Alexandra Lecubarri, psicóloga de Cecodap, indica que las consecuencias de no tener a un papá que ejerza su rol de forma activa son tan diversas como personas e historias familiares existen en el mundo.

Caracas. El secreto para ser un buen padre es querer serlo. Esa es la filosofía de Germán Paredes, padre de un niño de 9 años y una adolescente de 13 que, con mucho orgullo, expresa que ha estado presente en la vida de sus hijos.

Pero, ¿qué es realmente estar presente? Alexandra Lecubarri, psicóloga especializada en atención a niños, niñas, adolescentes y sus familias, expone que más allá de vivir en el mismo hogar, es necesario que exista el involucramiento afectivo en su proceso de aprendizaje, reuniones escolares, controles médicos, rutinas de higiene, alimentación, tareas del hogar, y un largo etcétera que incluye todas las áreas en las que el hijo o hija se desenvuelve.

Sabemos que el rol del padre culturalmente asignado ha estado asociado al trabajo y a la economía: al ámbito extrafamiliar. El hogar y los cuidados, por su parte, han girado en torno a la madre. El padre puede estar presente física y financieramente, pero eso no significa que exista un vínculo bilateral padre-hijo guiado por el compromiso y el deseo de hacer lo mejor posible en su ejercicio de la paternidad, señala.

Para Germán, no se trata de hacer alguna actividad especial, sino de estar para sus hijos en cada momento, incluso aquellos que para otros podrían tratarse de algo cotidiano, como ver la televisión.

A propósito del Día del Padre, el cual se celebra este domingo, 16 de mayo, Crónica.Uno conversó con padres e hijos, para conocer sus experiencias en su rol.

Cine Rialto Maturín

Pequeños grandes momentos

No hago nada, pero lo hago todo. Cuando Oliver (hijo) me dice: papá, vamos a jugar ajedrez, jugamos. Si Shaadi (hija) me dice que vamos a jugar videojuegos, nos ponemos a jugar videojuegos. El ritmo de la vida hace que a veces no se pueda tener una actividad en especial, entonces, cuando estés en casa, hazlas todas, explica Germán.

En este sentido, insta a otros padres a soltarse y jugar con sus hijos. También a no subestimar otras actividades como ver televisión. En su caso, por la diferencia de edades, ve la programación según los gustos de cada uno.

Podrían decir que es ver televisión y ya, pero no es así. Se trata de hacerlo con amor, abrazados. Sáltate algunas normas como que se come estrictamente en la mesa. Nos llevamos los sandwiches a la cama y comemos todos apurruñados. Es un momento de disfrutar, señala.

Foto: Tairy Gamboa
Tener un papá ausente

Alexandra Lecubarri, psicóloga de Cecodap, indica que las consecuencias de no tener a un papá que ejerza su papel de forma activa son tan diversas como personas e historias familiares existen en el mundo.

A su juicio, puede observarse la tendencia a desarrollar una visión distorsionada y empobrecida de la persona, asociada a sentimientos de culpa por no sentirse valorado o valorada.

Los niños, niñas y adolescentes pueden atribuirse la responsabilidad de la distancia tomada y elegida por el progenitor. A pesar de que los demás adultos del entorno no queramos ver afectado o afectada al niño o niña que está atravesando una situación similar. Lo cierto es que no podemos eliminar, ni sustituir esta ausencia. Se debe atravesar por el dolor que implica que nuestro padre no sea quién esperábamos que fuera, al igual que reconstruir el ideal de familia perdido, asevera.

Subraya que para ello, es indispensable el papel de la red afectiva con la que sí cuenta el niño o niña para transitar esta realidad.

escuela, regreso a clase, niñas, niños, primaria
Foto referencial: Luis Morillo

En ese punto, destaca que es fundamental que los acompañemos con la verdad. “En consulta observamos cómo en ocasiones se les engaña a los niños con la intención de protegerlos. No obstante, esto solo posterga y complejiza el dolor que inevitablemente se va a atravesar. También vemos casos contrarios, donde se proyecta el dolor de la separación de la pareja en la figura del padre, sumando mayor confusión y conflictos al proceso como hijo”.

La experta plantea que la clave está en acompañarlos, de manera paciente y amorosa, y confiar en sus propios recursos y en la capacidad contenedora y reparatoria de su red de apoyo: grupo familiar, amistad y comunidad, ya que la familia no responde únicamente al modelo nuclear clásico madre-padre-hijo.

