A paciente con VIH-Sida y tuberculosis le negaron ingreso en Los Magallanes

VIH-Sida

El enfermo estuvo una semana tirado en una camilla, a mitad de un pasillo, hasta que los encargados del Servicio de Medicina Interna decidieron aplicarle tratamiento de manera ambulatoria

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. “Mi hermano presenta una tuberculosis resistente y necesitaba hospitalización para el tratamiento. Pero en el hospital de Los Magallanes de Catia, donde es paciente regular por tener VIH-Sida, le negaron la cama sin importarles la gravedad del caso. Estuvo una semana tirado en una camilla en medio de un pasillo y al final me lo llevé a la casa”.

Gustavo Pérez, abogado, habló por su hermano de 28 años, quien desde hace dos años fue diagnosticado VIH Positivo. “Él siempre se ha visto en el hospital José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia. Allí recibe su tratamiento. Pero su sistema inmunológico a veces está débil y es víctima de enfermedades oportunistas, como en este caso que le dio tuberculosis resistente”.

Esta tuberculosis es aquella que no responde como mínimo a la isoniazida ni a la rifampicina, los dos antituberculosos más potentes.

La causa de la resistencia son la mala gestión de tratamiento y la propagación de persona a persona.

La mayoría de los casos se curan con una estricta observación y con un régimen terapéutico de seis meses. Por ello el  Programa de Tisiología lo remitió para su hospitalización urgente.

“Sin embargo esos parámetros no se cumplieron. La jefa del Servicio, Trina Navas, fue indolente. Nos decía que había no agua. Ella es la especialista y debía solucionar el caso. Sin importar las complicaciones que pudiera tener mi hermano lo mandó para la casa, que se pudra allí y que se contamine a todo el mundo. Yo puedo tener algunas medidas de higiene, pero no soy infalible y no tengo entrenamiento para suministrar medicinas. Él tenía que estar aislado”, dijo.

Mauricio Gutiérrez, vocero de la agrupación Colectivos en Positivo y secretario nacional de Asuntos Lgbti de UNT, denunció que hubo negligencia en este caso. “La doctora Navas actuó con total impunidad y amparada por el silencio del director y del Defensor del Pueblo, a quien se le mandó hasta por las redes sociales información de lo que estaba pasando. Incluso el ministro de Salud, Henry Ventura, quien en su momento como diputado utilizó de plataforma propagandística la promulgación de la ley para la protección del derecho a la no discriminación de las personas con VIH-Sida, debe garantizar que en sus hospitales atiendan de manera digna y oportuna a todas las personas”, acotó.

Pero en este caso no valió la ley ni un hermano abogado que llevó la denuncia a la Fiscalía y agotó todas las vías administrativas, hasta llevar un amparo al TSJ.

“Igual me tocó hablar con una amiga enfermera para que me ayudara a colocarle el tratamiento. Tengo que lavar todos los utensilios de la casa y exponerlo a la comunidad. Sé que no es solo él. Hay otros pacientes en iguales condiciones, vi morir a uno. Aquí no se les está dando asistencia a estos pacientes y las autoridades sanitarias permanecen en silencio”, señaló Pérez.

Las estadísticas oficiales dicen que hay 44 mil personas en el ámbito nacional recibiendo tratamiento.

En el caso del servicio de Infectología de Los Magallanes de Catia allí se ven entre 15 a 27 personas por día, según el médico Carlos Pérez. La mayoría de escasos recursos económicos.

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