El jefe de servicio de Ginecología, doctor Gonzalo Miller, señaló que el director, Mario Laya, no acepta las donaciones y por tanto las cirugías electivas están suspendidas desde hace 15 días.
Caracas. “El director no deja que se operen los pacientes cuando los familiares o los doctores traemos los medicamentos. Él no acepta la ayuda, no entiende que los hospitales estamos en crisis. Se niega a la ayuda humanitaria, pareciera que está esperando que se nos caiga el hospital”, destacó el doctor Miller, jefe de servicio de Ginecología.
La mañana de este miércoles, obreros, trabajadores, médicos y pacientes se reunieron en las afueras de la emergencia del hospital José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia —única entrada disponible por órdenes de la directiva— para quejarse por la situación dramática que atraviesa el centro de salud y solicitar al director Mario Laya su renuncia, pues consideran que durante su gestión desmejoró notablemente el servicio.
Actualmente, solo se realizan operaciones de emergencia y se le brinda atención primaria a los heridos por armas de fuego. Los médicos contaron que deben realizar las intervenciones bajo riesgo por no contar con los instrumentos totalmente esterilizados. A las personas hospitalizadas deben enviarlas a hacerse los exámenes rutinarios en los laboratorios cercanos por la falta de reactivos.
Un cementerio de máquinas, camas y colchones
Crónica.Uno ingresó a las instalaciones del hospital Los Magallanes de Catia para constatar las denuncias expuestas por los trabajadores y pacientes. Se evidenció el deterioro en las instalaciones, la falta de luz, la suciedad en las paredes y pisos, a causa de la falta de productos de limpieza y agua —la carencia del vital líquido puede durar hasta ocho días—; lo que obliga a quienes se encuentran en los pisos superiores a almacenarla en botellas de plástico para facilitar el aseo personal.
Este hospital, tipo IV, fue definido por los trabajadores como un “cementerio de máquinas, camas y colchones”. Hay servicios como el de Rayos X que tienen más de 10 años sin funcionar. Muchas de las habitaciones están clausuradas por no contar con el servicio de luz y en otros casos porque les falta la grifería de los baños.
“No hay medicamentos, no hay absolutamente nada de los que necesitamos los pacientes, por mi lado he conseguido varios de los medicamentos que necesito, pero por orden del Director no me permiten ingresarlos al hospital, porque para ellos es de procedencia sospechosa. Tengo tres meses esperando una cirugía por falta de insumos y cuando los consigo, me dicen que no”, contó Miguel Velásquez, paciente de Neurocirugía, cuyas afecciones de la columna se profundizaron y perdió la fuerza de sus piernas con el pasar de los días.
Los pacientes de Medicina Interna se quejaron por el tamaño de las raciones de los alimentos. A esto se suman las protestas en el servicio de Obstetricia por la falta de fórmulas para alimentar a los recién nacidos.
Por otro lado, los internos agradecieron la labor que realiza el personal de la institución, quienes a su juicio trabajan con las uñas para brindarles la atención adecuada.
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Los trabajadores destacaron la importancia de ofrecer un servicio de calidad a los pacientes, pues temen que mueran de mengua. Le exigieron tanto a la directiva interna del hospital como a la ministra Luisana Melo, la dotación de insumos para sacar adelante el trabajo. Camareras y enfermeras se sienten expuestas a las bacterias por la falta de guantes y desinfectantes.
La protesta estuvo acompañada por Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación Venezolana de la Salud (Fetrasalud), quien señaló que la situación en los hospitales de todo el país es caótica sobre todo en los artículos de limpieza, hecho que no solo pone en riesgo la salud de pacientes sino también de los empleados y los visitantes. “No hay responsabilidad por parte de las autoridades ministeriales en solventar la crisis”, sentenció.
Fotos: Miguel González
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