La inflación demolió la reconversión y el BCV multiplicó por 100 el billete de más alta denominación

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Un año ha pasado desde que el gobierno de Nicolás Maduro le quitó cinco ceros al cono monetario y el billete de mayor denominación en ese momento –Bs. 500– perdió tanto poder de compra que el BCV se vio obligado a emitir tres nuevas denominaciones. El nuevo billete más alto –Bs. 50.000– multiplica por 100 al anterior.

Caracas. Amparado en el Estado de Excepción y Emergencia Económica que ha sido extendido en varias ocasiones desde enero de 2016, la administración de Nicolás Maduro ordenó la reconversión monetaria que quitó cinco ceros al bolívar y que entró en vigencia el 20 de agosto de 2018, bajo la Gaceta Oficial N.° 41.446.

Para entonces ocho billetes y dos monedas componían el cono, que 10 meses después resultó ampliado con tres piezas más. El billete de máxima denominación cuando comenzó a regir la medida era de 500 bolívares, mientras que en junio de 2019 el lugar lo ocupó el de 50.000. El Banco Central de Venezuela (BCV) aseguró hace dos meses que la incorporación de billetes de mayor valor se debía a que buscaban “facilitar las transacciones comerciales”; sin embargo, en la cotidianidad de los venezolanos las operaciones se traban, las monedas son prácticamente inexistentes y el dólar cada vez gana más fuerza en una economía en hiperinflación desde finales de 2017.

Las cifras que controla el BCV sobre los billetes y monedas puestos en circulación tras la reconversión están disponibles hasta junio de este año. La unidad que lidera el índice es el billete de Bs. 500. En agosto de 2018 las piezas de Bs. 500 se ubicaron en 48.493,5, mientras que en junio de 2019 en 367.823.901,5, lo que representa un alza de 758.401,45 % en 10 meses.

A diferencia de los ocho billetes que componían el cono inicialmente, solo dos monedas de Bs. 0,50 y Bs. 1 fueron incluidas. Su rol desde el año pasado es casi imperceptible para la población, que ve cómo los bienes y servicios suben rápidamente por la inflación. En varios estados del país los billetes de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares fueron desechados por los transportistas en los primeros meses de la reconversión. A la fecha el pasaje en transporte urbano ronda entre 700 y 1000 bolívares.

La cantidad de monedas de 1 bolívar representan casi la mitad de los billetes de Bs. 500 que entraron en circulación en agosto de 2018, la cifra fue de 20.724,2 de acuerdo con los datos que ofrece el BCV en su página web. En junio de 2019, hasta la última data disponible, ingresaron 20.692,9; casi la misma cantidad que el año anterior.

La población proyectada al 30 de junio de este año con base al censo de 2011 del Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que la población venezolana es de 32.219.521, si no se incluyen los 4 millones de desplazados que registró la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en junio de 2019, el número de habitantes se ubicaría en 28.219.521. Una proyección con respecto al número de monedas de 1 bolívar que circularon en junio de este año muestra que la disponibilidad fue de 0,00073 monedas por persona. Una cifra que da entender porqué, desde que arrancó la reconversión, los venezolanos no se familiarizaron con ellas y algunos ni siquiera las han visto por primera vez.

Los ocho billetes que entraron en vigencia el 20 de agosto de 2018 fueron de: Bs. 2, Bs. 5, Bs. 10, Bs. 20, Bs. 50, Bs. 100, Bs. 200 y Bs. 500 y dos monedas de Bs. 0,50 y Bs. 1. Diez meses después, el 13 de junio de 2019, el BCV introdujo tres nuevos billetes de Bs. 10.000, Bs. 20.000 y Bs. 50.000.

Inflación

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN) calcula que la inflación interanual de julio 2018 y julio 2019 se ubica en 264.872,9 %. Economistas y diputados que componen el Parlamento reiteraron el mes pasado que pese a la desaceleración que muestra el indicador, desde febrero hasta julio (por debajo de 50 %), la nación continúa en hiperinflación.

Al cierre de 2018 la inflación se situó en 1.698.488,2 %, según ese organismo, mientras que los datos otorgados por el BCV la ubican en 130.060,2 %. La caída en el consumo es una de las causas que los analistas le atribuyen a la desaceleración de la inflación, no obstante, se mantienen pesimistas y sostienen que mientras no haya correcciones, en cualquier momento puede volver a subir. A diferencia de lo que reflejan los últimos meses, en enero 2019 la inflación se ubicó en 196,6 %, de acuerdo con el Banco Central, por encima de la que entregó la AN en 191,6 %.

