Personal de enfermería del Hospital Universitario de Maracaibo es atacado por ratas

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Un aproximado de mil dólares ha gastado la familia de Rachel Zambrano, una enfermera del HUM contagiada con leptospirosis. El personal de enfermería del centro de salud más grande del Zulia denunció que a diario se registra al menos un ataque. Los roedores, incluso, han mordido a pacientes.

Maracaibo. Mantenerse alerta se ha convertido en la premisa del personal de salud que labora en el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM). Quienes trabajan en ese recinto sanitario ahora no solo deben cuidarse de contraer la COVID-19; un nuevo factor de riesgo se sumó a sus preocupaciones, y no es otro que el constante ataque de las ratas, con las que conviven hace más de cuatro años.

Las quejas del personal de enfermería y pacientes que hacen vida en el (HUM) son constantes. “Ayer otra vez las ratas se comieron mi almuerzo”, soltó una enfermera que labora hace más de 10 años en el centro de salud más grande del Zulia.

Entre 2019 y 2020 se registraron varias protestas del personal de salud de la institución, las condiciones de insalubridad, falta de insumos e infraestructura son el reclamo constante. Hania Salazar, presidenta del colegio de enfermería del estado, aseguró que el problema de saneamiento se ha profundizado, al punto de que “los roedores se están adueñando de los hospitales”.

Rachel Zambrano tiene 21 años y es enfermera del HUM. Está viva de milagro, según sus familiares. Ella se contagió de leptospirosis el pasado 15 de enero, tras ingerir su almuerzo. 

Ella fue a comer y dejó la taza destapada unos minutos, la rata pasó por encima de su comida, pero ella no vio nada raro y comió. Le dio un fuerte dolor de cabeza, pero, como había estado de guardia 24 horas, pensó que era el cansancio; después empeoró”, dijo un familiar que prefirió el anonimato.

Los días siguientes, la joven enfermera del área de nefrología siguió con malestares. Dolor en las piernas y brazos, estómago, costillas y fiebre. Sus familiares decidieron llevarla a una clínica, pero la remitieron al Universitario porque era necesario ingresarla en la Unidad de Cuidados Intensivos. Rachel estaba séptica.

Aquí no querían ingresarla, porque decían que no tenía criterio para UCI. Cuando finalmente la ingresan deciden intubarla y ahí pasó ocho días. Ella nos pidió que no la lleváramos al Universitario porque allí no había nada, pero no hubo opción porque el seguro médico que tiene no le cubría la UCI. Ciertamente aquí piden todo”, comentó el familiar.

Recursos escasos

Gasas, alcohol, macrogoteros, antibióticos, solución, inyectadoras y agua potable son parte de los insumos que le han pedido a la familia Zambrano para mantener a la enfermera en el HUM.

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Las ratas, afirman las enfermeras, están en todas las áreas del hospital. Foto: Cortesía

“Los ocho días que estuvo en la UCI nos pedían a diario cinco anestésicos, y cada uno costaba 75 dólares. Hemos gastado un poco más de mil dólares. Gracias a donaciones, el apoyo de la familia y sus compañeros lo hemos logrado”, relató. Sin embargo, el familiar contó que la mamá de Rachel tuvo que vender su nevera, el televisor y otros electrodomésticos de la casa para poder sostener los gastos.

El pasado 16 de febrero la joven salió de cuidados intensivos. Ahora está esperando los resultados de la tercera prueba de leptospirosis. Restan al menos tres semanas para su completa recuperación; no obstante, igual que otros cuatro compañeros, Rachel no volverá a su trabajo, tiene miedo de morir la próxima vez.

Por ahora sigue recibiendo tratamiento. De cuatro antibióticos que necesita, el hospital solo le da uno. También, a su corta edad, lucha con cuadros depresivos, cansancio y dolor.

Esta semana una enfermera del octavo piso del área de medicina interna se sorprendió cuando llegó la hora del almuerzo. Una rata se había comido su lonchera, le hizo un hueco a la tapa de la taza que contenía su almuerzo y se la comió.

Las ratas también ruñeron el uniforme de la enfermera y otros alimentos de sus compañeros.

