El actor y cantante Daniel Jiménez, quien se formó en lo que considera la época de oro de la televisión venezolana con figuras como José Ignacio Cabrujas y Salvador Garmendia, cree que “ahora las cosas han agarrado pa’ otro lado”. Metido en la piel de Renny Ottolina clama por una mejor televisión.

Caracas. No esconde su admiración por el hombre calificado como el número 1. Se adentró en su piel, voz y caracterización en una larga temporada de representación que promete volver. Es fácil confundirlo con Renny Ottolina, el animador que marcó pauta sobre cómo hacer televisión en Venezuela. Se trata de Daniel Jiménez, un actor con una trayectoria de más de tres décadas entre la actuación y la música: “Si surge un disco, lo hago; si surge una obra, la hago”.

Previo a una de las funciones —a casa llena—  de Renny Presente en el Trasnocho Cultural, Crónica.Uno conversó con el actor.

¿Cómo surge la idea de personificar a Renny Ottolina y por qué a esa figura?

—Surge porque yo tenía la necesidad de llevar el mensaje de él, sobre todo para la gente joven, porque quienes tenemos de 50 para arriba ya lo tenemos claro. Renny está sembrado en el país, pero creo que nos olvidamos y hace falta un tipo con el norte que tenía él. Yo no veo a nadie parecido a él en la política, ni tampoco en los medios. Y creo que es necesario volver a eso que él hacía, en el teatro lo estamos haciendo. Cuando hacemos la vida de Sofía Ímber, la de Renny, la de gente que tuvo un norte venezolano, estamos como redescubriéndonos a través de las vidas de ellos. Eso es importante. Renny hace falta.

¿Cómo fue el proceso de caracterización? Vemos que se parece a Renny Ottolina…

—Muchísimas horas de verlo, verlo, verlo; y oírlo mucho. Te hablo de dos o tres meses oyéndolo todos los días. Leyendo artículos y programas de radio y televisión y todo lo que hay sobre él. Después trabajar la voz, que era una de sus características y con una dicción impecable, imponente, maravillosa. Un sábado en la madrugada, en mi estudio, me grabé con mi celular haciendo como Renny y lo colgué (en redes) y me fui a dormir. En la mañana cuando leo los comentarios todo el mundo me decía: “Esa es la voz de Renny”. Después me fui a la gestual: cómo se tocaba los lentes, cómo fumaba, cómo señalaba a la cámara, cómo sonreía. Todo.

¿Usted lo admiraba ?

—¡Muchísimo! Yo lo admiraba muchísimo, pero una cosa es admirarlo y otra es verlo como un personaje a ser interpretado. Cuando nos metimos en esto de hacer de Renny, decía: ‘Dios mío ¿cuál es el reto de hacer alguien muy querido que nunca antes se hizo? ¿Por qué no se hizo un hombre tan mediático como Renny? ¿Será por respeto o por miedo que el actor diga: me quedé en el aparato haciendo esto’. Me lancé y afortunadamente a la gente le ha gustado.

daniel jiménez
Foto: Tairy Gamboa

¿Qué diría Renny al ver la situación actual de la televisión venezolana? ¿Qué cree?

—Eso sería muy difícil de decirlo porque Renny no está aquí y no está viendo esta televisión que tenemos. Sin embargo, él hace 53 años hizo un juicio sobre la televisión donde la criticaba duramente porque se iban más al rating que al contenido, la calidad.

¿Fue un visionario?

—Sí y es lamentable porque hubiese sido bonito que ese mensaje quedara en el pasado y tuviéramos ahora una televisión de primera. Pero ahorita tanto en la comunicación como en la política el mensaje de Renny cae perfecto y por eso es Renny Presente, ¿por qué presente? Porque lo que dijo tiene vigencia. Es muy triste y lamentable porque quisiéramos un país distinto.

Actor de teatro y televisión con más de tres décadas de trayectoria. ¿Cuáles han sido los sinsabores durante todo este trayecto?

