Los preparadores y formadores de equipos profesionales y amateurs conmemoraron el 8 de mayo el Día del Entrenador Deportivo con sus salarios disminuidos y con sus puestos de trabajo amenazados por la crisis del coronavirus.

Caracas. La segunda semana de mayo, más específicamente el 8, se celebra en Venezuela el Día del Entrenador Deportivo, un actor clave en la formación de los atletas, que en el país atraviesan un momento nada esperanzador por el poco apoyo que reciben para ejercer su labor.

“Un atleta es un equipo. Nadie llega lejos solo. Y si llega no es igual de satisfactorio. Compartir los sacrificios los hace más llevaderos. Compartir las alegrías las multiplica. Dos columnas sostienen más que una y muchas consiguen equlibrio”, escribió el karateca venezolano Antonio Díaz en su cuenta de Twitter al resaltar la labor del entrenador y felicitarlo en su día.

Este año, los entrenadores venezolanos no tienen razones para celebrar. Al estado de abandono en el que muchos se encuentran se sumó la paralización casi total de las actividades deportivas en el país por la pandemia del coronavirus, lo que hace todavía más difícil que muchos de ellos puedan llevar el sustento a sus hogares. La vuelta a sus puestos de trabajo cuando se flexibilice o se acabe la cuarentena tampoco está garantizada.

“Esto va a traer un colapso para muchas academias pequeñas de beisbol. La ventaja es que las academias trabajan año a año y aquí lo que se está perdiendo es el desarrollo de los prospectos. Los números van a pegar porque los acuerdos al 2020 no se van a poder hacer”, opinó el directivo de una academia de beisbol que pidió no ser identificado y que aseguró que mantiene el pago de los entrenadores que están en su nómina, pero también admitió que no todas las escuelas de pelota pueden costear los salarios durante la paralización ni asegurar la vuelta del personal.

En otras disciplinas, la situación no es diferente, si bien los formadores han intentado mantener contacto con sus dirigidos. “Los muchachos están haciendo ejercicios desde casa, pero no es lo mismo. Tenemos un grupo de Facebook donde posteamos los ejercicios”, señaló un entrenador de la Escuela Comunitaria de Iniciación Deportiva La Rotaria de fútbol sala en Caracas, quien sobre su futuro dijo que “todo es incierto, nadie sabe lo que haremos ni cuándo”.

Al margen de las dificultades adicionales que planteó la COVID-19 este año, el panorama para estrategas y formadores no venía siendo el mejor. El ex-DT de la Vinotinto Richard Páez planteó recientemente la necesidad de la creación de una asociación venezolana de entrenadores de fútbol para “proteger” a los estrategas del profesional y el amateur, muchos, según el merideño, en estado de “abandono”.

La falta de atención del Estado hacia los entrenadores del deporte venezolano ha producido un éxodo similar al que ocurre con los atletas del país, quienes emigran en busca de oportunidades en otros países, bien sea en las distintas disciplinas o incluso como trabajadores en otras áreas para ganarse la vida.

La diáspora se vio claramente en los Juegos Panamericanos 2019, evento en el que se hizo común la presencia de talento criollo en delegaciones extranjeras: Jorge Rivero de pesas se hizo cargo del equipo femenino de Ecuador, y Francisco Seijas estuvo al frente del tenis de mesa en Chile, solo por citar dos ejemplos.

¿Entrenadores jubilados? Según el abogado y extrabajador del Instituto Nacional de Deportes (IND), Willians Escalona, hay aproximadamente 2500 salidos del IND y MinDeporte que “sobreviven con sueldo mínimo” y a quienes “no se les respeta escala de sueldos ni méritos académicos”, un ejemplo más de que, al menos por ahora, los entrenadores deportivos no son prioridad en Venezuela.

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