Los choferes dicen que tienen varios años trabajando a “pérdida”. La parada principal está dentro de la UCV, por ende, transportan muchos estudiantes a diario, pero perciben un subsidio por parte del Ministerio de Transporte de solo Bs. 5000 mensuales.

Caracas. La línea de transporte Unión Central Clínico, que traslada pasajeros desde las cercanías del Hospital Universitario de Caracas (HUC) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), hacia dos puntos de la ciudad —Plaza Venezuela y el terminal Río Tuy— actualmente trabaja con menos de 15 unidades al día, cuando hace menos de tres años la organización tenía al servicio de los usuarios una flota de 50 autobuses.

Eulice Hernández es el presidente de esa organización desde hace dos años, pero trabaja como chofer de esa línea desde hace un cuarto de siglo. El conductor relató cómo ha desmejorado el servicio que ofrecen principalmente a los estudiantes de la UCV y personas que acuden al HUC.

Nos quedan 22 unidades, pero cuando se logra reparar una, otra tiene alguna falla y se para. Esto es un declive total. Conseguir los repuestos da ganas de llorar. Hay un compañero que tiene parada su unidad en un estacionamiento desde diciembre porque: o no consigue los cauchos o cuando los consigue son muy caros, comentó Hernández desde la parada principal de esa línea frente al centro de salud de la UCV.

Los choferes se las han ingeniado para rendir la vida útil de los cauchos ya desgastados.

Todas las unidades usan seis neumáticos. Cuatro en la parte trasera y dos en la delantera, y tienen tres tamaños: rin 20, rin 750,16 y rin 819,5, pero debido a la escasez del artículo, varias camionetas han tenido que remendar los cauchos ya desgastados. Así, optan por usar un pedazo de otro neumático ya inservible que se lo coloca alrededor de uno más grande y se llena de aire, la presión hace que esta pieza permanezca en el sitio.

Encauchar un autobús cuesta por lo mínimo un millón 500.000 bolívares; cuando son los más pequeños, porque si son rin 20, cada uno puede llegar a costar un millón de bolívares, dijo uno de los choferes.

Hay camionetas que usan cauchos rin 16, que son para camionetas particulares y además están muy lisos.

Las quejas de los profesionales del volante eran innumerables, también hablaron del servicio de frenos, al que dedicaron una misma impresión: “muy costoso”. El cambio de aceite es otro martirio, pues “el año pasado para esta fecha costaba 800 bolívares el litro, hoy supera los 5000 bolívares, y hay que hacerlo cada 20 días o un mes como mucho”, dijo otro conductor. Incluso pequeñas piezas como tornillos, bujías, y cables, pueden llegar a pasar los 200.000 bolívares.

Al tener su principal parada dentro del campus, transportan al menos 100 alumnos al día —según Hernández— que pagan 50 bolívares de pasaje, cuando el precio de la tarifa es de 150 bolívares. También se montan adultos mayores y personas con discapacidad que están exoneradas de pagar ese monto. De acuerdo con el presidente de la Línea, en enero del año en curso, durante mesas de trabajo que sostuvieron varios transportistas de Caracas con el Ministerio de Transporte, acordaron que “para mantener un autobús, el pasaje debería estar por el orden de los 600 bolívares, pero sabemos que nadie va a pagar esa cantidad”, señaló.

Dicen los conductores que el precio del pasaje no es suficiente para mantener los autobuses.

Luis Cárdenas, chofer de la línea, dice que el subsidio que reciben mensualmente por el cobro del pasaje estudiantil es de 5000 bolívares, monto que no le alcanza ni siquiera para comprar un litro de aceite, que debe cambiarle mensualmente a uno de los siete filtros que tiene su autobús.

Más de 10 unidades se paraban en el lugar para montar pasajeros, y ninguna escapaba a la respectiva falla registrada por el ojo de su chofer, que al bajarse no vacilaba en mentar el “dineral” que tuvo que gastar en reparaciones. Cada una tenía como mínimo un caucho liso, lo que supone un riesgo para transportistas y usuarios.

Hace unos siete años, con un día de trabajo se reunía el dinero para comprar un caucho, ahora hay que trabajar un mes y si logras reunir el dinero, no se consigue el neumático, o alguien te lo vende pero demasiado caro. Estamos trabajando a pérdida desde hace varios años, relató Hernández, quien tenía su autobús en un estacionamiento cercano a la UCV, al igual que otras cinco unidades que están paradas solo porque les faltan cauchos.

Los conductores arreglan las cauchos por su cuenta porque sino la reparación, dicen que es “más costosa”.

De la inseguridad tampoco están exentos. Comentan que son víctimas del hampa dos o tres veces por semana, “más que todo se montan a robar en la avenida Bolívar”, donde están ubicados varios urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela.

A las 5:30 a. m., los choferes ya tienen estacionados los autobuses en la parada de la UCV. Hace dos años hacían guardias hasta las 10:00 p. m., pero la delincuencia les cambió la rutina. Si bien cumplen en lo posible el turno diurno, la noche solo les alcanza hasta las 7:00 p. m., por seguridad.

Fotos: Luis Miguel Cáceres.


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