La dolarización tomó más peso

La firma de análisis financiero Ecoanalítica reveló en junio de este año que 40 % de las transacciones que se realizan en Venezuela se pagan en moneda extranjera, un volumen ocho veces mayor al registrado en 2012. “En 2012 se estimaba que las transacciones en dólares no llegaban a 5 %, pero en la actualidad representan 40 %”, aseguró el economista Asdrúbal Oliveros socio director de Ecoanalítica, quien afirmó que ese volumen sigue creciendo.

Contracción de la economía y salario

El día de la reconversión, el sueldo mínimo se fijó en Bs. 1800, para ese 20 de agosto representaba unos 30 dólares en el mercado oficial; 12 meses después, equivale a 2,76 dólares, lo que representa una disminución de 90,8 %. Además, según la Comisión de Finanzas la economía se contrajo 43 % en un año.

Conseguir efectivo, una pesadilla que lleva años

La falta de efectivo no llegó con la reconversión. Es una pesadilla que viven los venezolanos desde hace años, cuando las autoridades buscaban sacar el billete de Bs. 100, al argumentar que era llevado de contrabando a la frontera colombiana para falsificar billetes. Desde entonces la población se las ingenia para obtenerlos.

“Aquí ya somos magos”, dice Abraham, un vendedor de correas de relojes. En su puesto improvisado luce un cartelito que dice: Hay punto de venta. A pesar de que una correa cuesta Bs. 5000, cuenta que la gente prefiere pagar por los puntos electrónicos para no salir del efectivo, lo que lo pone en aprietos para conseguir los pasajes y poder llegar a Caracas.

“Casi todos los días compro una caja de cigarro para tener efectivo. Me cuesta 20.000 bolívares y la pago por punto. Vendo los cigarros en Bs. 1000, no le gano nada, pero así tengo para pagar los pasajes. Yo no puedo ir al banco a perder horas, necesito trabajar”, expresa Abraham, quien vive en Los Valles del Tuy. Diariamente requiere Bs. 8000 bolívares en efectivo para trasladarse, debido a que toma unos tres autobuses para viajar hasta Caracas. El efectivo también es un bien preciado por el comerciante para adquirir harina de maíz precocida, por punto de venta le cuesta Bs. 15.000, pero si la paga en efectivo son Bs. 10.000. Abraham lleva la cuenta de su viacrucis y asegura que la guerra por los billetes empezó hace tres años, mucho antes de la reconversión.

“Con el remate hago el efectivo” 

Génesis vende maquillaje en una calle que está a pocos metros del Palacio Federal legislativo. Se abre el bolso que lleva amarrado a la cintura y bromea con que en Venezuela “hay bastante efectivo”, luego agrega “llevo meses reuniéndolo”. La mujer explica que los días que hay billetes en la calle es cuando los bancos pagan la pensión los 15 y 30 de cada mes. “Pero del 21 al 30 no hay vida”, dice.

La forma en la que consigue efectivo es con las ventas de remate que ofrece al público. Labiales en Bs. 5000 y polvos compacto en Bs. 10.000, este último en los locales tiene un valor que ronda los Bs. 25.000. La vendedora también considera que hay dinero cuando el gobierno asigna bonos a través del carnet de la patria. “Hay opciones, la misma gente te las da. Te preguntan ‘¿y cuánto si es en efectivo?'”, relata la mujer de unos 30 años, quien asegura que las ventas no van mal. En un mercado donde asegura que la gente busca cosméticos de imitación a un menor costo.

Quienes usan prestados los puntos de venta pagan una comisión de 10 % por cada transacción, sin embargo, es la mejor alternativa para los vendedores informales en una economía donde la población enfrenta sequía de efectivo. Puestos de café detallado, cigarrillos, frutas y verduras, ofrecen pagos electrónicos. En Venezuela no es necesario tener la infraestructura de un local para brindar este servicio. La puja por billetes ha generado que los tarantines improvisados se las ingenien para no perder clientes. Con o sin reconversión los venezolanos se las arreglan para llevar adelante las actividades cotidianas, como pagar un pasaje en transporte urbano o comprar un cambur.


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