Aquí hemos visto cómo las ratas muerden a los pacientes de pie diabético, en el peor de los casos, las extremidades más delicadas; es una situación terrible y nadie dice nada”, comentó un trabajador del hospital.

“En los pisos octavo y el noveno del Hospital Universitario de Maracaibo tenemos las evidencias de cómo están afectando los roedores a nuestro personal de enfermería que trabajan 24 horas. Están conviviendo con ellas (ratas) en el área de descanso, donde el personal guarda sus alimentos, su agua, incluso la ropa”, denunció Hania Salazar.

Una realidad que se repite

Salazar fue contundente: “El problema de saneamiento afecta a todos los hospitales. En el año 2016-2017 denunciamos que el Hospital Central albergaba gatos, y cuatro años después sigue habiendo gatos, pero también hay perros, roedores, cucarachas y chiripas; eso es lo que invade nuestros hospitales y la razón es la falta de saneamiento”.

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Personal afirma que las ratas rompen sus uniformes y envases de comida, lo que ocasiona casos como el de Rachel. Foto: Cortesía

La representante del gremio exigió a los entes gubernamentales de la región hacer una fumigación masiva en cada uno de los centros de salud del estado.

“Nos preocupa que nuestros profesionales se enfermen por los roedores. Más allá del déficit que hay en la salud, ahora nos complicamos aún más con esta situación. Necesitamos evitar la propagación de los roedores en las áreas de trabajo”, dijo Salazar.

Para Salazar, mantener limpias y estériles las áreas de servicio es una tarea titánica en la que el personal de enfermería participa llevando productos de su casa, como cloro, desinfectante y agua. Sin embargo, asegura que el personal obrero también es deficiente.

“Los hospitales deben ser zonas estériles en todas las áreas para evitar la propagación de bacterias en los servicios, sobre todo en áreas como quirófanos, diálisis y hospitalización. Podemos observar que generalmente se usa el mismo equipo (coletos, escobas) para la limpieza de todas las áreas, eso está prohibido por la OPS, donde se establecen las normas para el aseo hospitalario. Así que esas normas no se aplican en los establecimientos de salud”, dijo.

Asepsia cero

La representante del gremio de enfermería en el estado enfatizó que las normas de higiene y esterilización de los centros hospitalarios, tal y como lo especifica la Organización Mundial de la Salud, no se cumplen.

“La esterilización de todas las áreas y limpieza que se debe hacer por norma todas las semanas, en todos los servicios y áreas, no se hace por falta de personal, agua y productos de limpieza. Las únicas áreas que se ven medianamente limpias en los hospitales es la entrada y la planta baja, pero el saneamiento no se cumple en el resto. Las salas sanitarias, donde se albergan más las bacterias por el excremento y otros desechos que no son drenados por la falta de agua son el punto crítico”, aseveró Salazar.

Insistió: “Eso se repite en todos los hospitales, no hay uno que pueda decir que es un hospital modelo, abandonaron los hospitales y aquí tenemos el resultado, un riesgo de salud extremo”.

Medidas rudimentarias

En lo que va de año, cinco enfermeras del Hospital Universitario de Maracaibo han sido suspendidas por infecciones urinarias, según las cifras del colegio. La razón es que las salas sanitarias de este y otros hospitales, como el Central, el Chiquinquirá y el General del Sur, no están aptas para su uso.

Tanto el personal como familiares y pacientes deben ingeniárselas para hacer sus necesidades.

Hania Salazar confesó que en el caso del HUM la situación es crítica.

“Los pacientes tienen que defecar en cajas de cartón porque no hay baños. Pasa en el Hospital Universitario y en otros hospitales. Tengo evidencias donde nuestros profesionales nos han reportado que, si les toca trabajar 24 horas y sus salas sanitarias no están en condiciones, ellos tienen que buscar el método artesanal para poder hacer sus necesidades”, denunció Salazar.

Hasta la fecha, el colegio de enfermería del estado Zulia no tiene cifras de renuncias formales, pero la falta de personal en los centros hospitalarios públicos del estado pasó de 50 % en 2020 a 70 % en 2021, de un total de 5000 agremiados, según Hania Salazar. Es decir, que solo 30 % está laborando actualmente en la región de manera intermitente.


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