Rómulo Otero disfruta de unas vacaciones en Venezuela antes de jugar la Copa América Centenaria y definir su futuro tras su exitosa temporada en Chile.

Cristóbal Naranjo/ @cristobnaranjo
Caracas. Rómulo Otero se reencontró con el escenario en el que jugó la mayoría de partidos desde que debutó a los 16 años en la Primera División venezolana. El volante nativo de El Tigre en el estado Anoátegui disfruta de unas merecidas vacaciones en el país y aprovechó para acercarse al estadio Olímpico, donde saludó a sus excompañeros del Caracas Fútbol Club.

A Otero le agradó sobremanera la victoria 2-1 de los avileños ante La Guaira en el cotejo de cuartos de final del Apertura, si bien a los 23 años tiene claro que su futuro inmediato en el fútbol no está en la oncena que le dio la oportunidad de graduarse como jugador profesional.

“Cuando niño siempre soñé jugar en Europa. La liga española y la liga inglesa son mis favoritas por mis características de juego”, indicó el volante que apodan el “Escorpión” -por el veneno de sus remates- ante la obligada consulta sobre dónde le gustaría estar en el próximo semestre tras finalizar su primera campaña en el extranjero con el Huachipato de Chile.

Quizás ese salto al fútbol del Viejo Continente tenga antes un paso por la Universidad de Chile, uno de los equipos más importantes del balompié austral, que, según medios de ese país, pretende al vinotinto. ¿Serán ciertos esos rumores?

“Ahora mismo solo me concentro en la Vinotinto. Estoy muy agradecido con el Caracas FC y el Huachipato, pero solo pienso en la Copa Centenaria”, aclaró. Otero sabe que jugar una buena Copa América con la Vinotinto podría elevar su valor en el mercado internacional y hacer más viable el anhelo de cruzar el charco. No obstante, el oriental asegura tener la cabeza puesta en terminar con el mal momento deportivo de la selección.

“Este es un nuevo ciclo y el jugador venezolano debe estar preparado. Debemos revertir los resultados”, resaltó.

Otra prueba superada
La exitosa zafra de ocho goles y nueve asistencias con el Huachipato en su estreno como legionario es tan solo una prueba más que supera el “Escorpión” en su ascendente carrera en el balompié. El diminuto mediocampista de 1.65 de estatura debió trasladarse solo a los 15 años a Caracas para probar con el cuadro de la Cota 905, pero antes a los 3 años sufrió la muerte de su padre biológico y debió criarse en El Tigre con su padrastro, el también futbolista argentino Horacio “Chango” Cárdenas.

“Estoy bastante contento con esta temporada. Ha sido la mejor de toda mi carrera”, concluyó Otero, como dejando en claro que tanto sacrificio hasta ahora ha valido la pena.


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