—Este es un trabajo muy noble porque siempre necesitan un actor o un músico para hacer algo, hasta en un barcito que se esté cayendo requieren a un músico para que toque allí. Pero también han sido muchos los sinsabores porque mucha gente me ubica como músico, entonces hacen una obra de teatro y no me llaman porque dicen: ¡está con la música! O a la inversa: de hacer un disco o un concierto no me buscan porque dicen: ‘tú estás actuando’. Esa dualidad no es fácil llevarla, son dos mundos totalmente distintos.

¿Y cómo lo maneja?

—Yo las llevo a la par, hago las dos cosas; lo que sale primero, por ahí me voy. Si surge un disco, lo hago; si surge un concierto, teatro, eso hago.

En lo personal

¿Cuál ha sido su mayor logro personal?

—Tener a mis hijos y la familia que tengo: tanto mis padres, como mis hermanos, mi esposa y mis hijos. Me siento muy honrado y agradecido de la familia que me tocó. A veces siento que no me los merezco.

¿Se fueron por la crisis de Venezuela?

—Sí, sí, se fueron porque aquí no veían futuro en lo que estaban haciendo. Y se fueron, así de sencillo.

Muchos artistas han emigrado, ¿qué lo ata aún a Venezuela?

—Yo tengo mucha fe y esperanza de que el país va a salir adelante. Hemos vivido momentos muy duros, de crisis, pero yo me cansé de echarle la culpa al gobierno, de echarle la culpa al vecino y de la situación país. El país somos todos y entendí que no hago nada quejándome, hago es haciendo.  Entonces decidí —desde hace dos o tres años para acá— cambiarme el disco, yo era que marchaba todos los días, hacía canciones de protesta y dije: ¡no! y no es que esté mal, no es culpa de nadie, es culpa mía si yo no evoluciono, el país que tengo es este con estas circunstancias. Hay países que están peores y gente que echa pa’ lante, entonces esta es mi manera de hacerlo. Por lo tanto, decidí afrontar mi trabajo y mi profesión y no me voy porque creo mucho en el país y este momento va a pasar. Creo que falta menos ante todo lo que hemos pasado, falta poco para salir de esto.

daniel jiménez
Foto: Tairy Gamboa

¿Consideras que hay que acudir a todas las acciones de calles a las que llamen?

—¡Claro! Hay que seguirlas haciendo. Hace tres años salieron unas canciones por ahí de salsa de protesta que la gente confundió diciendo que era Rubén Blades, yo fui quien las cantó y compuso. Como era salsa-protesta la gente creyó que era Rubén Blades, hasta que él mismo lo desmintió. Era mi manera de pensar, estoy cansado de marchar y que no pase nada. Pero sí creo que todo eso vale, yo saldría a la calle mil veces a hacer todo lo que hay que hacer por echar adelante a este país, ¡claro que sí!

¿Cómo ve usted la televisión en la que se formó y la actual?

—Yo me formé en una época de oro, con grandes como José Ignacio Cabrujas, Salvador Garmendia o Julio César Mármol, de grandes musicales, con respeto, con decoro en la profesión y hoy en día veo que las cosas han agarrado pa’ otro lado. Veo gente gritona en televisión, con chismes: o que imperan son los programas de chismes, no hay programas de cultura sino de meterse en la vida del otro, de insultar al otro.

¿Qué le agregaría a la parrilla de programación?

—Programas como los que yo vi, con figuras como con las que yo crecí: Simón Díaz, Aldemaro Romero, el mismo Renny Ottolina. Gente que marcó con elegancia, con prestancia, con decoro la televisión. No era una cosa chabacana, era algo bien hecho. Eso es lo que yo quisiera que volviera. Las novelas con Marina Baura, Doris Wells, Pierina España, Lupita Ferrer, José Bardina, esos grandes actores y actrices maravillosos, se hacían teleteatros en televisión.


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