Junta interventora HUC cesa funciones y con ella decreto que viola autonomía universitaria

Este lunes en medio de una protesta organizada por los estudiantes de Medicina de la Escuela Luis Razetti y de Enfermería, el director de Hospitales, Earle Siso, se acercó para, vagamente, dar su versión en torno al decreto que se dijo sería formado prontamente por el gobierno de Nicolás Maduro.

Caracas. El decreto elaborado por la junta interventora —que desde enero de este año ocupaba la dirección del Hospital Universitario— y con el cual se ponía en riesgo la docencia e investigación en materia de salud y la autonomía universitaria, según el mismo director de Hospitales, Earle Siso, ya no va.

Este lunes en medio de una protesta organizada por los estudiantes de Medicina de la escuela Luis Razetti y de Enfermería, Siso se acercó para, vagamente, dar su versión en torno al decreto que se dijo sería formado prontamente por el gobierno de Nicolás Maduro.

En medio de gritos y consignas en rechazo de parte de la comunidad ucevista, dijo: La academia no se negocia, el matrimonio es indivisible entre el hospital y la UCV. Eso jamás va a suceder, no se eliminará la autonomía universitaria.

Siso no aclaró por completo las entre líneas de ese documento que fue analizado la semana pasada en el Consejo Universitario y prendió las alarmas de los académicos.

Solo atinó a decir que no hay nada aprobado ni firmado. “Fue un papel de trabajo consensuado con la universidad, cómo vamos los que nos formamos en universidades autónomas a acabar con eso. Los estudiantes seguirán haciendo los estudios, aquí no hay ningún documento”.

La junta interventora que él preside se instaló en el HUC en enero pasado, luego de un apagón que causó la muerte de dos pacientes.

También por esa fecha los trabajadores denunciaban la pérdida del dinero que era para el pago de bonos navideños.

“Teníamos un lapso, teníamos que hacer un trabajo interno para reflotar el hospital, hay que hacer una inversión para recuperarlo, esa es parte justamente de la tarea de la junta interventora”.

Se le preguntó si en seis meses no pudieron hacer ese diagnóstico, y dijo “por supuesto que sí, se están haciendo los cálculos de infraestructura de insumos. El hospital no ha dejado de atender y justamente”.

Lo cierto es que, sin pena ni gloria pasó la junta interventora y vuelve la estructura originaria, la que establece el decreto de 1956 con los estatutos del consejo universitario, con la representación del decanato y del rectorado.

En estos momentos la situación del hospital es crítica. “Mientras estuvo esa junta siguieron los problemas. El agua llega hasta el piso 5, hay un solo ascensor, hay serias fallas en imagenología, hay escasez de insumos. La inversión que hay que hacer aquí es multimillonaria”, dijo el doctor Emigdio Balda, director de la Facultad de Medicina.

En su posición de académico, explicó que recibieron un documento de ley que minimizaba a la universidad con respecto al hospital. Cuando recibimos este documento, las alarmas se prendieron, lo llevamos a nuestras instancias, ante el rectorado y el consejo universitario, y lo analizamos. Nunca estuvimos de acuerdo. Este lunes, en este momento en una reunión del consejo consultivo, porque la junta interventora terminó el 18 de julio, se nos está informando que el decreto no va a ser firmado y que se deben hacer mesas de trabajo en unión con el rectorado.  Ese decreto como tal no iba a mejorar el hospital. Mañana notificaremos eso en el consejo de Facultad. Lo que queremos es que ayuden al hospital.

Reacciones al decreto

Vicente Señorili, actual consejero de la UCV, por su parte, dijo que se mantendrán en pie de lucha pues no van a aceptar que se desautorice el reglamento de 1965, acta 25.051, que establece que “nosotros como universidad tenemos el permiso para usar los espacios del hospital para nuestra formación”.

Por eso estamos aquí para reclamar, es un derecho adquirido y progresivo. No pueden llegar ahora a sacarnos, eso no lo vamos a permitir como estudiantes. Por otra parte, le hablo a Venezuela, pues el problema va más allá, esto pasa a ser un problema de salud pública. Si en algunos años no se toman medidas y esto pasa por debajo de la mesa, tendremos médicos que no están preparados, que no van a tener formación práctica dentro de un centro asistencial. Esto puede empezar aquí y correr a otros centros de formación, dijo Señorili.

Denunció que el documento establecía que ellos, como estudiantes, tendrían una quinta parte de la participación en la toma de decisiones. “Simplemente nuestras voces quedarían anuladas”.

1700 estudiantes de la escuela Luis Razetti se verían afectados con los cambios. “El sentido es claro: dar un golpe grave a la autonomía universitaria y no nos pueden arrebatar nuestros salones y afectar el plan académico”.

Heydi Pino, estudiante de Enfermería, también se pronunció. Si nos sacan, cómo vamos a formarnos. Este es un hospital de carácter universitario y ya no hay mucho personal. Trabajamos con las uñas. No hay insumos, estamos como si estuviéramos en tiempo de guerra, a veces no hay un catéter y eso trae complicaciones en la vida de los pacientes. Nuestro futuro es incierto. Aquí puede venir un cierre técnico.

La población de estudiantes de Enfermería, según Pino, antes era de 600 a 700. Actualmente, es de 250 a 300. La deserción se ha marcado en los últimos tres años.

El doctor Gustavo Villasmil se sumó a las reacciones y dijo que el profesorado no puede ser reducido a un salón de clases a enseñar Medicina con un pizarrón, retrocediendo más de 100 años en materia de reforma médica académica. “La reforma de Razetti estableció que las cátedras de clínica médica terapeuta tenían que tener sus sedes en los hospitales universitarios, esta casa fue diseñada para eso. Es jurisdicción y territorio de la UCV. Pareciera que este régimen ha perdido la capacidad de ver lo obvio, son ellos los que son invitados a esta casa, esta es la sede por excelencia. Esta casa jamás va a ser puesta en duda por personas que no tienen calificación ni técnica ni moral para tomar las medidas que estén relacionadas con el HUC”.

Consignas en contra de la gestión de la junta interventora iban y venían. Destacaban la falta de insumos. Tildaban de mentiroso a Siso, le pedían su salida y e incluso le recordaron una fiesta con garotas dentro del hospital, “mientras el recinto se cae a pedazos y se viola la autonomía universitaria”.

Siso recorría con la mirada las caras de los manifestantes. Y en menos de 7 minutos abandonó las declaraciones. Por ahora, entran en vigencia los antiguos estatutos y se establecerán mesas de trabajo para levantar la operatividad el Clínico Universitario y mantener la autonomía universitaria.


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