Ministerio de Salud manda a retirar tres marcas de sal comestible por no pasar normas sanitarias

En un comunicado que salió del Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria se informa que los productos Mina de Oro, La Perla, Sal Península y La Gema no son aptos para consumo, pues los establecimientos donde las fabrican “no reúnen las condiciones mínimas requeridas para su funcionamiento ni dan cumplimiento al acervo normativo de Sal Comestible.

Caracas. Del Servicio Autónomo de Contraloría Sanitario del Ministerio de Salud salió la Orden 00045, la cual informa que cuatro marcas de sal: Mina de Oro, La Perla, Sal Península y La Gema, no son aptas para el consumo humano.

El alerta que firma el ingeniero Omcar Galias Caldera, en el cargo de director general del servicio desde julio de 2018, se basa en inspecciones higiénico-sanitarias que determinaron que los establecimientos fabricantes no reúnen las condiciones mínimas requeridas para su funcionamiento ni dan cumplimiento al acervo normativo de Sal Comestible, pues no garantizan la inocuidad del producto y atentan contra la salud pública.

Por tal motivo, dice el comunicado, no se encuentra autorizada la comercialización en todo el territorio nacional de esos productos.

Insta a realizar de forma inmediata las actividades de vigilancia y control respectivos como comiso definitivo de los productos, así mismo levantar los procedimientos legales a que haya lugar.

sal

José Félix Oletta, ex ministro de Sanidad, señala que permanentemente en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social –usa un nombre que se le dio al de Salud en época de la cuarta república– se hacía el control químico para el consumo humano.

Las empresas, en ese entonces, estaban obligadas a enviar muestras para su análisis, entre las que se hacía la dosificación de yodo, elemento fundamental para prevenir el bocio endémico.

Luego, dijo, se daba información periódica de estos resultados y se multaba a las empresas que incumplían las normas nacionales. “Desde hace más de 10 años no se publica información y en este caso (hace referencia la alerta del 23 de enero) no se especifica la razón por la que se da la alerta. Un ejemplo más de la opacidad de información”.

A estas marcas de sal se suman otras que han llegado de países que también requerirían pasar por los procesos y la revisión de las normas sanitarias del Instituto Nacional de Higiene, ente que en agosto de 2019 emitió una alerta sanitaria en la que destacaba con letras rojas que se estaban comercializando “cremas dentales fraudulentas con riesgo para la salud”. En esa oportunidad se trató de Colgate en cuatro presentaciones.

Luego de esa resolución que determinó que esas muestras tenían contaminación microbiológica y ausencia de fluoruro, la venta de “cremas fraudulentas” siguió sin control.

Lo mismo pasa con alimentos que se expenden en la calle, todos importados, cuya cadena de tránsito y comercialización se desconocen.

Tales productos son más económicos y las personas, en vista del poco poder adquisitivo, los adquieren y consumen. Sin embargo, por la forma en la que se exhiben en los anaqueles, formales e informales, pareciera que no han pasado por los debidos controles sanitarios.


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