Mayoría de la población joven que tiene VIH e indígenas están en pobreza laboral extrema

Pobación Joven- VIH

Según el estudio elaborado por Acción Ciudadana Contra el Sida y Amavida 44,2 % de la población objetivo, aunque es económicamente activa, “ni trabaja , ni estudia”. El término pobreza laboral extrema, en el caso de los encuestados, se asocia al hecho de que 74,1% posee un nivel de instrucción medio, y apenas 18,1% tiene un título universitario.

Caracas. Un estudio elaborado por las ONG Acción Ciudadana Contra el Sida y Amavida reveló que de 532 jóvenes (hasta 28 años) encuestados y que están en condición de vulnerabilidad, 98 % perciben sueldos o ingresos que no superan los cinco salarios mínimos nacionales o menos 1,90 dólares diarios, los que los ubica, de acuerdo con los parámetros de la Organización Internacional del Trabajo, en pobreza laboral extrema.

De esta población objeto, los subgrupos LGTBI, con VIH+ e indígenas son los más afectados por las desigualdades de los programas sociales, muchas veces inexistentes.

El estudio diagnóstico sobre la situación laboral de personas hasta los 28 años en condición de vulnerabilidad social que residen en Venezuela, a cargo del investigador Renato Cerullo, arroja resultados que permiten en algunos casos corroborar, y en otros complementar, las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, Encovi, sobre la actividad económica de la población joven: cerca de 28% de los jóvenes están desocupados.

Para el mismo se tomó como referencia a jóvenes de ambos sexos, entre los 18 y 28 años, de escasos recursos económicos, que vivan con VIH, pertenecientes a poblaciones LGBTI o indígenas y que residan en 13 estados del país: Apure, Aragua, Bolívar, Carabobo, Distrito Federal, Lara, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira y Zulia.

En lo que respecta a la magnitud de esta población, el único marco de referencia oficial del que se dispone se encuentra en la proyección poblacional quinquenal que aporta el Instituto Nacional de Estadística, INE, desagregada por grupos etarios.

Según estos datos, el sector entre los 18 y 28, calculado a nivel nacional para el año 2020, alcanzaría la cifra de 5.938.193, distribuida en 2.907.470 mujeres (48,9 %) y 3.030.763 hombres (51,1 %).

En total, se recolectaron 532 encuestas, en un período que abarcó desde septiembre hasta diciembre de 2018.

De esas entrevistas que se analizaron durante 2019, muchas de las cuales llegaron con retraso a las organizaciones civiles por las fallas de luz y de Internet en varios de esos estados, se destaca que 47,4% de los jóvenes que estaban desocupados, a pesar de registrar una media de edad de 23 años, no se encontraban tampoco estudiando durante el período de referencia de la investigación.

Situación que empeora en 2019, según dijo Cerullo durante la presentación de los resultados este miércoles 12 de febrero, precisamente en el Día de la Juventud.

El término pobreza laboral extrema, en el caso de los encuestados, se asocia al hecho de que 74,1 % posee un nivel de instrucción medio, y apenas 18,1 % tiene un título universitario.

Del total (532), 28,28 % (150 personas) son LGTBI; 11,8 % (63) tienen VIH; 23 % (121) declaró tener conocidos o familiares con VIH y 3,6 % son indígenas (19).

Con respecto al subgrupo representado por los que viven con VIH, su edad promedio está en 26,2 años en el caso de los hombres y 24,8 en las mujeres.

En este segmento de la población joven, el nivel de pobreza extrema laboral alcanza a la totalidad de ambos sexos.

En lo que concierne al grupo indígena que manifiesta vivir con VIH, a los investigadores les resulta llamativo que, debido a que representan 3,6 % de la muestra, en esa condición alcance 6,3 % y la mayoría corresponde a casos del sexo masculino.

Otra cosa que reconoce la investigación encabezada por Cerullo es que, cuando pertenecen a pueblos indígenas y tribales, o por su orientación sexual e identidad de género y VIH/Sida, son víctimas de recurrentes acciones discriminatorias.

Comunidad LGTBI

La caracterización de este subgrupo recae fundamentalmente en la orientación sexual expresada por hombres y mujeres (1 9% gays, 4 % bisexuales, 4 % lesbianas y 1 % pansexuales –persona que siente inclinación erótica-afectiva por las personas independientemente de su sexo, identidad de género u orientación sexual); más que en la identidad de género (apenas 1,5 % se definen como transgénero y 1,3 % como intersexual –persona que tiene características físicas tanto femeninas como masculinas).

En el total LGBTI, el porcentaje de extrema pobreza laboral alcanza 98,6 %. En el caso de los hombres esta cifra asciende a 100 %, mientras que en las mujeres representa 94,3 %.

Un dato relevante es cuando Cerullo habla de la población desconectada. Que son aquellos que siendo económicamente activos (44,2 %), ni trabajan ni estudian.

Esto hace suponer que las actuales perspectivas de trabajo y salariales que ofrece actualmente el mercado venezolano no resultan atractivas, destacó.

Cabe decir, además que el estudio arrojó que más de la mitad de las personas tienen ingresos por la vía de ayudas gubernamentales, bonos o misiones. Aun así, viven con extrema precariedad.

Las intenciones de quedarse o de migrar también se incluyeron en las encuestas. 30 % de la población económicamente activa, así como 35 % de los ocupados y 47 % de los desocupados, reconocieron haber estado en plazas de trabajo temporal en el extranjero.

Básicamente todas las subpoblaciones consultadas decidieron emprender temporalmente una vida laboral paralela en otro país, en su mayoría informal.

A la vez, más de las tres cuartas partes mostró indecisión o una determinación negativa con respecto a emigrar definitivamente.

“Por tanto, cobra mayor relevancia impulsar acciones orientadas a políticas y programas de formación para el trabajo y el fomento de iniciativas para el emprendimiento empresarial”, recomendó el investigador, al tiempo que sugirió visibilizar más los temas relativos a las condiciones sociales de la juventud.

Durante la representación, que se hizo ante docenas de organizaciones defensoras de derechos humanos, Regina López, representante de Onu-Sida en Venezuela, tomó un derecho de palabra para agradecer los datos hechos públicos.

Insistió en la opacidad informativa desde el Estado. “Hemos tenido innumerables peleas para que den cifras y estos datos nos muestran una realidad que nos permitirán hacer proyecciones de planes y soluciones”.

Por su parte, Cerullo resaltó que lo recopilado no es para hacer proyecciones sobre el total de la población venezolana y su entorno, debido a la segmentación del estudio. Pero de igual manera, abre camino al panorama de empleo juvenil, expectativas y sustentabilidad de estos venezolanos. Como, por ejemplo, estabilidad residencial (la mayoría de la población objeto vive con sus padres); descendencia y posibilidades de manutención.

En conclusión, buena parte de la población joven entrevistada dijo estar en condiciones laborales precarias, haber sufrido discriminación, acoso y hostigamientos por el solo hecho de tener diversidad sexual. Por ello, un alto porcentaje ocupa empleos informales, en peluquerías y call center. Otros se quedan en sus hogares.


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