Promovido por el exgobernador Aristóbulo Istúriz como la gran solución al transporte público entre Barcelona y Puerto La Cruz, a cuatro años de su puesta en funcionamiento solo queda un cementerio de autobuses como recordatorio de un proyecto a medio construir. Los usuarios tienen ahora que pagar un nuevo monto por el pasaje en unidades en condiciones deficientes.

Barcelona. Los ciudadanos de la zona norte de Anzoátegui celebraron hace cuatro años, no sin cierto escepticismo, la puesta en marcha del servicio de Bus de Tránsito Rápido (BTR). Algunos, sin embargo, consideraron que por fin serían tratados como ciudadanos de primer mundo, con un servicio de transporte eficiente sin los apretujones, ruido y abusos frecuentes en el transporte público convencional.

Implementado durante el período como gobernador de Aristóbulo Istúriz e inaugurado por Nicolás Maduro el 19 de noviembre de 2015, a pocos días de las elecciones parlamentarias, el también conocido como sistema Transanzoátegui Cacique Cayaurima se promovió como una joya.

Según Istúriz, las paradas del BTR estarían climatizadas; además, contaría con personal para la seguridad y asistencia de los usuarios y el cobro del servicio se realizaría de forma electrónica. La espera para tomar un autobús no sería mayor de 20 minutos, puesto que 60 unidades cubrirían el trayecto de 33 kilómetros entre su salida desde el Mercado Campesino de Barcelona y la redoma de Guaraguao en Puerto La Cruz.

El usuario Rafael Valdez resume en una frase el nivel del servicio que se presta hoy en el BTR: “Es lo mismo que montarse en un autobús de la Intercomunal, pero con la diferencia de que algunos tienen aire acondicionado”.

El equipo de Crónica.Uno realizó el recorrido en una de estas unidades y constató que el servicio está muy lejos de ser aquella promesa de calidad que Istúriz promocionó con orgullo.

Autobuses sin aire acondicionado y con los vidrios rotos y sucios, con los pisos destrozados, atestados de gente hasta más no poder. Un “promotor” (colector) vocea: “Avancen hacia el final del pasillo, todos se quieren ir”.

Transanzoátegui
Las condiciones de las unidades de Transanzoátegui dejan mucho que desear. Foto: José Camacho.

El pasaje se sigue pagando en efectivo y no hay rampas para pasajeros con discapacidad. Esas fueron algunas de las condiciones que se apreciaron durante el trayecto, cuya duración fue de casi una hora.

Los únicas instalaciones razonablemente conservadas son las 15 estaciones o paradas principales. Aunque quedaron a medio construir, son espacios que se mantienen limpios.

En la parada de Boyacá (sector Tronconal) la Alcaldía de Barcelona junto con una empresa de reciclaje instalaron bancos, hechos de material reciclado, para hacer la espera un poco más llevadera. No obstante, esperar un bus, sobre todo en horas de la noche, puede ser riesgoso en la estación ubicada en el sector Chuparín de Puerto La Cruz, donde el alumbrado es poco y la zona se presta para robos al no contar con presencia policial.

Hoy, sin previo aviso, aumentaron el pasaje y mira como están estas unidades, cochinas es poco. Uno tiene que esperar hasta una hora para que llegue un autobús y poder trasladarse. Estoy consciente de que si quieres un buen servicio tienes que pagar lo justo, pero esta gente cree que subsidiando todo van a poder mantener un servicio que a todas luces se ve que cuesta, indicó el panadero Luis Liendo.

Antes del aumento a 240 bolívares, que entró en vigencia el lunes pasado, la tarifa en el BTR era de 40 bolívares, un precio conveniente para quienes en el sistema tradicional tienen que pagar hasta 500 bolívares por pasaje.

“Es accesible, pero ha desmejorado muchísimo: los pisos están llenos de pegoste y tierra, ya la gente no respeta ni los asientos azules. Se supone que esos autobuses son para prestar un servicio, pero yo he visto como los usan para llevar gente a las marchas y uno aquí se quema con el sol”, comenta Virginia Rosas mientras espera la unidad en la parada del Crucero de Lechería.

Esta estación no estaba prevista en el recorrido original y se estableció luego por ser un lugar céntrico para muchos usuarios. Junto a la del Mercado Campesino de Barcelona, son las únicas que no cuentan con una estructura para que los usuarios esperen la llegada del bus articulado y su posterior embarque.

En números

La cuenta de Instagram de la Empresa de Producción Social EPS Transanzoátegui, encargada de gerenciar el servicio, indica que el sistema BTR transporta diariamente 150.000 pasajeros en sus cuatro líneas, cifra que no varía desde finales de 2018 cuando fue publicada por vez primera.

Esas 150.000 personas son trasladadas en las 20 unidades que están activas al día de hoy, muy lejos de las 60 que prometió Istúriz, las cuales iban a cubrir solo la demanda de pasajeros generada por la Línea 1, que hace el trayecto entre Barcelona y Puerto La Cruz y que en la actualidad solo cuenta con 11 tractocamiones.

El resto está distribuido así: cuatro cubren el trayecto de la Línea 2 que va desde la estación de transferencia de Molorca hasta la población de San Diego en Puerto La Cruz, tres transportan pasajeros en la Línea 3 que parte desde Molorca hasta el barrio El Viñedo de Barcelona y dos trabajan en la ruta 4 que va desde Guaraguao hasta Guanta.

Mientras los usuarios sostienen que la flota de buses es muy poca, en los estacionamientos del Complejo Deportivo Simón Bolívar de Barcelona hay un verdadero cementerio donde más de 100 buses, de todos los tamaños y modelos, esperan ser rehabilitados para entrar en funcionamiento.

Transanzoátegui
Un centenar de autobuses espera por reparaciones. Foto: José Camacho.

El equipo de Crónica.Uno tuvo acceso al taller y constató que hay personal trabajando, pero la cantidad y el estado de los vehículos supera toda labor emprendida por los mecánicos.

En el usuario de Instagram @epstranzoategui, Dilio Marcano, presidente de la empresa, indicó que se emprendió un programa de recuperación de unidades, sin detallar cuántas han sido puestas en servicio. A la par de ello se muestra el terraceo de un terreno ubicado en la ciudad de Barcelona, donde se edificará el taller de reparación de unidades de Transanzoátegui.

Ya ese cementerio de autobuses va para dos años y cada día llegan más. A esos carros les sacaron la chicha y ahora no tienen como mantenerlos. Se están perdiendo ahí mientras la gente tiene que hacer maromas para llegar a su casa porque con esta crisis tampoco hay mucho transporte en la calle”, dijo Édgar Pérez, quien trabaja en el complejo Simón Bolívar.

Los usuarios accedieron a pagar el nuevo costo del boleto para trasladarse desde Barcelona hasta Puerto La Cruz. Sin embargo, instaron a quienes regentan la empresa a mejorar las condiciones de las unidades.


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