Romper patrones

Desde su nacimiento, los padres de José Romero estuvieron separados. Aunque su papá estuvo presente en su crecimiento, los momentos de compartir “de verdad” fueron escasos.

En lo poco que estuvo, no fue para dar afecto, sino más bien para tomar el papel de llevar algo a casa, comer y trabajar, cuenta.

Pese a que en su niñez y gran parte de su adultez creyó que esto no le había afectado de ninguna manera, reconoce que el tener una mejor relación con su papá, lo hubiese ayudado en muchos aspectos de su vida.

“Creo que me hubiera ayudado más a ser espontáneo, a demostrar lo que siento y quizás sentirme más seguro”, sostiene.

padre
Compartir ha hecho que José y su hijo creen un vínculo especial. Foto cortesía.

Con Gabriel, su hijo, trató de mantener el mismo estilo de crianza que recibió. Sin embargo, en un punto de su vida, copiar lo aprendido lo llevó a ver que su niño, quien ahora tiene 10 años, se tornaba cada vez más distante, por lo que decidió cambiar e involucrarse en su día a día.

Ahora tenemos más temas en común, intercambiamos ideas en cualquier actividad que estemos realizando. Es más abierto a contarme cómo le fue en su día, qué le gusto, qué no. Eso ayuda a saber cómo se siente realmente, especifica.

Siente que puede ser un mejor papá y quizás hacer con Gabriel cosas que él con su padre no pudo vivir. Las cosas que sí me gustaron las mantengo y las puedo transmitir.

Ser padre en la distancia

En cuanto a los padres divorciados, la psicóloga Alexandra Lecubarri insiste en que es necesario que se separe claramente las funciones de ser padre y ser pareja. De modo que la ruptura del vínculo amoroso no implique la del vínculo con los hijos e hijas involucrados.

“Mientras que el padre continúe entregado a su función y la dupla madre-padre se mantenga fortalecida en alianza velando por un mismo objetivo, que es proveer las condiciones favorables para el desarrollo saludable de los hijos, es posible que el progenitor no custodio esté presente a nivel emocional en la vida de sus hijos”.

La psicóloga explicó que los padres deben llegar a un acuerdo sobre la nueva forma de organización familiar. En esta conversación se debe involucrar y considerar la opinión de los hijos. Este tipo de acuerdos suele generar incertidumbre e inseguridad al principio, dado que representa un cambio de la estructura familiar habitual. Sin embargo, son mayores los beneficios a largo plazo en la salud mental de los hijos.

Eso significa que se deben de llegar acuerdos entre los padres, que incluyan la participación y decisión de los hijos sobre la nueva forma de organización familiar; la cual suele despertar miedos por su desconocimiento inicial, pero que es mucho más beneficiosa que sostener una relación de pareja rota y por tanto un hogar infeliz.

A pesar de la separación de su mamá y su papá cuando tenía cuatro años de edad, Román* recuerda haber tenido a su padre presente en eventos familiares, celebraciones, así como momentos que califica como “tiempo de calidad”.

En esos momentos mi papá y yo nos podíamos conocer un poco mejor uno al otro. Yo podía saber un poco más acerca de cómo había sido su pasado, sus gustos, cuántos tíos tenía. Curiosidades que uno como niño tendría normalmente por sus padres, si eran iguales a uno, si les gustaba los mismos sabores de helado, si tuvo una crianza parecida a uno, qué hacia después del colegio. Se podría decir que buscar vínculos entre ambos era lo que puedo llamar tiempo de calidad con él.

Agradece a su familia materna debido a que nunca buscaron hablarle mal de su progenitor y trataron la separación con “bastante madurez”.

Por más que su papá estuvo ahí, siente que hicieron falta más momentos para hablar de temas que no se sentía tan cómodo para hablar con su mamá.

Sí, ciertamente compartí momentos especiales, pero no me enseñó las cosas que uno cuando va creciendo necesita saber: cómo afeitarte, si te gusta una chica cómo actuar. Los tiempos cuando uno va creciendo son complicados, aclara.

Lea también:

Familias que denunciaron cambio de sus bebés en hospitales aún esperan una investigación


Participa en la conversación