El gabinete económico sin rumbo mientras la crisis se agudiza

Entre los titulares de la economía no hay coordinación. Algunos proponen medidas para corregir los desequilibrios que son frenados por otros y el Jefe de Estado no termina de decidir.  A lo que se suman las advertencias de que el modelo no tendrá cambios.

Caracas. Los venezolanos padecen diariamente las consecuencias de las distorsiones de la economía cuando no consiguen los artículos de primera necesidad, deben pagar más por los pocos productos que aparecen y la plata no les rinde. Esta prolongación de la crisis obedece a las acciones desordenadas del Gobierno.

A la largo de tres años y medio al Presidente Nicolás Maduro le ha costado dar pasos para solventar los problemas, y si ya con un precio del petróleo en más de 90 dólares el modelo hacía aguas, con un barril en 32 dólares las dificultades son mayores.

El Jefe de Estado arrancó el 2016 decretando una emergencia económica con el fin de mantener poderes especiales para regular más la producción y la distribución de las empresas. Luego subió el precio de la gasolina, devaluó y dejó dos tipos de cambio. En paralelo, rebajó las importaciones y realizó un recorte fiscal para evitar presiones en el mercado paralelo.

Sin embargo, esas acciones mencionadas han estado desvinculadas unas de otras, porque dentro del gabinete económico hay visiones que chocan, por lo cual las estrategias que se requieren para corregir las distorsiones no avanzan.

El economista Alejandro Grisanti, asevera que en el Gobierno “no hay un director de orquesta. No hay direccionalidad. Chávez terminaba siendo más pragmático. Cuando se ampliaban los desequilibrios ejecutaba alguna medida. Maduro tiene falta de dirección”.

Este martes en la noche Maduro hizo ajustes en su tren ejecutivo y el Vicepresidente de Economía y ministros de Industrias, Miguel Pérez Abad, quedó fuera de la jugada y entra al despacho Carlos Faría, quien estaba como viceministro.

 Sin timón

Un aspecto clave en el cual se refleja cómo cada ministro ha tenido un rumbo diferente es en la política cambiaria.

Desde febrero, el sistema tiene dos tasas: el dólar protegido (Dipro) a 10 bolívares y el dólar complementario (Dicom), que arrancó en 200 bolívares y hoy está en 640 bolívares. El ahora destituido Vicepresidente de Economía aseguró en marzo que en 30 días se afinaría todo el sistema complementario. Han pasado los meses y los cambios no se ejecutan. El esquema ha seguido operando como el Simadi (Sistema Marginal de Divisas), las asignaciones han sido a cuentagotas, y la diferencia es que la paridad se ha devaluado.

El pasado lunes Pérez Abad dijo en un programa de Unión Radio que “las condiciones están dadas para ir a un sistema de flotación más amplio que cubra las expectativas del sector productivo”. Esquema que estaría listo en 60 días, aunque expresó que el Presidente sería el encargado de esos anuncios. Y en ocasiones los anuncios tardan.

Además de las promesas con el Dicom, durante el primer semestre Pérez Abad le sugirió a los empresarios que rompieran “el cochinito” dada la menor disponibilidad de billetes verdes. Para ello, el funcionario le entregó al mandatario una resolución de modo que los industriales pudieran importar con sus propias divisas, su proyecto no avanzó.

La extensión de la crisis llevó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a plantear un conjunto de medidas en junio, y una de ellas fue la unificación cambiaria, aspecto que se evaluó en 2014. No obstante, algunos miembros del gabinete como el ministro de Comercio Exterior, Jesús Faría, han indicado que las condiciones determinarán para cuándo será la simplificación cambiaria.

En el tema cambiario, el Jefe de Estado ha escuchado más al ala militar del gabinete así como a los funcionarios y asesores que avalan el modelo de controles. Hace dos meses el consultor español, Alfredo Serrano, manifestó que “el debate de la unificación cambiaria es como hacer trampas en el solitario. Qué le importa a usted el valor del tipo de cambio si no hay acceso a los dólares”.

Alejandro Grisanti agrega que “hay una ventana de oportunidades para que el Gobierno busque la unificación cambiaria por la menor brecha entre el Dicom y el paralelo. Si no la hace en agosto, después será más difícil porque la demanda de dólares aumentará y habrá más inyección de dinero”.

El frenazo

En febrero el Ejecutivo anunció un nuevo sistema de precios, debido a que las áreas de alimentos y salud reciben dólares a la tasa de 10 bolívares y el resto de los sectores a dólar complementario.

