“Uno se pregunta a quién le toca el turno de morir en el J. M. de Los Ríos”

a quién le toca el turno de morir

De los 29 niños en riesgo, 20 (entre ellos estaba Giovanny, fallecido el pasado lunes) necesitan urgentemente el trasplante. Ahora son 19, pero las garantías deben ser para los 29, pues las recaídas no avisan y menos en circunstancias en las que son atendidos en un hospital donde no hacen laboratorios especializados y al que está llegando sangre para las transfusiones sin la serología completa.

Caracas. La muerte de Giovanny Figuera, de 7 años, ocurrida el lunes 6 en horas de la mañana, generó angustia a los papás de los otros 29 niños con condiciones críticas del servicio de Hematología del J. M. de Los Ríos.

Giovanny murió esperando por un trasplante de médula ósea. Su diagnóstico, leucemia linfoblástica aguda de alto riesgo, podría haber mejorado con esa intervención. Falleció luego de un paro cardíaco. Sus valores estaban muy bajos y sus papás buscaban por todos los medios las medicinas para estabilizarlo.

Dos meses tenía hospitalizado y todos en la unidad eran su familia. Los médicos, las enfermeras, pero sobre todo, los otros niños, compañeros de cuarto, y sus papás. Así que su fallecimiento los no solo tristes, sino angustiados.

En él, que luchó tanto a su corta edad, ven reflejados los rostros de Cristina, de Elvis, de Félix, de María, de Zabdiel, de Erick, de Jerson, de Miguel, de Juan, de Jeiderberth.

Niños que sufren talasemia, leucemia, anemia drepanocítica, linfoma, aplasia medular, anemia falciforme y que con urgencia necesitan que se reactive el convenio que la Fundación Simón Bolívar (adscrita a Citgo, filial de Pdvsa) mantenía hasta enero de este año con el hospital español Sant Joan de Déu, y en donde hasta marzo quedaban 9 niños trasplantados.

Mario Barrio, uno de los papás que este viernes en horas de la mañana participó en un rosario en honor a Giovanny y para pedir por la salud del resto de los niños, dijo sentirse muy triste.

Su hija, Cristina, está en la lista: Nos preguntamos a quién le toca el turno ahora. No vemos solución a nuestros casos, no se concreta nada. Ella lo que más desea es que se le haga ese trasplante. Su condición es crítica. Además de la talasemia, tiene lupus. Y producto de las transfusiones tiene una sobrecarga de hierro que le genera mucho dolor, para lo cual no hay calmante que valga. La talasemia se la controlamos con el tratamiento, pero las afecciones por el lupus son impredecibles y con mucho dolor.

En estos momentos el hospital les está dando prednisona. Pero el medicamento para controlar la sobrecarga de hierro, de nombre comercial Jade, desde septiembre del año pasado no lo reciben. Los niños ahora sufren de muchas dolencias articulares.

Además, no hay reactivos para los exámenes que requieren. Y mientras su papá estaba en la iglesia María Inmaculada, ubicada en la avenida Andrés Bello, su mamá buscaba recursos para unos exámenes, cuyo costo no logra cuantificar por lo caros que son.

Mario y su esposa cada tres semanas traen a Cristina desde Charallave. Usan el ferrocarril y el Metro. Ella se mueve en andadera y no puede subir escaleras, así que ambos la cargan. Esa rutina la repiten cada vez que tienen que ir al J. M., no solo al servicio de Hematología, sino a Nefrología, Endocrinología, Cardiología e Inmunología.

Como él dice, no es fácil. Tienen pocos recursos y han invertido todos los ingresos, ahorros, prestaciones y los bienes inmuebles en la salud de su hija más pequeña.

El pasado 9 de abril, las mamás y los papás alertaron sobre su emergencia. El 25 de abril, el gobierno les estaba diciendo que no había dinero y que por culpa del “bloqueo” no se reactivaba el convenio.

Según la organización Prepara Familia, en los últimos seis meses han fallecido 8 niños. El último de ellos, Giovanny. Sus padres dicen: el cáncer no espera.

La mamá de Jeiderberth, Wendy González, repite las palabras de su hijo: “Mamá tengo miedo”.

Ella con lágrimas en los ojos enuncia a Dios permanentemente. En él tiene puestas todas sus fuerzas y ve una pronta recuperación de su hijo. Es la segunda recaída que tiene, la tercera vez que está en fase de quimioterapia. Mientras ella también participaba en el rosario, su temperatura era de 39, de 40, tenía las plaquetas bajas y sus células inmunes en 0.

Ese pronóstico no espera. Ya le recomendaron hacer aquí un trasplante de médula ósea de 50 %, con mucho riesgo. Tendría que llevar hasta el cloro en el momento de la intervención, pero si es por el bien de Jeiderberth, “no lo dudaría”.

Ella compartió el cuarto de hospitalización con Giovanny. Su hijo de 8 años no sabe que falleció. Le ha dicho que está de alta. “En nombre de Jesús mi hijo saldrá limpio y sano.

De los 29 niños en riesgo, 20 (entre ellos estaba Giovanny) necesitan urgentemente el trasplante. Serían 19 los primeros en ser beneficiados, pero las garantías deben ser para los 29, pues las recaídas no avisan y menos en circunstancias en las que son atendidos en un hospital donde no hacen laboratorios especializados y al que está llegando sangre desde el Banco Municipal de Sangre para las transfusiones sin la serología completa.

En estos momentos, todos los pacientes de esta unidad tienen hepatitis C y es por la sangre, según informó Khaterine Martínez, directora de Prepara Familia, quien asiste, no solo moral, sino con donaciones a los niños del J. M. de Los Ríos. Sus papás y mamás, de nuevo, piden un milagro.


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