Este año no hubo residentes para los programas de medicina oncológica, neonatología, pediatría y cirugía de tórax. La formación en especialidades disminuye y los ya acreditados emigran: más de 5000 médicos especialistas han solicitado sus constancias en los dos últimos años.

Caracas. La emergencia y la crisis de salud en Venezuela no solo deja los estantes con insumos médicos vacíos y las salas de cirugía sin equipos. Con preocupación, el coordinador de posgrados de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), José Ramón García, alerta que en las aulas cada vez son menos los residentes que ingresan para formarse en alguna especialidad.

Desde la plaza Francia de Altamira —como parte de la Clase Magistral que ofreció el gremio médico de Caracas sobre el diagnóstico de la salud en el país— García aseguró que, pese a que la UCV cuenta con cerca de 150 programas de posgrados, entre 2017 y 2018 “ha habido una caída vertical en los procesos de inscripción”. Hace dos años, la población aspirante se ubicaba entre 2000 y 3000 estudiantes, este año cayó a 1100. De esos, 20 % no presentó el examen. De los seleccionados, 110 no se inscribió y de los inscritos, 10 % no inició clases en enero.

Este año comparado con anteriores, el número de residentes fue mucho menor. A tal punto que se quedaron posgrados desiertos. Y, sobre todo, programas de gran importancia. Pediatría tenía una población de aspirantes de 400 residentes hace dos años, disminuyó a 74. Neonatología no tuvo aspirantes, anatomía patológica tampoco. En el caso de enfermedades infecciosas, los dos aspirantes que ingresaron se fueron inmediatamente al iniciar el curso en enero, indicó.

Endocrinología y hematología contó con un residente, de los cuatro o cinco cupos disponibles. Medicina oncológica también se quedó sin residentes, lo mismo ocurrió con cirugía de tórax. Mientras que en medicina interna 50 % de los cupos resultaron desiertos.

“Son posgrados necesarios para la atención médica del país. Cuando se presentan las enfermedades que estamos viviendo, necesitamos un nivel de formación superior, que son los posgrados”, advierte García.

Y agrega: “Y lo más grave que estamos viviendo, no solo con los residentes que ingresaron este año, sino con los estudiantes de segundo y tercer año que dejan la especialidad a la mitad. Ya más nunca pueden hacer un posgrado o si lo van a continuar tienen que comenzar de nuevo”.

La infraestructura para la formación médica también es una preocupación en la academia. García expresa que los residentes no cuentan con las condiciones en cuanto a los quirófanos, material instrumental, durante el proceso de aprendizaje. “¿Están adquiriendo los residentes las destrezas, las herramientas necesarias indispensables para poder ejercer las especialidades? Creemos que en algunos posgrados no. Esa una discusión que tenemos”.

Sin especialistas
La formación en especialidades disminuye y los ya acreditados emigran: más de 5000 médicos especialistas han solicitado sus constancias de egreso en los dos últimos años para irse del país, señaló García. “Se están yendo. Es lo que llamamos la diáspora, que ha sido un porcentaje muy importante en todas las especialidades, las clínicas están quedando sin médicos, los consultorios vacíos, hospitales vacíos. Mi cátedra tiene 4 docentes, cuando éramos 14. Esos especialistas, como el caso de la difteria, si no tenemos infectólogos, ¿cómo vamos a tratar a los pacientes?”. García apunta que esos 5000 médicos forman parte de las 7 universidades autónomas.

Según la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, en 2014 había 66.138 médicos en Venezuela. La Federación Médica Venezolana advierte que, de esos, habría emigrado al menos 22.500. Estas cifras fueron recogidas en un documento que presentado en la quinta asamblea interhospitalaria realizada este jueves en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos.

García concluye: “La prevención de enfermedades y su cura son dos puntos que están pasando por una situación bien compleja”.

El exministro de Salud e integrante de la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, José Félix Oletta, coincide y sostiene: “Este es un momento crucial, el recurso humano para poder atender la demanda de un sistema de salud tan complejo como el que tenemos ahorita. Creo que es el énfasis fundamental. Toda la oferta que se hace desde la academia ha sido desechada por el Gobierno, la única respuesta ha sido separarse de la acción de los profesionales de la salud para establecer mecanismos paralelos de formación de recurso humano no calificado”.

Alerta de mortalidad materna
“Un país informado es un país saludable. Si no se cumple con ese requisito la población está más expuesta a riesgos, riesgo de enfermar”, dijo el exministro de Salud, en referencia a la situación de censura con respecto a los boletines epidemiológicos.

Para Oletta, “el sistema de salud muestra extrema debilidad”, un indicador de ello es la mortalidad materna. “Si usted quiere conocer si un sistema de salud es eficiente, y, por lo tanto, justo, utilice la mortalidad materna como un indicador de la calidad del sistema”. Señala que la tasa está por encima de las 135 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos registrados en el país. “Nos lleva a la cola del continente, a la escala de Bolivia, Paraguay”.

Mireya González, directora del posgrado de Obstetricia y Ginecología de la UCV, destaca que en los países desarrollados la mortalidad materna está por el orden de 12 por cada 100.000 nacidos registrados.
González también aseguró que las mujeres están en control ginecológico ante la falta de mamógrafos en los hospitales. El cáncer de cuello uterino, que es una enfermedad 100 % prevenible con el uso de la vacuna, en Venezuela no está disponible.

Fotos: Carmen Victoria Inojosa


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