Al menos 12 comunidades del municipio Maturín reportan fallas en cuanto al servicio de agua. Los ciudadanos han interrumpido la cuarentena para buscar otras alternativas para abastecerse del recurso. Desde caminar hacia las tomas de agua, comprar botellones, hasta llenar recipientes cuando llueve.

Maturín. Las fallas con el servicio de agua no son un problema nuevo en la capital del estado Monagas, las denuncias siempre han sido constantes. El poco acceso al agua potable ha obligado a los maturineses a buscar alternativas, como recoger agua de lluvia, cargar agua desde tomas improvisadas y comprar botellones de agua potable para cubrir las necesidades de aseo personal.

Los Guaritos II y III, La Cruz, Casco Central, Vía La Pica, El Zorro, Pinto Salinas, San Miguel, La Manga, Viento Colao y La Bombona son algunas de las comunidades que en los últimos meses de cuarentena han reportado fallas o ausencia total del servicio.

A la grave escasez de agua se agrega una nueva dimensión: las necesidades que genera la pandemia COVID-19. Las recomendaciones para evitar la propagación del virus incluyen directamente el servicio de agua: lavarse las manos, bañarse, lavar la ropa, limpiar las compras y un largo etcétera. Gran parte de la población del estado no cuenta con agua para cumplir con los protocolos que exige la pandemia.

Desde el pasado 4 de agosto, cuando se anunció el cierre de la planta potabilizadora del Bajo Guarapiche por “alta turbidez en el agua”, las quejas de los habitantes de la zona se han incrementado y las alternativas para abastecerse del servicio desafían incluso el riesgo sanitario.

Hay quienes caminan desde sus hogares hasta tomas cercanas, interrumpiendo la cuarentena, para llenar sus recipientes y poder realizar los quehaceres de la casa.

“Nosotros vamos a cargar agua hasta la toma que está en el caño, ahí en la Libertador; cruzamos la calle con nuestros tobos y así es que hemos podido bañarnos y hacer cosas en la casa. El día después del cierre de la planta, en ese caño había colas larguísimas”, comenta Yuleidys Ramírez, habitante del sector Pinto Salinas.

La gobernadora Yelitze Santaella, en transmisión radial, aseguraba que contaban con los químicos para tratar el agua, pero que la paralización de la planta obedecía a las fuertes lluvias en la ciudad, lo que generaba turbidez. 

Pasados dos días del anuncio, la planta volvió funcionar y las quejas continuaban. Los habitantes de la Zona Centro de Maturín y sectores aledaños manifestaban que el agua que llegaba por las tuberías estaba sucia y tenía color marrón.

“Hemos pasado las de Caín con ese tema del agua. Cuando reabrieron la planta el agua que salía en mi casa era como charco, a los días se aclaró, pero igual sigue sucia. Yo no la utilizo, compramos botellones para bañarnos, cepillarnos, cocinar, y por todo esto del coronavirus. Es una renta porque son 120.000 bolívares cada botellón y compramos cuatro diarios. El agua que llega por el chorro la utilizamos para la poceta, para más nada”, detalla Luis Valecillos, habitante del centro de Maturín.

Mientras los ciudadanos esperan por una solución gubernamental, también ruegan que caiga un aguacero para recoger agua.

“La solución en estos días ha sido recoger agua de lluvia, pedimos a Dios que nos mande una lluviecita para poder llenar los tambores y poncheras. Hace años que no vemos una cisterna por aquí y así viniera no tendríamos como pagarla. Mi hija me dice que por donde ella vive cobran 10 dólares por llenar un tanque de agua y 5 dólares un tamborcito”, cuenta Carmen Meneses.

El problema que persiste en Maturín con respecto al servicio de agua potable es una realidad que se replica en otros municipios de Monagas.

El lunes 10 de agosto, habitantes de Caripito, municipio Bolívar, protestaron exigiendo la garantía del servicio. Con recipientes de plástico en mano salieron de sus hogares y cerraron las principales calles. Destacan que tienen casi un año sin agua.

“La calidad del agua disminuye en la ciudad”

Un estudio realizado por la Universidad de Oriente (núcleo Monagas) determinó que la calidad del agua proveniente del río Guarapiche (principal caudal del estado) disminuye en Maturín. Para el estudio se tomaron en cuenta varios elementos, entre ellos: nitrato, coliformes fecales, nitritos, hierro, manganeso y aluminio. El proyecto incluyó muestras de agua de Jusepín, Caicara, San Félix, Miraflores, Bajo Guarapiche, Merecure, Palmonagas y Triste, y se realizaron pruebas de manera constante durante seis meses.

