En Venezuela al menos 60 % de las transacciones se realizan en moneda extranjera, unas en efectivo y otras de manera electrónica, lo que, sumado a la precariedad del transporte y servicios como electricidad e internet en la mayor parte del país, impiden que la nueva denominación tenga más efectos que simplificar las operaciones con seis ceros menos.

Caracas. Luego de meses prolongado una medida que pedían tanto la ciudadanía como los sectores económicos, el Banco Central de Venezuela (BCV) anunció la segunda reconversión monetaria en tres años que, según indicó en un comunicado, no solo le restará seis ceros a la moneda actual, sino que buscará impulsar la digitalización de la economía, premisa que mantiene Nicolás Maduro desde principios de año. 

Aunque el problema de fondo, según especialistas, sigue siendo la hiperinflación, que va rumbo a cumplir cuatro años consecutivos en el país y que pulveriza por completo, diariamente, el poder adquisitivo de la población. 

La medida, además, llega en un contexto con alta fragilidad económica del Estado, tras la caída de los ingresos petroleros y por años de desfalco y políticas económicas erradas, lo que a juicio del economista Luis Arturo Bárcenas explica por qué en lo que va de año las emisiones monetarias han disminuido.

Creo que la noción del bolívar digital, en este caso, va a apuntar un poco a que se va a tratar de digitalizar todo para no emitir efectivo y aliviar los costos del BCV o esconder la opacidad que hay en torno a cómo responde a la demanda de efectivo”, asegura.

Según cifras del Banco Central de Venezuela, en junio de este año circularon cerca de 250,4 millones de piezas de la ampliación del cono monetario (billetes de 200.000, 500.000 y 1.000.000 de bolívares), 33 % más que el mes anterior, aunque con un ritmo menor en comparación con mayo (54 % respecto a abril) y abril (211 % respecto a marzo).

La cantidad es equivalente a 133,9 billones de bolívares, pero el BCV estima que, para le fecha, solo Bs. 80,2 billones se encontraban en manos del público, cerca de 4 % del dinero que circula en la economía. 

Las emisiones monetarias han cesado, no solo por lo que se requiere de materia operativa, sino por los altos costos que ello involucra en cuanto a dotación y cantidad de billetes que tienes que emitir, el volumen que se requiere y por las ampliaciones del cono que tienen que estar haciendo”, explica Bárcenas.

Es por ello que, a pesar de que el comunicado del BCV asegura que la llegada del bolívar digital implicará su convivencia con el físico, pues además se anunciaron cinco nuevas denominaciones de billetes y una moneda, todo parece apuntar a que se profundizará en el avance de las transacciones digitales, con todo lo que conlleva.

Recientemente, el BCV informó sobre una nueva modalidad de transferencias interbancarias que permitirá hacer pagos inmediatos entre distintos bancos, a través del denominado Sistema de Liquidación Bruta en Tiempo Real (SLBTR), a diferencia de la habitual cámara de compensación que, por lo general, puede tardar hasta 24 horas en hacer efectivos los depósitos.

Bárcenas considera que la llegada del bolívar digital “puede estar relacionada” con ese anuncio y otros como la integración de los pagos móviles entre personas, de persona a comercio y de comercio a persona, pero que ellos tienen que ver, más bien, con la búsqueda del Gobierno por acelerar procesos y disminuir los costos en las transacciones que los ciudadanos realizan. 

“El bolívar digital y las transacciones electrónicas no tienen muchas diferencias, creo es exactamente lo mismo”, señala el economista de la firma Ecoanalítica, quien añade que la principal diferencia podría radicar en que se trate de digitalizar los pagos que en la actualidad, por distintas razones, se siguen realizando mayormente con bolívares en efectivo, como el transporte público.

Asegura que para que el bolívar digital funcione enteramente como sustituto del efectivo, debe abarcar todas las operaciones en efectivo que se hacen en Venezuela, situación que luce complicada en el corto y mediano plazo ante la precariedad del sistema de transporte, las fallas de conectividad y el auge de las monedas extranjeras, que en algunas regiones incluso desplazan por completo a la venezolana.

Hay operaciones que se hacen en efectivo, pero en divisas, y en ese caso el bolívar digital no tiene mucho que aportar porque serían mecanismos dirigidos a suplir los pagos en dólares, lo cual entra en contradicción con las limitaciones que ha impuesto el Ejecutivo, Sudeban y el BCV a la apertura y manejo de cuentas en divisas en la banca nacional”, explica.

Actualmente, según cálculos de Ecoanalítica, entre 65 % y 70 % de las transacciones comerciales en el país son hechas con monedas extranjeras, lo que deja al bolívar en un tímido tercio de las operaciones, limitado principalmente a pagos bajos y puntuales, como los servicios públicos, trámites y transporte. 

Además, Bárcenas concluye diciendo que, en sentido estricto, si bien se quiere dar una noción de que la llegada del bolívar digital traerá consigo una moneda nueva, su emisión, valor de uso y de cambio seguirá estando sujeto a las directrices del BCV.

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