Los tachirenses dan prioridad a preservar la comida y reponer gasolina

Tachirenses invierten un tercio del día para surtirse de gasolina

Los andinos se apresuran para rendir el tiempo y cumplir con diversas tareas en las seis o menos horas que tienen con luz cada día. Rostros cansados y trasnochados son la constante en la entidad. Temen que se complique aún más el paso por la frontera debido a las lluvias.

San Cristóbal. Entre 12 y 18 horas diarias dura el racionamiento de energía eléctrica en San Cristóbal y demás municipios de la entidad, tras el apagón nacional que mantuvo a oscuras a casi todo el país y que en el Táchira duró más de 56 horas continuas.

Los andinos se las ingenian para evitar que la comida se les dañe. Buscan amigos con plantas eléctricas que les permitan guardar algunos comestibles o salan los víveres para alargar su vida útil. Pero no es solo el tema de los alimentos lo que preocupa a los tachirenses. El suministro de combustible se ha visto aún más mermado tras el apagón.

Son pocas las estaciones de servicio que cuentan con planta eléctrica y las colas son interminables. El sábado 9 de marzo, cuando llegó la luz, en la parte alta de la ciudad se congestionaron las principales avenidas, pues todos querían llenar el tanque de sus carros.

Desde el jueves estamos sin gasolina y no sabemos cuándo se vuelva a ir la luz. No solo es para los carros, es para las plantas eléctricas que hay en la comunidad, dijo Fernando Contreras, quien hizo cola con su vehículo desde el jueves en la noche hasta el sábado.

Los habitantes de la frontera también se las han visto difíciles. Aunque estuvieron entre los primeros a quienes les llegó electricidad el sábado, desde el apagón han estado incomunicados, pues se han presentado interrupciones de los servicios de telefonía, incluyendo los teléfonos fijos de Cantv.

Algunas personas cuyo teléfono tenía chip de Colombia sí pudieron comunicarse y quienes pudieron pasar la frontera tuvieron la posibilidad de cargar sus teléfonos en La Parada de Cúcuta.

Lluvias pueden obstaculizar el paso por las trochas

A la lista de dificultades se añade que desde el viernes se han registrado inusuales lluvias en la entidad, incluyendo en la cabecera del río Táchira, lo que ha causado un aumento en el caudal que pone en riesgo a quienes deben transitar por las trochas, ya que los puentes binacionales se encuentran cerrados desde finales de febrero.

Los trocheros —quienes guían a los transeúntes por las trochas—, en vista de la situación, han improvisado puentes artesanales hechos con madera, zinc y demás materiales a fin de facilitar el paso por el río. Sin embargo, esto representa un peligro potencial para quienes atraviesen el caudal.

Esta mañana había gente pasando por el puente y no nos hicieron caso cuando les dijimos que se fueran por el medio. Para que todos pasaran caminaban por las orillas, por lo que el puente se volteó y hubo gente que cayó en el río. Muchos perdieron comida y pertenencias, dijo un trochero que ayudaba a las personas a pasar por el puente artesanal.

Los viajeros se encontraron con la noticia de que el puente internacional Simón Bolívar se encuentra abierto para casos especiales. Es decir, está habilitado para quienes padezcan alguna enfermedad y deban pasar al otro lado, aunque en ese caso deben presentar informe médico. También para los niños que estudian en el vecino país y quienes deban adquirir medicinas.

Los habitantes esperan con ansias la apertura de total del tramo, pues de comenzar a crecer el río la vida de muchas personas correría riesgo, tal y como quedó demostrado hace unos meses cuando varios transeúntes perdieron la vida en ese río tratando de cruzar por las trochas cuando el río estaba crecido.


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