70 colegios fueron atacados por el hampa en solo un mes. Directivas deciden llevarse desde los aires acondicionados hasta implementos de cocina para evitar los robos.

Maracaibo. Las dificultades que experimentan las familias venezolanas para tener acceso a alimentos, útiles escolares y uniformes amenazan al porcentaje de niños que acuden a los colegios zulianos. La problemática viene acompañada de un mal que ataca sin compasión a la población: la inseguridad.

Asaltos a mano armada, robos a alumnos y padres a la hora de la salida y saqueos se registraron en 70 instituciones en septiembre del año pasado. El caso de la escuela técnica asistencial Alonso de Ojeda es un ejemplo representativo. Para el primer semestre de 2016 fueron víctimas del hampa en 18 ocasiones y en sus últimos ocho días sufrieron tres robos, por lo que decidieron suspender las clases.

En el último evento los despojaron de sus acondicionadores de aire, botellones de agua, equipos de refrigeración y ventiladores de piso. Este tipo de casos se repiten constantemente en las demás escuelas. “En vacaciones es lo mismo. Hay toda suerte de hampa organizada que cuando llega esta temporada, prefieren para esos robos, cableados, aires acondicionados incluyendo lo poco que hay, lavamanos o infraestructura de baños”, afirma Gualberto Mas y Rubí, presidente del Sindicato Unitario de Magisterio del Estado Zulia (Suma).

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El líder gremial explica que existen planteles en los que la directora y el personal trasladan hasta sus casas desde aires acondicionados hasta implementos de cocina para garantizar que vuelvan a sus lugares en septiembre. “Corren riesgos administrativos si por alguna mala casualidad eso se pierde porque legalmente eso no se debe hacer. Pero son tantas las visitas que saben que si roban eso, jamás va a ser sustituido en un mes o dos meses, quizás a mitad de año”.

El asunto fue denunciado en reiteradas oportunidades a la Secretaría de Educación de la Gobernación del Zulia. Se propuso un plan de protección a las escuelas, pero la acción no se llevó a cabo. Mas y Rubí insiste en que hay una precariedad notoria en la vigilancia escolar por parte de los organismos policiales: “No hay el numero de patrullas necesarias para abordar la seguridad ciudadana, mucho menos de un liceo”.

Señala que la solución podría darse a través del trabajo conjunto entre los mandatarios regionales y municipales con la comunidad para velar porque las infraestructuras no estén totalmente cerradas y que exista buena iluminación en las calles.

Foto: Cortesía Panorama


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