El hijo adoptivo de Carmen Dolores Hernández se encuentra detenido por presuntamente haberla matado. Vecinos contaron que vieron que el joven, de aproximadamente 22 años, iba todos los días a la casa a dormir, cuando ella ya estaba muerta.

Caracas. Por cerca de cuatro días los vecinos de la torre B-2 del Conjunto Residencial Los Samanes, en Los Chaguaramos, estuvieron percibiendo un olor fétido que emanaba del apartamento 42, en el piso cuatro.

Pero fue la noche de este jueves 16 de marzo que decidieron llamar a funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quienes llegaron al sitio y junto con miembros del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) entraron al apartamento de Carmen Dolores Hernández Hernández, de 70 años, y la encontraron muerta.

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Le habían dado múltiples puñaladas y, de acuerdo con los vecinos, su cuerpo estaba en proceso de descomposición desde hace aproximadamente ocho días. Sin embargo, a su hijo adoptivo, Jesús, lo seguían viendo en el edificio con una actitud bastante normal, como el muchacho de siempre, entrando y saliendo del apartamento, a veces con algunos objetos que posteriormente vendió.

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“La conserje de mi edificio lo vio la mañana del jueves y mi esposo lo vio la semana pasada, me dijo que no le gustó su mirada. Él seguía yendo al apartamento y ella ya estaba muerta”, contó Blanca Manrique, vecina de otra torre.

Carmen Dolores había adoptado a Jesús en Barinas, desde los cinco días de nacido. Lo crió y le dio la mejor educación, pero según el testimonio de una vecina muy cercana a ella, el joven de aproximadamente 22 años siempre presentó problemas de conducta e incluso con las drogas. Por eso fue enviado a rehabilitación en Hogares Crea, en Barquisimeto, estado Lara, y este año salió.

“Tenía como dos semanas llamándola pero no me atendía, me parecía raro. A ella no le conocíamos más familia, solo ese muchacho”, contó. Además agregó que la madre biológica del joven también consumía drogas, incluso cuando estaba en período de gestación.

Su conducta casi siempre era violenta y la madre adoptiva no escapaba a su temperamento agresivo: anteriormente había intentado atacarla también con un cuchillo. Desde ese entonces, Carmen tomó la decisión de enviarlo a un centro de rehabilitación.

Maltrato psicológico

La mayoría de los vecinos del Conjunto Residencial Los Samanes, en el sector Valle Debajo de Los Chaguaramos, se enteraron del homicidio por la presencia de los periodistas.

Quienes no tuvieron miedo de hablar sostuvieron que Carmen Dolores poco conversaba con los vecinos, era muy hermética y una mujer bastante corpulenta.

Rosa Vivas, vecina de otra torre, indicó que su hijo jugaba desde pequeñito con Jesús y ella siempre le vio una conducta que no era muy normal. Solía hablar con la mirada hacia el piso y con yemas de los dedos pegadas unas con otra, como formando un triángulo con las manos.

Su mamá lo maltrataba psicológicamente porque él no era como el resto de los niños. De hecho, en una reunión la estuvimos aconsejando, porque ella quería hacer bien su papel de madre, pero siempre le recriminó a su hijo que no era como el resto”.

Jesús se encuentra detenido, pues la noche del jueves 16 de marzo lo capturaron cuando llegaba a dormir al apartamento. El cadáver de su madre tenía varios días en la vivienda.

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Los residentes más allegados a la víctima fueron este viernes 17 de marzo hasta la sede de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) —empresa de la que Carmen era jubilada— con la esperanza de que les dieran algún dato de un familiar con el que pudieran ir hasta la morgue de Bello Monte a retirar su cuerpo.

“Nos da tristeza que tenga que ser enterrada en una fosa común por no tener un familiar que retire su cadáver. Tenemos la cédula de ella porque en algún momento participó en alguna actividad de vecinos, fue casualidad”, soltó una residente que no se identificó.

El carro marca Daewo de la víctima se encontraba en el estacionamiento del edificio. Los vecinos agregaron que al conjunto ingresan a hurtar repuestos de los carros y que es primera vez que sucede un homicidio en ese lugar.

Fotos: David Rondón y Yohana Marra


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