistema eléctrico el viernes pasado, advirtió sobre la probabilidad de que estas fallas se repitan por daños en los equipos.
Caracas. “Lamentablemente, esto va a seguir pasando”. Así lo advirtió el ingeniero especialista en sistemas de generación eléctrica, José Aguilar, sobre el apagón nacional que ocurrió el pasado 30 de agosto.
En entrevista con Crónica Uno, el experto indicó que se investigan las causas reales que provocaron el apagón nacional, que recordó el evento de 2019. Lo que sí descarta Aguilar es el argumento que dio el sector oficial a pocas horas de la falla eléctrica: sabotaje.
“Cuando usted tiene un equipo a carga máxima, sobre todo en la parte térmica, y se le cae el sistema y al poco tiempo lo está arrancando bestialmente, usted le está metiendo mucho estrés, mecánicamente, a esos equipos y les puede estar dañando las cosas. Este constante cerrar, conectar, desconectar, se le está poniendo ciclos de vida, actuaciones, a equipamiento que no fue diseñado para eso. Está induciendo un desgaste excesivo en los equipos”, advierte.
Recordó que el 7 de marzo de 2019, cuando ocurrió lo que se conoció como el megapagón nacional, se tenían seis máquinas inoperativas en Guri (casa de máquinas II-sistema 765kV). En respuesta, se sacaba energía de las centrales hidroeléctricas de Caruachi y Macagua (sistema 400kV) para pasarla a Guri.
“Sobrecargaron esos equipos. El equipo tiene una protección, una alarma que dice: ‘Mira, yo no puedo seguir trabajando así’. Y como eso está allí en el patio de Guri, este mandó a desconectar esos transformadores. Las cuatro unidades grandes que había en Guri (sistema 765 kV) no pudieron absorber esa falla y se cayó el país como efecto de cascada, de dominó”, explicó.
Mantenimientos vencidos
Para Aguilar, no se trató de un error humano. Al contrario, se hicieron las acciones y maniobras para evitar que el sistema colapsara. Sin embargo, recordó que este “tiene una inmensa carga acumulada de mantenimientos vencidos y el equipamiento no le respondió al operador”.
El sistema de mantenimiento, detalló, se alimenta de una serie de informaciones que vienen de los fabricantes de los equipos. Otras vienen de la experiencia de los operadores y de las rondas que hacen para monitorear y vigilar.
“También hay instrumentación que envía señales a un computador y allí están programados qué es normal y qué es anormal. El personal de mantenimiento es instruido en cómo se van a tomar las acciones necesarias”.
Asimismo, destaca que el sistema eléctrico en Venezuela ha tenido una ingente asignación de recursos, y aún así persisten las fallas. Atribuye el hecho a la corrupción.
Ha habido mala inversión. Se han comprado cosas que no se debieron comprar, equipos usados, viejos y todos con sobreprecio”:
Descarte de “sabotaje”
La teoría del “sabotaje” vino acompañada de un supuesto hackeo al sistema. Aguilar explica que los equipos en sí pueden presentar fallas, pero recuerda que la concepción de la represa de Guri se pensó precisamente para que no estuviera sujeta a esa vulnerabilidad.
“Los equipos pueden fallar. O sea todo a usted le puede fallar, su carro en el botón para subir y bajar el vidrio, todo eso son cosas factibles. Pero decir que fue que alguien se metió por una computadora, no; porque precisamente cuando la concepción de ese sistema, hablando de Guri, fue decir: esto no puede estar sujeto a esa vulnerabilidad… Es más, hay gente que dice que nuestros sistemas de control son obsoletos”, detalló Aguilar.
Miedo a la persecución
Cuando el apagón de marzo de 2019, el gobierno también dijo que se trató de un sabotaje al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y comenzó una ola de persecución hacia trabajadores y extrabajadores de la estatal Corpoelec.
Como consecuencia, detuvieron a Geovanny Zambrano, trabajador de Corpoelec, quien días antes había estado en una rueda de prensa donde los trabajadores Damaris Cervantes y José Cedeño advirtieron sobre la falta de mantenimiento en la represa de Guri. Tuvieron que resguardarse por amenazas de aprehensión.
También detuvieron a Otoniel Ramos, a quien acusaron de causar daños al SEN. Asimismo, se dictaron otras cuatro órdenes de captura contra extrabajadores que tenían entre dos y ocho años fuera de la empresa, incluso algunos tenían tiempo viviendo fuera del país.
Desde entonces, aumentó el mutismo sobre lo que ocurre en las centrales hidroeléctricas de Bolívar, las cuales surten de electricidad a más del 70 % del país. De parte del Estado, tampoco hay transparencia para informar el estado actual y operatividad de cada una de las casas de máquinas de las represas Guri, Macagua y Caruachi.
Hoy los trabajadores temen dar cualquier información relacionada con la operatividad de cada una de las centrales hidroeléctricas, las cuales están militarizadas.
Estado de hidroeléctricas
La información que se tuvo en 2020 de fuentes internas, a un año del primer apagón nacional, fue que en Guri de 20 turbinas generadoras, solo funcionaban 13.
La represa Macagua, de la que Bolívar depende principalmente, tiene 20 máquinas. Casa de Máquinas I, que consta de seis turbinas generadoras, tenía cinco fuera de servicio. Casa de Máquinas II, de 12 turbinas generadoras dos estaban fuera de servicio. Y Casa de Máquinas III tenía sus dos turbinas paralizadas.
En el caso de Caruachi, con 12 unidades generadoras, tenía dos fuera de servicio, con opción a reparar; dos paralizadas totalmente dañadas, sin arreglo, y cinco en funcionamiento, pero en “terapia intensiva”, según indicó la fuente.
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