Jóvenes intercambian estudios superiores por el trabajo informal ante urgencia de generar ingresos

Educación Integral

El coordinador del Observatorio de Universidades, Carlos Meléndez, explicó que, “desde que inició la crisis humanitaria compleja la deserción universitaria aumentó y no ha parado”. Estimó que entre 50 y 60 % de jóvenes se han retirado de sus carreras para dedicarse a trabajar.

Caracas. Oswaldo, de 26 años de edad, trabaja vendiendo chucherías y otros productos frente al terminal del Nuevo Circo, en La Hoyada. Últimamente lo que más vende son chocolates, pues tiene un amigo en una empresa que los fabrica y le vende más barata la mercancía que está por vencerse. Así, dijo, logra sacar algo de ganancia.

Mientras buscaba sombra, para refugiarse del solazo que ha pegado durante los días de marzo, contó que alguna vez soñó con ser contador, porque es bueno con los números. Se imaginaba en una oficina con aire acondicionado, hora de almuerzo y sueldo fijo.

De hecho, intentó cumplir su meta. Cuando se graduó del bachillerato, se inscribió en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) para estudiar contaduría. La institución capacita a estudiantes en distintas áreas mientras les paga un sueldo quincenal. Pero con ese dinero, Oswaldo solo cubría el pasaje diario entre Caracas y Santa Teresa del Tuy, en el estado Miranda, donde reside.

“No me alcanzaba para colaborar en casa y yo necesitaba hacer plata rápido”, relató. Por eso, terminó abandonando los estudios.

La situación económica obligó a Oswaldo a buscar en el comercio informal los ingresos para su hogar. Comenzó en un puesto de perros calientes y desde entonces trabaja por su cuenta, porque ahora prefiere ser su propio jefe.

Terminal La Hoyada comercio informal
Oswaldo vende chucherías en el terminal de Nuevo Circo, en La Hoyada. | Foto: Gleybert Asencio
Deserción estudiantil

Los resultados de la última Encuesta sobre condiciones de vida de la población universitaria de Venezuela, publicados en febrero, arrojaron que 59 % de los estudiantes consultados dijo que había pensado en dejar la carrera.

“La razón es que necesitan utilizar el tiempo que invierten estudiando en garantizar la sobrevivencia”, dijo a Crónica.Uno Carlos Meléndez, director del Observatorio de Universidades, que realiza estudios, análisis y difusión de información sobre las condiciones de la comunidad universitaria en el país.

Argumentó que desde que comenzó la emergencia humanitaria compleja, “la deserción universitaria aumentó y no ha parado”. Entre las causas, el sociólogo mencionó la necesidad que tienen los jóvenes de generar ingresos inmediatos para mantenerse, y el deseo de migrar en busca de una mejor calidad de vida.

El índice de deserción estudiantil es parte de las estadísticas que el Gobierno mantiene ocultas, afirmó Meléndez. La última memoria y cuenta del Ministerio de Educación Universitaria se publicó en 2015. La OBU, sin embargo, estimó que entre 50 y 60 % de jóvenes se han retirado de sus carreras para dedicarse a trabajar.

El experto expresó su preocupación por las consecuencias de este fenómeno: “la educación es un trampolín para tener una mejor calidad de vida. Entre mayor sea el nivel académico de la sociedad, mayores serán las oportunidades”. Agregó que “si la universidad no forma personal capacitado, para competir en la economía global, estamos destinados al subdesarrollo”.

En esa línea, la más reciente Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), que se publicó en marzo, destacó la necesidad de diseñar políticas públicas que logren “incentivar el acceso y permanencia en la educación superior” en el país.

La calidad del empleo

El sociólogo indicó que actualmente 56 % de los jóvenes venezolanos estudian y trabajan en simultáneo. Trabajan para costear sus estudios y aportar ingresos a la familia.

“De esos jóvenes, al menos 58 % trabaja de manera independiente o en el comercio informal bajo la figura de ‘emprendedores’, que es una forma de enfrentar la pobreza vendiendo tortas, ropa, etc. También muchos forman parte de la informalidad digital, un área que últimamente se ha ampliado bastante en el país”, detalló.

Entre dos intentos fallidos por estudiar —primero costura en el Inces y luego publicidad en la Universidad Antonio José de Sucre—, Natasha siempre buscó trabajar. Fue cajera, vendedora, y luego la contrataron como ejecutiva de cuentas en una agencia de publicidad. No obstante, contó que en la agencia la discriminaban y explotaban laboralmente por no tener un título universitario.

La joven, de 25 años de edad, ahora se describe como emprendedora. Elabora y vende joyería. Dijo que todavía desea estudiar diseños de modas, pero se trata de una carrera costosa. Aun así, no pierde las esperanzas de hacerlo: ahora para respaldar su faceta como trabajadora independiente.

Emprendedora Natasha Abache. Trabajo informal
A Natasha le apasiona el diseño y ahora elabora joyas para vender. | Foto: Natasha Abache

Para agosto de 2023, la Asociación de Trabajadores Autónomos, Emprendedores y Microempresarios calculó que al menos siete millones de personas trabajaban por su cuenta. Su presidente, Alfredo Padilla, declaró a Tal Cual que esto incluye a profesionales que prestan servicios a domicilio como enfermeras, mecánicos, además de jubilados que se ven obligados a buscar ingresos en el comercio informal.

Natasha y Oswaldo coinciden en que un empleo formal es significado de “explotación laboral” y un sueldo fijo pero insuficiente.

Dentro de una economía tan fracturada, Padilla mencionó que la solución sería “mejorar las expectativas salariales, reducir las exigencias tributarias en todos los niveles y eliminar las trabas burocráticas que impiden la formalización de negocios en empresas establecidas”.

De acuerdo a la Encovi 2023, en el país también urge desarrollar planes para el primer empleo, que incluyen políticas de aprendices y pasantías laborales, así como incentivos para el desarrollo de emprendimientos digitales.


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