Apagones obligan a habitantes de Ocumare de la Costa a recurrir al trueque para sobrevivir

Los cortes de electricidad son de vieja data pero, a raíz del megapagón, los ocumareños no han visto luz: desde el 15 de marzo el municipio se encuentra sin energía. Los habitantes no cuentan con servicio telefónico ni gas y la afluencia de turistas ha disminuido considerablemente.

Doce años después de que el entonces presidente Hugo Chávez Frías planteara el trueque como medio para el intercambio comercial, la necesidad ha obligado a adoptar el viejo método a los habitantes de la población costera de Ocumare de la Costa, en el estado Aragua. Las fallas permanentes del servicio eléctrico han hecho que los lugareños tengan que canjear productos para comer, pues la actividad comercial y turística, pilar de ese municipio, está paralizada casi en su totalidad.

Desde el pasado 15 de marzo, una semana después del apagón nacional, el municipio Costa de Oro permanece en absoluta oscuridad. Sin servicio eléctrico, los ocumareños se aglomeran en el muelle de La Boca, a esperar a los pescadores e intercambiar sardinas o cualquier otro pescado por arroz, pasta u otro alimento. La falta de dinero en efectivo y la inoperatividad comercial por la imposibilidad de usar los puntos de venta también contribuyen a hacer del trueque el mecanismo de subsistencia.

Sofía Croquer, conocida como la Gorda Lía, es tajante cuando asegura que las pérdidas en las pescaderías son cuantiosas por la falta de servicio eléctrico. “No sabemos qué pasa, nadie dice nada. Mientras tanto, los negocios están cerrados y quebrados, y nosotros ya no vivimos del turismo”.

En efecto, Ocumare de la Costa, destino turístico de la costa aragüeña, ha visto mermada su actividad turística en más de 80 % según cálculos tímidos de otros lugareños como Felipe Díaz, quien cuenta cómo la afluencia de visitantes ha disminuido considerablemente y más después del apagón nacional, pues en Ocumare de la Costa, además de la energía eléctrica, no hay agua, no hay servicio telefónico y la carretera sufre de un permanente deterioro, sin contar que la única estación de gasolina del pueblo permanece cerrada.

Los ocumareños padecen también la falta de gas doméstico. Pasan hasta 20 días sin que llegue el servicio y cuando lo hace, solo les entregan una bombona por grupo familiar, por lo que no les ha quedado otra alternativa que cocinar a leña. Algunos han encontrado en la venta de madera un paliativo a la crisis económica.

La adquisición de productos de primera necesidad es una odisea. A menos que los ocumareños logren viajar a Maracay, tienen que comprar, a precios exorbitantes, comida y productos de aseo personal.

Una harina de maíz que en la ciudad puede costar 4000 bolívares, aquí la consigues en 9000; un jabón de baño que puedes comprar por 2000 bolívares en Maracay, aquí te cuesta hasta 4000 bolívares”, explica Felipe Díaz.

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