Entre marzo y junio subieron los precios de: arroz, pollo, leche, harina precocida de maíz, jabón, papel higiénico, crema dental, pañales y toallas sanitarias. Los incrementos se quedaron cortos, dado que los costos de elaboración de los artículos son altos. Los ajustes no han continuado. Jesús Faría admitió hace dos meses que “todavía nos falta revisar muchos precios. En algunos estamos atrasados”.

Los aumentos de algunos rubros básicos han tenido frenazos por parte del titular de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, que —según fuentes del oficialismo y del sector público— es quien lleva las riendas en varios aspectos de la política económica.

El mayor giro con el tema precios se registró en el sector telecomunicaciones. El Gobierno le está asignando a las operadoras dólares a la paridad más cara (Dicom), por lo cual hace dos semanas subieron las tarifas de telefonía y servicios de Internet a fin de compensar los nuevos costos. La primera en hacer los ajustes fue Cantv.

Con todo, el pasado viernes el mandatario echó para atrás los aumentos de las tarifas y este lunes amenazó a las telefónicas. “Si ustedes dicen que no pueden, véndannos estas empresas”, advirtió Maduro.

Sin vuelta atrás

El saldo de la nacionalización de industrias no ha sido alentador. Los informes oficiales señalan que en gran parte de las plantas tomadas la producción ha bajado y las cuentas están en rojo. Tras esos resultados, un sector del gabinete tuvo la idea de devolver y hasta vender algunas empresas. Propuesta que ya tuvo un revés esta semana.

En días pasados, el ministro de Petróleo, Eulogio Del Pino, expresó que hubo errores en las nacionalizaciones de las compañías de servicios en el Lago de Maracaibo, reseñó la publicación Petroguía. A los pocos días, el Vicepresidente de Economía dijo a El Estímulo que puede haber un plan de devolución de empresas no estratégicas.

De hecho en esa instancia se analizó la oferta de varias industrias que fueron tomadas como Inveval, Sanitarios Maracay, Albarca, Alven, Vivex, Global Print y Forja Santa Teresa. La sugerencia ahora tiene detractores dentro del Gobierno.

El lunes en horas de la tarde el diputado, Diosdado Cabello, aseguró que “nosotros no vamos devolver aquí ni una sola de las empresas”. Y ese mismo día en la noche, Maduro apuntó que “el camino no es la privatización”.

Las críticas, principalmente a Del Pino, también surgieron del diputado Elías Jaua, que en su cuenta de Twitter escribió: “¿será que olvida que hay un Plan de la Patria aprobado por el voto popular y hecho ley de la República?”; y del ex ministro, Rafael Ramírez, quien en la misma red social dijo: “la política petrolera del Comandante Chávez es correcta La nacionalización le devolvió el petróleo al Pueblo Es su legado” (sic).

Fuentes del oficialismo consultadas explican que dentro del Gobierno persiste una visión “extremadamente ortodoxa” que no quiere al capital privado y que gana terreno.

A la espera

Los problemas siguen. La necesidad de aliviar las presiones están llevando a Pdvsa, que provee 96 de cada 100 dólares que entran al país, a buscar alternativas para atender sus obligaciones de deuda, que en el último trimestre del año serán de 4 millardos de dólares.

Del Pino contempla un plan para cambiar bonos que vencen entre 2016 y 2017 por otros a mayor plazo, pero analistas indican que si esa operación se hace cerca de las fechas de pago de la deuda, habrá pocos incentivos.

La urgencia de recursos se extendió a otras áreas. Pérez Abad en días pasados llegó a decir que “el riesgo país cayó, lo que garantiza salir a los mercados internacionales a buscar nuevas fuentes de financiamiento”.

Fuentes oficiales indican que en la Vicepresidencia hasta esta semana se estudiaba la emisión de títulos para destinarlos a las empresas de alimentos y salud. Ahora toca esperar la agenda de Carlos Faría.

¿Y la producción?

En mayo el Vicepresidente de Economía expresó que en un lapso de seis meses se estabilizaría la producción y el abastecimiento, pero las empresas han seguido padeciendo el recorte en la entrega de dólares y el aumento de los controles.

Entre marzo y julio el Gobierno ha improvisado medidas para garantizar productos a los venezolanos. Creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) para regular y distribuir bolsas de comida a las familias, reparto que ha sido discrecional.

Ello se complementó recientemente con la Misión Abastecimiento Soberano, cuyo jefe es el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López,  y quien tiene amplias atribuciones para controlar la distribución y comercialización de los productos, además del dominio de los puertos. De hecho, una parte de la línea económica la maneja este ministro.

Mientras sigue la desorganización, domina el sector que promueve los controles y Maduro asevera que el modelo es el socialismo, el desabastecimiento continúa y la inflación sigue acelerada. En el primer semestre fue 128 %, según cálculos de Ecoanalítica.

Foto: AVN


Participa en la conversación