“Para nosotros determinar si el agua es de buena o mala calidad tenemos que hacer una serie de estudios en los que incluimos diferentes elementos químicos. Para cuantificar el agua hay índices que van desde el 0 y no hay límite, mientras más altos sean los números menor es la calidad del agua”, explica Alexander Gil, ingeniero agrónomo con doctorado en riego y ex profesor de la UDO. 

“En el caso del estudio que realizamos en el año 2011, determinamos que a medida que íbamos avanzando el agua era más turbia. Cuando tomamos la muestra en Maturín los valores contaminantes estaban en 150-200, lo que ya no la hace apta para el consumo humano”, añade.

Gil sostiene que la planta potabilizadora del municipio debe cumplir un papel fundamental, pues es la encargada de tratar el agua. Precisa que para el año 2011 los valores contaminantes eran bastante altos y esto sin tomar en cuenta que el estudio se realizó antes de los dos derrames petroleros (el primero en 2012 y el segundo en 2018). Aunque es costoso procesar el agua, es tarea del Estado hacerlo.

“El agua que está debajo del puente del Bajo Guarapiche es un agua contaminada y en temporada de lluvias se pone muy turbia, pues aumenta el caudal y arrastra todos los desechos sólidos. Cuando el agua está turbia cuesta mucho dinero procesarla. Se deberían hacer nuevos estudios para determinar la calidad del agua, pero cada análisis cuesta 100 dólares y son 42 muestras de 25 elementos, esto de acuerdo con un presupuesto que solicité a un laboratorio. Repetir el proyecto que hicimos en 2011 saldría en millones de dólares, pero es necesario”, detalla Gil.

70 % de la población con fallas de agua

El Observatorio Monagas (espacio de monitoreo de la Asamblea Nacional) indica que al menos 70 % de la población del estado reporta problemas con el servicio de agua, sobre todo aquellas parroquias que dependen completamente de la planta de tratamiento del Bajo Guarapiche, como la parroquia Altos de los Godos y parroquia San Simón.

Asimismo, en las parroquias La Pica, Las Cocuizas y La Cruz, las fallas de agua datan de hace más de 15 años, algunos problemas se han podido minimizar por la perforación de pozos profundos, el 30 % de la población depende de estos. Sin embargo, no hay garantía del servicio aun con estas posibilidades, pues hay bombas sumergibles que se han quemado por los cortes eléctricos y el servicio de agua se interrumpe hasta que se sustituye la bomba. 

“La planta de tratamiento está prácticamente abandonada”

José Antonio Mendoza, diputado a la Asamblea Nacional por el estado Monagas, sostiene que desde el Parlamento han realizado monitoreos constantes al servicio de agua en la entidad. Aunque no poseen datos como elemento fundamental de esclarecimiento, tienen conocimiento de las causas de las fallas.

Mendoza explica que las fallas del servicio obedecen a la falta mantenimiento, de químicos y aditivos para tratar el agua en la Planta del Bajo Guarapiche. Indica que las parroquias San Simón y parte de Altos de Los Godos padecen porque el agua que llega por las tuberías es totalmente insalubre.

“El tema del agua es recurrente en las denuncias. La planta está colapsada, los aditivos y químicos para tratar el agua están escasos. Esa planta utiliza un tipo de arenilla que sirve como filtro, eso no se consigue. Por eso cuando en las comunidades tienen suerte de que llegue el agua por tuberías, es un agua sucia, con un color de morichal, porque es de los ríos, es agua que no está siendo procesada”, detalla Mendoza.

Pozos perforados sin mantenimiento

El legislador asegura que son incontables las comunidades que no reciben servicio por el daño que se ha generado en las bombas sumergibles con los constantes apagones, además de la falta de mantenimiento.

Incluso en algunos sectores han optado por realizar el debido mantenimiento a las bombas, a través de la autogestión, pero no es lo más frecuente.

“Podemos decir que en los sectores donde no funcionan los pozos es por abandono y falta de gestión pública. El agua que está llegando a los hogares monaguenses no es de calidad y el colapso del servicio es generalizado. La falta de mantenimiento y de atención por parte de Aguas de Monagas ha llevado a que el agua que se está surtiendo sea insalubre”, dijo Mendoza.


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