No están haciendo mamografías, tomografías ni braquiterapias. No tienen quimioterapias, las colocan solo si los pacientes las llevan.

Caracas. Los trabajadores del hospital oncológico Padre Machado, ubicado en El Cementerio, están alarmados. Dijeron que están sufriendo un paro técnico en todos los servicios, situación que se evidencia incluso en la atención mensual de pacientes: de tener a finales de 2017, 5600, a la fecha están viendo aproximadamente 3200 personas.

Y todo por la falta de insumos, de medicinas, de equipos y de personal. Lo que se está viendo en el resto de los hospitales: escasez por todos lados, lo vemos en nuestras consultas, dijo un trabajador.

Los testimonios que se reflejan en esta nota se recogieron este lunes 19 de febrero, dentro de las instalaciones del hospital.

Los declarantes, entre los que hay médicos, enfermeras y personal administrativo, pidieron que no se publicaran sus identidades pues temen represalias de parte de la Dirección, gerenciada desde hace tres meses por el director de Hospitales, Divis Antúnez.

Denunciaron que en este puesto asistencial no hay bolsas de sangre y que las personas que están programadas para recibir una operación tienen que llevarlas.

Las compran en el Banco de Sangre o en el Centro Médico. Las consiguen en 2,5 millones de bolívares y a veces tienen que traer tres unidades de 500 cc. Además, les piden formol. Les dicen, cuando les dan las indicaciones para la intervención, que deben traer ese insumo. Es necesario para que los puedan operar, pues aquí no hay para la conservación del material de patología. No hay alcohol, no hay parafina para fijar, no hay gasas, no hay material para hacer las historias. De hecho, están paralizadas las consultas por primera vez de mama, precisamente, porque no hay con qué hacer las historias. A la gente le estaban entregando el formato para que le sacaran copia. Afuera cuestan  3500  bolívares y aquí mucha gente viene solo con el pasaje en el bolsillo.

En el servicio de laboratorio este lunes 19 solo estaban haciendo orina y glicemia. Ni siquiera hematología completa. En el departamento de imagen, los únicos exámenes que hacen son Rayos X de tórax. No las imprimen porque no hay láminas y los médicos o las ven por la red interna o tienen que ir al servicio a revisarlas directamente de la máquina. Los cortes congelados, un análisis intraoperatorio para determinar si se extrajo completamente el tumor en la primera cirugía, tampoco está en funcionamiento; el departamento de Archivo opera en condiciones de hacinamiento y en las paredes se observa mucha humedad.

Hay dos tomógrafos nuevos, de paquete, y está funcionando uno solo con ciertas limitaciones, pues no tiene capacidad para hacer contrastes, a menos que el paciente lleve el material.

El mamógrafo —en un hospital donde una de las especialidades con mayor demanda es la consulta de mamas— no funciona desde hace dos años. La gente se hace ese estudio por fuera. Aquí han llegado pacientes con facturas que llegan al millón de bolívares y cuando se hacen una tomografía contrastada pueden gastar hasta 24 millones de bolívares, cuando eso se hacía en este hospital.

Cuando los pacientes llevan sus donantes de sangre, el banco solo está en capacidad de hacer dos pruebas, VIH y Hepatitis, las otras cinco los familiares deben hacerlas en laboratorios privados. Les dan un tubito con la muestra de sangre y ellos la llevan para su análisis. Una vez comprobados los resultados, la sangre está lista para su uso hospitalario.

Esa medida la tomaron terminando enero y comenzando febrero. “Dieron esa opción, y así es como se está manejando con los pacientes el tema de la sangre”.

Y por si fueran pocas las calamidades en este oncológico, dependiente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) no terminan ahí. La sala de quimioterapia, ubicada en el piso 2, luce completamente vacía. Este lunes una sola paciente estaba recibiendo tratamiento.

Y eso es porque ella trajo las quimios. Aquí no hay. Antes esa sala estaba full y ahora de 34 a 40 pacientes que se recibían al día, solo nos llegan dos y es por lo que te dije, ellos traen sus dosis. Pero, además, no tenemos antibióticos de amplio espectro, como el Unasyn, no hay yelcos. Los insumos llegan intermitentes al hospital. Muchos exámenes tienen que hacerlos por fuera. Tienen que venir con sus pruebas de hematología, urea y creatinina, pues aquí no se están haciendo.

Hace una semana, la sala de quimioterapia se puso en funcionamiento, luego que permaneciera cerrada por 15 día por fallas en el aire acondicionado. Las personas fueron remitidas al hospital Domingo Luciani, de El Llanito, dependiente del IVSS.

Ya tenemos como dos años que la Radioterapia va de mal en peor. Y eso es en el ámbito nacional. El Padre Machado y El Llanito son los únicos centros que tienen abiertos estos servicios. Estamos luchando con los pacientes. Y no es que la demanda haya aumentado. Es igual, sucede que los centros están deteriorados y no los reciben.

En el Padre Machado, solo por la Radioterapia pasan 12 personas a la semana por una máquina, pero la deficiencia la tienen en la braquiterapia, para la parte de Ginecología. Desde hace más de tres años que ahí no se hace esa práctica, que consiste en colocar radiación en el cuello uterino para atacar el cáncer.

Al equipo le falta la fuente de iridio. “Y según nos ha dicho el director, no tienen el dinero para comprarlo”, refirió un trabajador.

Algunas enfermas son referidas al Guárico o a Maracay. Pero, en general, en estos momentos la radioterapia está trabajando no con la evolución tecnológica que se requiere, sino que la remontaron al año 1990, cuando los estudios se hacían en 2D.

A todo ello se suma la fuga de talento, médicos, enfermeras, físicos y técnicos. El malestar y el desánimo en los trabajadores es un común denominador. Los bajos sueldos, el que no tengan material para trabajar, que no consigan transporte para ir luego a sus casas les está llenando el vaso de agua. Hablan en el anonimato, pues muchos tienen años de servicio que no quieren tirar por la borda.

Ni siquiera podemos ir directamente a plantear una queja al director. Nos dicen que lo hablemos con el coordinador. Vemos con preocupación que aquí lo que hay es un cierre técnico.

Foto: Mabel Sarmiento


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