David se resuelve como parquero y tiene muchos problemas en su casa. Uno de ellos, es que desde hace cinco años no recibe agua potable por las tuberías. La única opción que tienen es usar agua de lluvia para beber, limpiar, cocinar y bañarse.

Caracas. “De esta esquina hasta la otra es mi territorio”, así se distribuyen las calles de Caracas los parqueros informales. Con la conocida frase “tranquilo, que yo se lo cuido” atienden a los clientes que estacionan en la calle. A cambio, algunos piden una colaboración y otros prefieren establecer una tarifa para garantizar que los carros van a estar intactos.

David García, de 24 años de edad, trabajaba en una panadería en Petare antes de ser parquero. Para ese entonces ganaba sueldo mínimo y su esposa ya estaba embarazada de su primer hijo. El dinero no alcanzaba. Cuando vivían en un barrio cercano a la avenida Libertador, un compañero le asomó la idea de cuidar carros en Sabana Grande. Al notar que necesitaba incrementar sus ingresos decidió aceptar.

Ahora, David vive en Filas de Mariche y usa todos los días un chaleco, un pito y un cono para “velar” porque los carros que se estacionan en su cuadra no sufran ningún robo. Aunque sueña con que en algún momento pueda tener un trabajo formal que le permita mantener a su familia, considera que este es un mecanismo para sobrevivir de la crisis.

En un día puede hacer 200.000 bolívares, pero una buena parte debe dársela a funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que pasan diariamente a cobrar.

Nos preguntan por qué estamos estacionando tantos carros,  por qué cobramos y la única manera de que se vayan sin problemas es dándoles plata. Esos no se pelan un día para venir, a veces pasan hasta tres veces, relató David.

Cada quien tiene su territorio, nadie se mete en el espacio del otro. David comentó que en la avenida Francisco Solano es más costoso estacionarse según la cercanía a los sitios de interés de la zona. Sin embargo, aseguró que él prefiere “cobrar” lo que a las personas “les salga del corazón”, que generalmente van desde 20.000 bolívares, dos dólares o paquetes de comida. 

“Como los malandros saben que nosotros estamos aquí entonces no se acercan a robar”, afirmó David e indicó que desde que está en el sector nunca ha tenido que presenciar una situación irregular. Eso sí, solo cuidan hasta las 7:00 p. m. porque más tarde “la cosa se pone fea” y “es mejor evitar exponerse”. 

Foto: Luis Morillo.
Agua de lluvia

Al volver a casa, David tiene otras preocupaciones. Una de ellas es que desde hace cinco años no recibe agua potable por las tuberías. La única opción que tienen es usar agua de lluvia para beber, limpiar, cocinar y bañarse. Esta situación ha provocado que junto con su esposa tengan un sarpullido en la piel que no han podido tratarse por falta de dinero.

La segunda opción para abastecerse de agua cuando pasan muchos días sin llover es comprando pipotes de agua a 60.000 bolívares a un camión que pasa cerca de su casa. Además, debe trasladarse hasta José Félix Ribas para adquirir una bombona de gas en 70.000 bolívares. Cuando vas sumando todo, más las cosas de los niños, la comida y el pasaje, te das cuenta de que no tienes ni medio para darte un gusto, lamentó.

“Prefiero cuidar carros que ser malandro”

Ismael González, de 26 años de edad, tiene cuatro años trabajando de parquero en Sabana Grande. Con el tiempo se ha ganado la confianza de los trabajadores de los locales cercanos e incluso algunos “clientes fijos” le dan hasta 30.000 bolívares diarios.

Ante el cansancio de tener que mediar diariamente con la policía hasta lograr acuerdos económicos, Ismael confesó que habló con presunto un funcionario importante que suele almorzar en un restaurante de la zona para que lo ayude a disminuir la cantidad de dinero que debe dar. Yo sé que eso no está bien, pero tampoco está bien que la misma policía sea la que nos quite nuestro dinero, justificó.

En Petare vive con su madre, su esposa y sus tres hijos. A pesar de que “no hace una millonada”, prefiere mantener este oficio antes de dedicar su tiempo por un salario de 450.000 bolívares, o “simplemente ser malandro”. Antes de ser parquero trabajaba como personal de limpieza en una escuela ubicada en Petare.

Foto: Luis Morillo.
Personas solidarias

Hasta cinco dólares ha recibido Aníbal José en Los Palos Grandes por cuidarle los carros a los empresarios de la zona y en día “malo” consigue 150.000 bolívares.

Aníbal vive en una habitación en el barrio La Bombilla de Petare y paga tres dólares mensuales en la casa que comparte con cuatro familias más. Para cocinar debe ponerse de acuerdo con sus compañeros y cada quien tiene la comida apartada.

Hay gente que ya me conoce hasta el punto que me dejan la llave de la moto o carro para que se los organicen en la calle.

Aunque nunca ha presenciado un robo, Aníbal contó que el primer sábado de enero de este 2020 se llevaron una moto en esa cuadra, a su juicio, porque ningún parquero estaba cuidando en el lugar. Igualmente, dijo que es muy común que en las calles solitarias del sector remolquen los vehículos.

Aníbal duró ocho años trabajando en una empresa de electricidad y se retiró porque no podía cubrir sus necesidades mínimas. Durante su paso como parquero en los Palos Grandes le han ofrecido empleos como mesonero, panadero y de limpieza. “Prefiero quedarme aguantando sol, pero yo sé que aquí gano bien”. 

De acuerdo con la ordenanza número 007-19 que regula la convivencia ciudadana en el Municipio Chacao, específicamente en el capítulo IV del tránsito y la circulación de vehículos y personas, artículo 39 y numerales 17 y 26 se prohíbe cualquier actividad que afecte la circulación y seguridad del tránsito, al igual que no se puede reservar espacios de la vía pública con fines comerciales.

En este sentido, según la información suministrada por la dirección de Comunicaciones y Relaciones Institucionales de la Policía de Chacao a Crónica.Uno, todo ciudadano que  incurra en estos actos será sancionado con una multa de 60 a 120 UT, o a realizar algún trabajo comunitario.


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