Este jueves se cumplen 311 años desde que al indio Tomás José Purino se le apareció la pequeña imagen de una mujer con un niño en el brazo derecho y a sus pies una media luna, mientras cortaba un árbol y veía cómo se levantaba la tierra. Desde entonces la Madre de Dios, en la advocación de la Virgen de Belén, decidió quedarse en tierras aragüeñas.

Maracay. “Los animo para que la fiesta de la Virgen de Belén no sea solo para San Mateo, sino también para todo el estado Aragua y que, próximamente, podamos ver hecho realidad el sueño de convertirla también en la copatrona de la Diócesis de Maracay”, anunció su obispo, monseñor Enrique Parravano, durante la celebración de los 311 años de la aparición de la Virgen de Belén, patrona del estado Aragua.

Desde la iglesia de San Mateo, el obispo de Maracay acompañado de las autoridades eclesiásticas de la región y de una nutrida feligresía, encabezó los actos litúrgicos que todos los años se realizan en la histórica capital del municipio Bolívar, para venerar a la advocación de la Virgen María que le apareció al indio Tomás José Purino un 26 de noviembre de 1709.

Durante la misa, monseñor Parravano insistió en la plegaria para que la Virgen de Belén: “sane nuestras heridas y nos veamos libres de tantos males que afligen al mundo y vivamos como verdaderos hijos de María, como verdaderos cristianos y hermanos. Que su bendición llegue al pueblo aragüeño y de Venezuela, para superar esta terrible situación que vivimos. Que María nos proteja y  nos ampare”.

La Diócesis de Maracay programó una serie de actividades para celebrar esta fiesta religiosa que encuentra al estado Aragua y al país, en un aislamiento y cuarentena social producto de la pandemia por el COVID-19.

Un momento histórico como éste –dijo el obispo en su homilía– hay que celebrarlo a pesar de todas las adversidades que tenemos y de la pandemia que aún continúa. Se trata de una historia de amor que Dios ha querido realizar en medio de este querido pueblo que ha nacido de la fe.

Feligreses y devotos de la Virgen de Belén se dieron cita este jueves en la plaza de San Mateo, algunos sin tapabocas, para estar presentes no solo en la sesión solemne organizada por la Alcaldía de Bolívar, sino también en el recorrido de la Virgen hasta su santuario, en medio de fuegos artificiales.

El día previo, una rutilante imagen de la Patrona de Aragua era proyectada  en la torre Sindoni, el edificio más alto de Maracay. Se trató de un video mapping promovido por la Catedral La Asunción y que contó con la presencia de monseñor Parravano y el padre Georges, párroco de San Jacinto.

Un regalo de fe

Fue en San Mateo, un 26 de noviembre de 1709, donde el indio Tomás José Purino cortaba un árbol en el patio de su choza y en medio de la faena, observó que a medida que golpeaba el palo con el hacha, el suelo se movía y la tierra se levantaba.

“¡Inés, Inés, ven, corre!”, cuenta la leyenda que gritaba Purino a su mujer, mientras ambos observaban una pequeña imagen del tamaño de una moneda, donde había una mujer sobre una media luna, con un niño de pie sobre su rodilla derecha, una mano de ella sobre el vientre del pequeño y la otra tocando su pie izquierdo. 

La imagen permaneció 13 días en la choza de Purino e Inés, a donde acudían los vecinos para venerar y rendir culto al milagroso hallazgo.

Virgen de Belén
La Virgen se la apareció al indio Tomás José Purino hace 311 años / Foto: Cortesía

Era la prodigiosa aparición de la Madre de Dios, que quiso quedarse en estas tierras aragüeñas, gracias a la insistencia de fray Nicolás de la Torre, quien pidió repetidamente al indio Purino trasladar la imagen al templo, a la que empezaron a llamar la Virgen de Belén.

Al día siguiente el sacerdote subió al altar y, antes de comenzar la misa, el monaguillo descorrió el velo que ocultaba a la Virgen. El sacerdote se extrañó de que la imagen, antes oscura y plomiza, tenía un hermoso y vivo dorado, además, al principio tenía una altura de dedo y medio y a sus pies la media luna, y que después en la iglesia creció como dos tercios más.

San Mateo histórico

El pueblo de San Mateo, en el municipio Bolívar del estado Aragua, que el próximo 30 de noviembre cumple 400 años de su fundación como parroquia eclesiástica, siempre ha tenido una importante referencia histórica.

Fue el lugar donde transcurrió buena parte de la niñez de Simón Bolívar, en donde recibió educación formal de manos de don Simón Rodríguez y a donde el joven, recién casado, decidió trasladarse para que el bendecido clima de la zona, ayudara a mejorar a su esposa, María Teresa del Toro y Alaiza, enferma de paludismo.

Son muchos los milagros que se le atribuyeron a la Virgen de Belén desde su aparición. Como las lluvias que llegaron en tiempos de sequía o el cese de epidemias de viruela, sarampión y paludismo. Conocida es la protección de Nuestra Señora de Belén que Bolívar imploró para los suyos, el 25 de marzo de 1814.

Refiere la historia, que Simón Bolívar entró a la capilla y tomó a la Virgen, salió a la calle y levantó la imagen invocando ayuda para los que defendían el fortín. Vino el sacrificio por la patria del granadino Antonio Ricaurte, quien incendió el arsenal de pólvora para que no cayera en las manos de los enemigos al mando de Boves.

Dos años antes, cuando la iglesia del pueblo se convirtió en ruinas por el terremoto, la medalla que representaba la imagen de Nuestra Señora de Belén, fue trasladada a la hacienda Cantarrana, propiedad de Simón Bolívar, en donde se mantuvo en un altar provisional, para  resguardarla y venerarla.

Milagros invocados

Otro milagro atribuido a la Virgen de Belén fue en el año 1918, cuando San Mateo fue azotado por la gripe española que había llegado al país por el puerto de La Guaira. El presbítero Luis Rafael Romero Sánchez, devoto de la Virgen, le imploró con tal piedad, que la peste se erradicó de manera rápida y milagrosa.

Desde su aparición, la devoción mariana no ha cesado, especialmente en San Mateo, que 311 años después, sigue venerando a esta advocación de la Virgen de Belén, principalmente desde que en 1962, monseñor José Alí Lebrún Moratinos y monseñor Feliciano González, primer y segundo obispos de Maracay, respectivamente, solicitaron la Coronación Canónica de la imagen.

La Virgen de Belén ha sido nombrada Patrona de Aragua desde su aparición en 1709, pero no fue sino hasta el año 2004 cuando el gobernador Didalco Bolívar lo decretó. La reliquia de la Virgen, hallada en el sitio donde se levantó el santuario construido en 1920 y recientemente restaurado por el gobierno municipal, fue proclamada también como el cuarto símbolo del estado Aragua, junto con la bandera, el escudo, y el himno regional.

311 años después, la oración del presbítero Luis Rafael Romero Sánchez, un fervoroso venerador de la Virgen y a quien le fue otorgado el nombre de “Peoncito de la Virgen de Belén”, sigue siendo la plegaria del pueblo aragüeño.

“Tu amor y tus gracias nos cubren de bien, Patrona de Aragua, Virgen de Belén”, reza la oración.


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