El informe señala que “la escasez de alimentos estaba teniendo un impacto desproporcionado en las mujeres”. Se cuestiona el uso del carnet de la Patria.
Caracas. La estrategia del Gobierno de utilizar los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) para garantizar la alimentación es cuestionada porque no satisface los derechos nutricionales de los ciudadanos y es una herramienta política.
El segundo informe acerca de la violación reiterada de derechos humanos en Venezuela, presentado por el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Zeid Ra’ad Al Hussein, tiene un aparte relacionado con el tema de la alimentación en el que destaca que los ciudadanos se enfrentan a una baja disponibilidad de alimentos que ha incrementado los niveles de desnutrición y cuestiona la respuesta oficial a la crisis, que ha sido a través de los Comités.
Se indica que los Clap “no cumplen con ciertas normas relativas al derecho a una alimentación adecuada, según se establece en la Observación General Nº 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y culturales”. Por tal motivo, detalla que:
- No satisface las necesidades nutricionales de los venezolanos. El contenido nutricional de los alimentos que vienen en las cajas CLAP es bajo en proteínas y vitaminas, y alto en grasas, azúcares y carbohidratos. Los artículos de una caja no alcanzan para cubrir las necesidades alimenticias semanales de una familia, y la calidad de algunos productos, como la leche, es inadecuada. Además, otros productos, como la harina de maíz importada de México, que está destinada a preparar tortillas y no arepas, no son culturalmente apropiados.
- Carece de procedimientos y mecanismos de rendición de cuentas claros. Los Clap operan a través de una estructura paralela, ajena a la supervisión de cualquier ministerio, y no están dotados de un mecanismo efectivo para presentar quejas, los miembros de los comités locales pueden tomar decisiones arbitrarias a la hora de designar a los beneficiarios, de fijar el costo de la caja y de decidir cuándo detener las entregas. Las personas entrevistadas por el Acnudh se han quejado por los retrasos recurrentes en la distribución de las cajas, por el aumento continuo del precio (que además debían abonar por adelantado), por el hecho de que los productos fueran revendidos a precios más altos en el mercado negro y por haber sido discriminados en la obtención de las cajas al no apoyar al Gobierno.
- Se ha utilizado como una herramienta para la propaganda política y el control social. Los Clap mantienen fuertes vínculos con el partido gobernante, el PSUV, y no solo con el Gobierno. De hecho, operan a través de las estructuras organizativas locales del partido en cada barrio. Los Clap publican una revista oficial que se ha utilizado claramente para apoyar al PSUV en las últimas elecciones, así como para condenar a los opositores políticos, y, durante el proceso electoral, imprimieron en las cajas el rostro del Presidente Nicolás Maduro. Debido a la grave crisis alimentaria y a los niveles elevados de discrecionalidad en las actividades del programa, el partido gobernante ha adquirido un poder considerable sobre los destinatarios de las cajas. El Acnudh recibió los testimonios de personas a los que miembros de los Clap habían amenazado con que dejarían de recibir las cajas si no votaban por el PSUV, o por haber presuntamente participado en protestas contra el Gobierno.
El Alto Comisionado de la ONU objeta esta respuesta oficial frente a la crisis alimentaria.
Por la prolongación de las distorsiones de la economía, la producción de bienes esenciales ha disminuido por lo que hay fallas de abastecimiento, y los rubros que hay se han encarecido. La elevada inflación ha golpeado el presupuesto de las familias.
El informe señala que la disponibilidad de alimentos había alcanzado mínimos críticos, puesto que las importaciones de alimentos se habían reducido en un 76 % entre 2013 y 2017, y que el aprovisionamiento asegurado por la producción nacional había pasado del 75 % de la demanda de alimentos en 2013 a apenas el 25 % a fines de 2017. Pese a la falta de datos oficiales acerca de la disponibilidad de alimentos, varios indicadores revelan la gravedad de la crisis. Según la encuesta Encovi de 2017, el 78 % de los venezolanos reconocieron que habían comido menos en los últimos tres meses debido a la escasez de alimentos”.
Se apunta que “los productos con alto valor nutritivo, como el pollo, los huevos, la carne de res, los cereales enriquecidos y las verduras, han sido sustituidos por una dieta basada en tres alimentos esenciales: tubérculos, cereales en forma de maíz o pan, y queso, así como azúcar y grasas Un estudio realizado por Caritas en 44 de las parroquias más pobres de diez estados del país reveló que el 39 % de las familias entrevistadas habían tenido que vender sus electrodomésticos y otros objetos de valor para comprar alimentos, y que el 41 % se habían puesto a mendigar o a buscar comida en las basuras”.
El Alto Comisionado de la ONU cita un estudio de Cáritas que indica que “las embarazadas, los ancianos y los niños corren un riesgo particular de malnutrición. La malnutrición aguda en los niños menores de cinco años atendidos por la organización había pasado del 8,7 % en octubre de 2016, al 16,8 % en diciembre de 2017. Caritas también alertó de que el 33 % de los niños examinados padecían malnutrición crónica. (…) Era casi imposible encontrar leche para bebés en el mercado, y cuando la había su precio superaba dos salarios mínimos mensuales. La unidad pediátrica del Hospital General de Caracas señaló que los casos de niños con malnutrición aguda aumentaron en un 260 % en 2017”.
El Acnudh observa que la escasez de alimentos estaba teniendo un impacto desproporcionado en las mujeres. Según una encuesta de 2017, los hombres estaban consumiendo alimentos con un valor nutricional mayor que los consumidos por las mujeres, cuya dieta solía carecer de las proteínas y micronutrientes necesarios. Las mujeres eran, además, más propensas que los hombres a comer menos o a saltarse comidas cuando no había suficientes alimentos para toda la familia.
Se destaca que “el grueso del peso de encontrar comida recaía en ellas. Efectivamente, las mujeres eran mayoría en las colas para comprar productos alimenticios a precios regulados. Podían pasar entre 8 y 14 horas semanales de promedio haciendo cola en la calle, expuestas a las condiciones climáticas y a la elevada inseguridad”.
El carnet de la Patria
El informe objeta el uso del carnet de la Patria para recibir las cajas Clap. Si bien esta estrategia podría considerarse como una forma de digitalizar y organizar la información sobre los beneficiarios de los programas sociales, ha habido varias denuncias por el uso de este documento con fines políticos.
En los testimonios recopilados por el Acnudh se destaca que el Gobierno ha utilizado las estructuras locales del PSUV para realizar el proceso de registro, y que durante las elecciones regionales y municipales se había pedido a las personas que activaran su carnet de la patria en los llamados “puntos rojos”, que eran tiendas de campaña administradas por miembros del partido gobernante, ubicadas en las inmediaciones de los colegios electorales. A pesar de las garantías del Gobierno de que el voto sigue siendo confidencial, muchas personas creen que pueden ser excluidas de los programas sociales si no votan por el partido oficial”.
Foto: AVN
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