Fe y Alegría cumple seis décadas trabajando en la enseñanza de los venezolanos y su director general, el padre Manuel Aristorena alertó sobre la ausencia de dolientes ante los problemas del sistema educativo nacional. La deserción preocupa. No solo la de los alumnos, sino también la del personal docente por los bajísimos salarios.
Caracas. El director general de Fe y Alegría, el jesuita Manuel Aristorena dijo que el derecho a la educación está en retroceso y enumeró sus preocupaciones ante la situación actual del sistema educativo, en una rueda de prensa realizada ayer viernes, 4 de marzo por el aniversario número 67 de la red de escuelas Fe y Alegría.
La situación de la educación en el país se ha agravado no solo por la pandemia y afirma que el principal motivo es la indiferencia de las autoridades gubernamentales. “El derecho a la educación está en retroceso. Me preocupa que no tenga dolientes en los poderes públicos”, sentenció.
Aristorena afirmó que hay que garantizar permanentemente el acceso a la educación de los niños y adolescentes. “No solo porque es un derecho fundamental para forjar buenos ciudadanos y seres humanos, y para la gestación de un mejor país, sino porque es nuestra única esperanza.
La educación como acción continua
“Hacer que la educación sea una esperanza para los venezolanos debe convertirse en una acción continua que promueva oportunidades y progreso; por ello nuestro lema en Fe y Alegría es darle prioridad a lo educativo en un compromiso mancomunado de todos los que formamos parte de este país”, dijo.
Aristorena llamó a todos los sectores: gobierno nacional, sociedad civil, empresas privadas, comunidades en general y activistas por los derechos humanos a trabajar aliados para consolidar un sistema educativo de calidad y con posibilidad de acceso para todos. “No hay quien levante al país si se nos cae la educación”, afirmó.
Recordó que hace 3 años el Movimiento Fe y Alegría declaró la emergencia educativa en sus 4 programas de atención y luego de un primer balance concluye que “seguimos en crisis, el siglo 21 no puede ser el siglo 20. Ahí tenemos que ver cómo vamos mejorando”.
El jesuita habló, además, de que hay que insistir respetuosamente de que el Estado “mejore y reivindique las condiciones salariales dignas de los maestros y de las escuelas”.
Anunció que desde Fe y Alegría se viene impulsando la creación de un Observatorio de la Educación “para medir y observar”, la dinámica educativa “y no es precisamente para mirar únicamente lo malo”.
Al padre Aristorena le acompañaron la profesora Noelbis Aguilar, directora nacional del programa Escuela, y la religiosa Marisabel Quiroz, directora de la escuela María Auxiliadora en Petare en este encuentro con los medios.
Baja remuneración, alta deserción
Para Noelbis Aguilar un docente debería ganar 400 dólares y no solo los de Fe y Alegría, sino todos los maestros de los centros de enseñanza de Venezuela.
La directora nacional del programa Escuela dijo que uno de “los principales escollos que han experimentado en los últimos tiempos es la deserción de docentes en los niveles de educación media general y media técnica” por las bajísimas remuneraciones. En la Fe y Alegría la deserción de docentes ronda el 15%, añadió Aguilar.
Otro de los problemas que destaca la docente es que producto de la pandemia y de la suspensión de las clases presenciales, se registró “la pérdida de los aprendizajes fundamentales como el razonamiento lógico-matemático y de lecto- escritura en los estudiantes, sobre todo de los primeros años”.
Ante esta situación Fe y Alegría ha venido implementando “un plan de nivelación para posibilitar que los estudiantes remonten estas dificultades”.
Afirmó que a pesar de las dificultades en las 177 escuelas que coordina este programa de la institución, siguen atendiendo a 103.408 estudiantes.
También mencionó que en el programa de educación de jóvenes y adultos que desarrolla el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, IRFA, se acompañan a 13.599 participantes en los más de 140 centros comunitarios de aprendizaje.
La hermana Quiroz, por su parte, recordó que las comunidades deben continuar con su responsabilidad de cuidar y mantener sus escuelas, sus maestros y sus estudiantes.
El lunes 7 de marzo se celebrará la misa central en la Iglesia San Francisco de Caracas. Y a lo largo del mes se dispondrán de conversatorios sobre los ideales del Movimiento en cada uno de los centros educativos y radios que lo conforman.
Los inicios de Fe y Alegría
Fe y Alegría es actualmente un movimiento de educación popular y promoción social, que tuvo unos inicios muy humildes.
Nació un 5 de marzo de 1955, en la parroquia 23 de Enero de Caracas. Al padre jesuita José María Vélaz, las autoridades eclesiásticas le encomendaron la atención espiritual de los jóvenes de la recién fundada Universidad Católica Andrés Bello, y como la mayoría de los estudiantes de ese centro de estudios superiores, pertenecían a familias pudientes, Vélaz quiso que estos muchachos conocieran “la otra Venezuela” donde muchas familias sobrevivían con muy pocos recursos. De esa experiencia, el jesuita pretendía crear sensibilidad y compromiso en el servicio social para con los más necesitados, según se reseña en su página oficial feyalegria.edu.ve
Se colocó un cartel en la puerta del rancho de Abrahan Reyes, un trabajador de la comunidad que cedió un espacio para que los niños del sector tuvieran sus primeras clases. El cartel decía: “Escuela: Se admiten niños varones”. Allí empezaron a llegar muchísimos niños.
Reyes, obrero y vecino del sector había ofrecido la sala de su casa para que se celebrara allí la primera comunión de 70 niños y niñas, que fueron catequizados por los universitarios de la UCAB traídos por el padre Vélaz.
Durante la misa, Vélaz habló de la necesidad de profundizar la labor formativa mediante un proceso de educación sistemática. Para esto se necesitaba construir una escuela, donde todos esos niños y niñas pudieran aprender. Al concluir el acto, Abrahán Reyes, se acercó al padre y le dijo: “Si usted quiere hacer una escuela, ponga las maestras que yo le regalo este local”, reseña la página web de Fe y Alegría.
Pasaron muchos años hasta que ese local tuvo paredes de cemento, pupitres, pizarras, pero se convirtió en la escuela de los niños del barrio. Fue el esfuerzo y la paciencia de los humildes para dar educación a sus hijos.
Las clases comenzaron sin pupitres, sin pizarrones, sin mesas, con cien niños y adolescentes sentados en el piso. “Como eran muchos para una sola maestra, dividieron la sala con unas tablas en dos aulas. Diana y Carmen, dos muchachas del barrio de apenas quince años y con sólo el sexto grado de primaria, fueron las primeras maestras. No sabían cuándo ni cuánto les iban a pagar”. Así nació Fe y Alegría en 1955, según cuenta feyalegria.edu.ve
Actualmente está presente en 22 países de América Latina, África y Europa: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chad, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Italia, Guatemala, Haití, Honduras, Madagascar, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Atiende a más de 1.500.000 niños, jóvenes y adultos de sectores urbanos, rurales e indígenas con varios de programas educativos, comunitarios y de capacitación humana y laboral.
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