Protestan en Guayana porque “no puede decidirse por 56.000 trabajadores entre cuatro paredes”

Los trabajadores de las industrias básicas anunciaron que continuarán las protestas que mantienen desde hace 39 días hasta que haya claridad acerca de sus salarios y beneficios contractuales, que sienten vulnerados por el ministerios de Industrias y Producción Nacional, que maneja Tareck El Aissami.

Ciudad Guayana. Eduardo Bello recordaba en la mañana de este jueves, en la Plaza Monumento a la CVG, en Puerto Ordaz, que lo que pasa ahora es peor a lo que él y otros sidoristas vivieron en agosto de 2014, cuando el Gobierno, luego de varios días de protestas, les impuso un contrato colectivo que no tuvo la convalidación del secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Similares (Sutiss).

¿Por qué es peor? Porque hoy el régimen de Nicolás Maduro lo impone no solo a los sidoristas, sino también a más de 50.000 trabajadores de las empresas básicas de Guayana.

La acción concreta se hizo pública este miércoles, cuando la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, y los titulares de los ministerios de Industrias y Producción Nacional y de Trabajo, Tareck El Aissami y Eduardo Piñate, firmaron un acuerdo de aumento salarial.

Hasta allí todo parece estar en orden, salvo por dos detalles: el primero, que no estuvieron los secretarios generales de los sindicatos de las empresas básicas (salvo Pedro Perales, de Sutralum; Wilfredo Flores, de Suprobaux, y José Gil, de Sintralcasa).

El segundo detalle es el que más desconcierta a los trabajadores: hasta este jueves no sabían en qué consiste el acuerdo salarial firmado en Caracas. Por eso continuaron protestando en las calles de Puerto Ordaz. Tal y como lo hacen desde hace 39 días.

“Estamos en la misma incertidumbre desde hace 39 días y de esto nos enteramos por las redes y por VTV. Eso es un desastre total y nos demuestra que la teoría es muy bonita, pero la realidad nos arropa y nos destruye”, dijo Omar Serrano, trabajador de CVG Refractarios.

Turbiedad a la orden

Un trabajador de las empresas básicas gana “584 bolívares”, según precisa Oswaldo Febres (quien tiene 28 años de servicio en Venalum), algo que, como apunta, le alcanza para comprar “un cartón de huevos o un kilo de queso”.

La turbiedad del nuevo acuerdo lo tiene a él y a todos los trabajadores con dos incertidumbres: cuánto van a ganar ahora y qué pasará con los beneficios de sus contratos colectivos.

“Los que firmaron ayer, que vengan a Guayana y traigan los acuerdos. Si firmaron algo bueno, deberían estar aquí estos voceros. Hasta ahora ni una nota de voz hemos recibido al respecto”, añadió Febres.

“No hay HCM, no hemos escogido regalos para los muchachos, no hay para las clínicas. Ni siquiera hay botas ni ropa. En Sidor no hay nada. Lo que hay son unos garimpeiros que están metiéndose y robando”, apuntó Bello.

William Hernández, secretario de Trabajo y reclamos de Sutracarbonorca, advirtió que las protestas continuarán durante esta semana y durante el tiempo que haga falta. Cesarán cuando haya claridad acerca de los acuerdos firmados.

La reunión de ayer fue de unos compañeros que tienen secuestrados los beneficios laborales y sindicales. ¿Por qué no están los secretarios generales de los sindicatos? Lo que se firmó ayer debería estar avalado por ellos. No fuimos llamados. No se puede decidir por 56.000 trabajadores entre cuatro paredes”, criticó.

Oyendo a todos, sin embargo, Miguel Eckar, secretario de cultura y propaganda de Sintralcasa, discrepó y aseveró que todas las opiniones se quedaron cortas: para él, lo que hoy ocurre es el  “golpe de Estado sindical más grande de la historia de Venezuela y de Latinoamérica. Nos queda ir a la vía de recurso de amparo constitucional”. Luego, todos se fueron a marchar.

Foto: Cortesía William Urdaneta / Correo del Caroní


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